*Mecánico Octavio Colorado Mora, de Cardel localizado en una fosa de Colinas de Santa Fe, fue privado de su libertad en 2014
*Sujetos que se lo llevaron , ataviados con uniformes de la policía, portando armas largas, nunca pidieron rescate por su libertad
*Agresores llegaron por un supuesto cateo que se convirtió en un asalto en despoblado y en la privación ilegal de la libertad del joven
*La madre del desaparecido se refugia en las letras y poemas para buscar la cura al paso del tiempo que destruye las esperanzas.
Veracruz, México.- Vicente Octavio Colorado Mora, un mecánico que fue privado de su libertad en mayo del 2014 por presuntos elementos de la Policía Estatal, fue encontrado sin vida en un fosa de Colinas de Santa Fe.
Su madre, María de los Ángeles Mora Hernández, dijo que su hijo fue sacado por la fuerza de su casa la madrugada del 15 de mayo mientras ella y su esposo se encontraban en un viaje, y él se encontraba con su familia.
Sujetos fuertemente armados, vestidos con uniformes similares a las fuerzas policíacas que comandaba Arturo Bermúdez, preso en Pacho Viejo, protegidos por la noche, se robaron el dinero, las joyas, las cachuchas, los perfumes y pantallas de televisión.
Pero también hurtaron lo más preciado para “Maye”, como le conocen en el Colectivo Solecito, a su hijo amado, a quien tuvo que reconocer por fragmentos localizados en la fosa de Colinas, en el sendero de la muerte, de la que han extraído casi 300 víctimas desde agosto del 2016.
Ante la ausencia, horas de búsqueda, y noches de insomnio, acercaron a Maye con las letras, y es conocida en el Colectivo Solecito como “La Petiza”.
En su libreta, en algunos apuntes y en borradores de su correo electrónico hay trazos de su prosa, palabras amargas o dulces vueltas bálsamo del dolor propio y el de las compañeras.
Maye reflexiona sobre el pasado y su papel como mujer y madre de un desaparecido:
“El tiempo es el peor enemigo del desaparecido, porque entre más pasa el tiempo, la esperanza de encontrarlo se aleja; sólo queda la fe….
“Dentro d las dos etapas; primero lo buscas en hospitales; en cárceles y al paso del tiempo se va perdiendo la Esperanza, quedando sólo la Fe ; y ruegas porque regrese a casa; entonces ya lo buscas en morgues en fosas tratando de encontrarlo para que este con los suyos y su alma descanse”
Las letras le recuerdan a su amor pero no la hacen olvidar lo ocurrido esa noche.
Los sujetos arribaron en busca del “patrón”, gritaron a un empleado de la casa de Maye, ubicada en una colonia de Cardel, municipio de La Antigua, epicentro de docenas de casos de desaparición y campo de experimentación para los cazadores de humanos tolerados por Bermúdez en la SSP.
“Llegaron vestido de policías, eran como ocho hombres con armas largas. Se metieron a la casa, cerca de las 5:30 de la mañana, preguntando por el dueño.
“Los sujetos afirmaron que eran oficiales realizando un cateo, pero sin mostrar documentos. Comenzaron a llevarse los objetos de valor y a maltratar a los trabajadores de la residencia.
Luego de saquear la vivienda, se dirigieron a la parte trasera del patio, donde encontraron la casa de Vicente Colorado, de 30 años, dormía tranquilamente con su familia.
“Acá está uno, comandante”, gritó uno del grupo de desconocidos.
Sacaron por la fuerza al joven mecánico y lo treparon en su propio vehículo el cual robaron, recuerda.
Al enterarse, Maye se paralizó. Pasaron los días y ella no puso denuncia. Pensó que llamarían para pedir dinero como rescate. Casi y mes, y nada, entonces acudió al MP de Cardel a reportar la desaparición con el MP a cargo, Víctor Carvajal.
“Nunca hizo nada con la denuncia, yo tardé en ponerla, por temor a perjudicarle, pero ese MP nunca se tomó la molestia de hacer alguna diligencia. Ninguna”, acusó.
La última noticia de su muchacho la tuvo en días pasados, cuando le confirmaron haber encontrado su ADN en algunos de los restos localizados en Colinas. Ella no ha aceptado el cuerpo, “por fortuna, está prácticamente lo localizaron completo”.
Maye aguardará la conclusión de algunos dictámenes pendientes para darle sepultura a su hijo, y quedar con la pala y el machete que ha usado para desbrozar maleza en Colinas de Santa Fe, y la libreta de apuntes sobre sus reflexiones y versos que lleva todos lados, incluso, a las fosas.
“Yo no entiendo porque la policía hizo eso, no entiendo y no me cabe en la cabeza porqué lo hacen, para que se los llevan y los desaparecen, a menos que les saquen los órganos y los vendan”, pero se siente bendecida porque Dio le entregó a su tesoro el día de su cumpleaños, ya que fue ese día cuando le localizaron en la fosa.