Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. La octava maravilla del mundo
Veracruz es la octava maravilla del mundo. Tierra de narcos. Paraíso de carteles. Reino de sicarios y pistoleros. Primer lugar nacional en prostitución. Y en vendedores de droga. Y en fosas clandestinas. Y en el imperio de la impunidad.
Y si Dios existe, tiene rato que por aquí ya no merodea. Tampoco se asoma. Para qué si Veracruz es un infierno.
Y aun cuando uno sea incrédulo, Dios es el símbolo del bien, o el bien mismo, y el diablo, del mal.
Desde hace ratito, la tierra jarocha es propiedad de Luzbel.
Todos los días, en el sexenio de Cuitláhuac García, están matando gente. Como si por ahí anduviera un gatillero o un vengador solitario. Un misógino que otea al ser humano. El Hitler del siglo XXI en Veracruz, creando y recreando su holocausto. El nuevo Huitzilopochtli.
Todos los tiempos han sido sangrientos aquí, en el Golfo de México.
Los 40 mil muertos de “La mano negra” de Manuel Parra, tiempo de la enconada lucha agraria.
Loas 9 muertos de Porfirio Díaz con la orden de “¡Mátalos en caliente!”.
Los muertos de “La Sonora Matancera” en el sexenio de Agustín Acosta Lagunes.
Los secuestradas, desaparecidos, asesinados y fosas clandestinas con Javier Duarte.
Los desaparecidos de Miguel Ángel Yunes Linares.
En el primer día de Cuitláhuac García, el primer feminicidio, y al momento, van cuatro.
Luego, el día 6, los tres chicos de la Ciudad de México secuestrados, desaparecidos, descuartizados, embolsados y tirados en una camioneta abandonada.
El día 8, el ataque de policías a unos migrantes. Una documentada asesinada. Cuatro heridos, entre ellos, un niño.
DOS. Nadie está seguro…
Desde hace ratito, Veracruz es el infierno.
Ya no es “la noche tibia y callada” de Agustín Lara. Ni el Veracruz folklórico con Pepe Guízar, desde su casita en Mocambo. Ni la noche de las palmeras con Chabela Vargas en Antón Lizardo. Ni “La maldita primavera” de Yuri. Ni el pueblo mágico de La Antigua con Ana de la Reguera.
Aquel Veracruz ya fue relevado por el miedo, “y el miedo al miedo” del que hablaba el admirado poeta español, León Felipe, quien llegara a México por Veracruz cuando el asilo político del presidente Lázaro Cárdenas.
Veracruz, aplastado desde la noche de todos los tiempos por la miseria, la pobreza, el desempleo, la corrupción política y la injusticia, flagelado por la inseguridad.
Y lo peor, en once días del mes de diciembre, y a pesar de tantos asesinatos, ni una palabra oficial.
Ni la miseria social ni tampoco el narcotráfico ocupan al primer gobierno de la izquierda, cuyo único interés parece girar alrededor del ajuste de cuentas con la yunicidad.
En los caminos de Veracruz la única que tiene permiso es la muerte (Edmundo Valadés).
Antes como antes y ahora como ahora, la vida prendida con alfileres. Nadie tiene seguros los días y las noches.
TRES. Cuitláhuac “tira la piedra”
El gobernador “se ha lavado las manos” diciendo que la tarea de pacificar Veracruz con tantos carteles disputando la jugosa plaza local es del gobierno federal.
Y la Federación apostando a una Guardia Nacional que está o estará integrada por soldados, marinos, la Fuerza Aérea y la Policía Federal, y en donde “el mando operativo, día a día, correrá a cargo del secretario de la Defensa Nacional, un militar”.
Pero “desde 2006, los señalamientos en contra de las Fuerzas Armadas por tortura, ejecución y desaparición forzada se cuentan por decenas” (El País, Pablo Ferri).
Incluso, se habla de una formación académica diferente, de un plan de estudios riguroso y mejores valores y disciplina y con una fuerza política insospechada, pues “podrá actuar como auxiliar del Ministerio Público Federal, bajo su conducción y mando”.
Con todo, cada sexenio el país (y también Veracruz) se reinventan y si con Enrique Peña Nieto (Miguel Ángel Yunes Linares y Javier Duarte) y Felipe Calderón (Fidel Herrera Beltrán) el ejército y la marina fueron enviados a la calle para combatir a la delincuencia organizada con el saldo insólito de muertos (más de cien mil en cada caso), ahora, la nueva esperanza social, ajá, se llama Guardia Nacional.
En ella confía el gobernador Cuitláhuac García Jiménez.
Pero mientras, Veracruz se desangra.
Inaceptable, por ejemplo, el asesinato de una migrante y otros heridos, entre ellos, un niño el sábado 8 de diciembre en el octavo día del sexenio de la izquierda.
CUATRO. Veracruz ensangrentado…
De acuerdo con el politólogo Carlos Ronzón Verónica, la violencia se recrudece en Veracruz por las siguientes razones:
A: Sabrá el chamán el padrino todopoderosos (o la madrina) de Hugo Maldonado para ser nombrado de Seguridad Pública, quien originario de Nuevo León, desconoce la realidad geográfica y social de Veracruz.
B: Padrino todopoderoso (o madrina), el gobernador transgredió la Constitución Política con sus diputados locales afines para que fuera ungido.
C: Peor tantito, si se considera que a ninguno de los más de veintidós mil policías y jefes policiacos conoce.
D: Incluso, podrá el secretario de Seguridad Pública importar de Nuevo León a sus amiguitos para pacificar Veracruz, pero, bueno, será peor.
E: Y más por su pasado borrascoso en Nuevo León.
F: Incluso, su dimensión de estadistas y conocedores de la avasallante realidad social es que el jueves 6 (día fatídico cuando Cuitláhuac llevaba 21 asesinatos), la secretaría de Seguridad Pública publicó en su facebook que se congratulaba de que su hermana, la secretaría de Protección Civil, hubiera tendido un puente aéreo para ayudar a comunidades aisladas de Tehuipango, Los Tuxtlas y Playa Vicente por ríos desbordados.
Es decir, los secretarios del gabinete legal chocholeándose unos a otros, la nueva tribu en el poder público.
Y en contraparte, ni una sola palabrita sobre la incertidumbre y la zozobra en los once días del sexenio de la izquierda.