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La nueva aberración en Loma Bonita: Luciano pretende sindicalizar a sus allegados, entre ellos su hija Luciana y su novio

El Piñero

Redacción El Piñero

Loma Bonita, Oaxaca.- Los días comienzan temprano en Loma Bonita, pero la ciudad, más que por el cantar de los pájaros o el bullicio matutino, está siendo despertada por un rumor corrosivo: el edil Luciano Sánchez, popular por sus desaciertos gubernamentales y políticos, pretende “sindicalizar” a seis de sus allegados, entre ellos su hija y su novio. 

En las entrañas del Ayuntamiento, los ecos de esta maniobra orquestada por el alcalde Luciano Sánchez Gama se comentan en los pasillos con una intensidad que raya en lo inverosímil. Se trata de una pretensión que trasciende lo anecdótico para pintar un retrato de ambición desmedida.

Los sindicalizados del Sindicato Mártires de Río Blanco, una organización que ha sido testigo de las mareas de poder en esta pequeña ciudad del norte de Oaxaca, han comenzado a levantar la voz. Dicen que el edil, un hombre conocido más por sus accidentes políticos que como gobernante, planea insertar a seis de sus allegados en posiciones clave dentro del sindicato. Seis personas, seis nombres que ahora flotan en las conversaciones de la clase política piñera.

Entre los seleccionados por Sánchez Gama no solo figuran empleados cercanos, sino también nombres que llevan su propia sangre. Su hija, Luciana Sánchez León, su yerno, Francisco Nava Reyes, y otros fieles al círculo cercano del poder municipal: Henry Shonka Velazco, con la estirpe de la eterna empleada del Ayuntamiento, Sofía Velasco; Edgar Martínez Hilario de recursos humanos, Jessica Valerio de comunicación social, y Rosa Isela Meza, novia del secretario particular del alcalde, su sobrino.

Los sindicalizados, por su parte, no son ajenos a este tipo de tácticas. Sus recuerdos los llevan a la administración de Raymundo Rivera, quien, en su tiempo, también intentó mover las piezas del tablero a su favor. Pero, como en todo buen drama, la historia nos ha enseñado que el poder no siempre tiene la última palabra. Bajo la sombra del extinto Felipe Reyes Álvarez, un hombre que aún vive en la memoria de muchos, los trabajadores lograron desmantelar maniobras similares.

Los sindicalizados están levantando la guardia, dispuestos a no dejarse doblegar por las amenazas, aunque el precio sea alto: la posibilidad de perder el aguinaldo, ese ingreso vital en tiempos de austeridad.

Es aquí, en el crisol de la pequeña política local, donde la ambición de un hombre puede trastocar las vidas de muchos. Luciano Sánchez Gama, con su mirada fija en el futuro, en el dinero, la prosperidad económica, ha jugado su mano. Resta ver si los sindicalizados están dispuestos a seguir el juego o si, como en el pasado, sabrán usar el poder de la resistencia para frenar su avance.

Porque al final del día, la verdadera pregunta que queda flotando en el aire de Loma Bonita no es si Sánchez Gama logrará su cometido. La pregunta es de qué tamaño es la desfachatez de seguir minando con su estirpe la administración pública y si el presidente electo, Omar Lara, permitirá que esto sea una realidad a costa del erario de los lomabonitenses.

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