Barandal
Luis Velázquez
10 de agosto de 2018
ESCALERAS: Desde antes de que Herodoto caminara en el continente asiático como cronista, 450 años Antes de Cristo, el Poder Legislativo era una oficina más del Poder Ejecutivo.
El presidente de la república induciendo a los diputados federales y senadores.
Y de igual manera, el gobernador en turno de cada entidad federativa manejando a los diputados locales.
Por eso, el gobernador Yunes logró que sus diputados panistas, anexos y conexos, nombraran al profe Marcos Even Torres Zamudio como Fiscal Anticorrupción, y por eso mismo, el góber electo, Cuitláhuac García Jiménez, pidió a la futura secretaria de Gobernación de AMLO, Olga Sánchez Cordero, su cabildeo ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para tirar la designación.
El primero de julio, la democracia en Veracruz alcanzó una nueva expresión.
Si en el año 2016, la población lanzó desde las urnas al PRI para seguir al frente de la gubernatura y se la transfirió al PAN (Miguel Ángel Yunes Linares), hace un mes y cachito la decisión democrática fue por MORENA (Cuitláhuac García).
Pero la población espera mucho más de la democracia y que en ningún CASO se queda en democracia electoral, sino implica otras expresiones como son la democracia económica, la democracia social, la democracia educativa, la democracia en salud, la democracia en seguridad y la democracia en la procuración de la justicia.
También, claro, en la autonomía e independencia del Poder Legislativo.
Pero el Congreso, ya se sabe, es una oficina más del gobernador en turno, como el puño mostrado para elegir a los doce magistrados del Tribunal Superior de Justicia.
PASAMANOS: Siempre ha sido así.
Por ejemplo, los Congresos federales en el tiempo de su Alteza Serenísima, Antonio López de Santa Anna (once veces presidente de la república y gobernador de Veracruz en tres ocasiones) estuvieron “a la sombra del caudillo y que con frecuencia los disolvía” según el estado de ánimo con que amanecía luego de jugar a los gallos acompañado siempre de una mulata sabrosa diferente.
En 1847, el ministro de Relaciones Exteriores, José Fernando Ramírez, “lamentó ‘la espantosa división’ del Congreso, hondamente minado y destrozado por los odios de los partidos políticos” (Enrique Krauze, Democracia en construcción, editorial Debate).
El Constituyente de 1857 dotó al Congreso de facultades excesivas para hacer y deshacer.
Lázaro Cárdenas, uno de los héroes de AMLO, el presidente electo, inició su gestión en Los Pinos cesando a los diputados callistas, los afines de Plutarco Elías Calles, quien igual que Francisco Ignacio Madero, también creía en los médiums y los espíritus.
En el tiempo de Francisco Ignacio Madero, la Cámara de Senadores tenía el dominio porfirista casi al cien por ciento.
Es decir, en la “joven, frágil e inexperta democracia” (Krauze), el Poder Legislativo ha llegado en su historia al descrédito en su servidumbre al Poder Ejecutivo, el dueño del día y de la noche y del destino común sin cuyo dedazo la vida de un político suele quedar truncada.
Por eso, en Veracruz, la LXIV Legislatura dejó claro que la democracia sirve para estar a las órdenes del gobernador en turno y que, en todo caso, por el bien de Veracruz, aprobaron un Fiscal Anticorrupción carnal.
CORREDORES: Después, claro, vendrá la LXV Legislatura donde Morena tendrá 29 diputados locales, 17 el PAN, 3 el PRI y uno el Partido Verde, en la doctora Andrea Yunes Yunes, la hija del senador Héctor Yunes Landa, diputada federal electo, y quien desde el altiplano estará pendiente del destino social que se vaya ensortijando con el gobernador número 76 de Veracruz.
Para entonces, está anunciado el revire de MORENA al gobierno azul.
A: El descarrilamiento de Marcos Even como Fiscal Anticorrupción.
B: El juicio político al Fiscal Jorge Wínckler.
C: El juicio político al Fiscal de los Desaparecidos, Eduardo Coronel junior.
Y quizá y para cerrar el broche, el juicio político al Fiscal de los Animales, Andrés de la Parra, tan desdeñoso y grosero con que suele tratar a los animalistas.
Por eso si algún extraterrestre aterrizara de pronto en Veracruz y preguntara el estado de salud de la vida cívica la respuesta sería que la democracia solo sirve para llevar a la práctica la filosofía política y social del gobernador en turno, el tlatoani, el gurú, el tótem, el jefe de jefes, que impone su voluntad en el territorio de un solo hombre y todos acatan la orden superior.
Queda claro, entonces, que se vive aquí el tiempo de los caudillos y que en nombre del pueblo los políticos gobiernan y ejercen el poder para el bien de todos ellos y de nadie más.
La LXIV Legislatura que pronto se irá dejará mucho que desear.
Y todavía así hubo quienes decidieron reelegirse, mesiánicos que se volvieron calentando la curul.
Pronto habrá de conocerse la tesitura moral y social de los nuevos “conscriptos de la patria” como llamaban a los diputados en el tiempo de los Césares según cuenta Suetonio.