- Políticos reparten flores
- Y, de paso, acalambran
Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: Igual que a Luis Echeverría Álvarez con su disentería verbal, el gobernador electo de Veracruz se ha tropezado con el mesianismo. Iluminado ya se creerá y sentirá.
Por ejemplo, dice que recuperará la libertad de prensa en Veracruz.
De entrada, la libertad de expresión es una garantía constitucional que todo político, gobernante, líder sindical y cacique está obligado a respetar.
Y como en el caso, digamos, de Javier Duarte con 19 reporteros asesinados y 3 desaparecidos, está preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, porque además de reprimir a los medios cooptó y rasuró a la mayoría de ellos con trece mil millones de pesos con que los maiceó a cambió de incienso.
En todo caso quizá el góber electo habría confundido la libertad de prensa con la libertad de la empresa periodística.
También dice: “No voy a solicitar réplicas de nada y mi derecho de réplica me lo voy a guardar”.
El enunciado es polisémico y, por ejemplo, también significaría que la crítica le valdrá dado el concepto absolutista del poder público por más, digamos, republicano que a cada rato se está declarando.
Es decir, seguiría la filosofía de David Alfaro Siqueiros cuando en el siglo pasado aseguró: “No hay más ruta que la nuestra”.
PASAMANOS: Anuncia el góber electo una Comisión de la Verdad “para investigar a fondo (ajá) qué pasó con los asesinatos de periodistas”.
Se referiría, digamos, a los 19 reporteros asesinados y a los tres desaparecidos en el sexenio de Javier Duarte y a los cinco en la actual administración y a las 48 agresiones a reporteros este año que la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas (CAEPP) ha enunciado sin detallar, y por desgracia, ninguna.
La historia es así:
En el país cada vez que ninguna voluntad política existe para solucionar graves problemas pendientes se integra una Comisión de la Verdad para así burocratizar la respuesta concreta y específica.
Fue el caso, el más conocido, de la llamada Comisión de la Verdad para los crímenes del movimiento estudiantil del 68 cuando Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez compartieran honores.
Además, muchos años han pasado desde el primer asesinato de un trabajador de la información en el sexenio anterior (Noel López Olguín el primero de junio de 2011) para desempolvar tantos archivos y encontrar, digamos, la respuesta.
Y la respuesta para determinar el siguiente paso.
CORREDORES: Además, significaría que para el góber electo la CEAPP y la Comisión de Periodistas en la LXIV Legislatura y la Fiscalía General y la Fiscalía para Asuntos Periodísticos (¿Cómo se llama?) son letra muerta.
Peor aún: la mayor parte de los homicidios de reporteros y fotógrafos fueron atraídos por la Procuraduría General de la República, PGR, bajo el argumento de que se trataba de asesinatos de los carteles y cartelitos y allá están “durmiendo el sueño de los justos”.
Y en el próximo sexenio, la PGR estará en manos de un político emanado de MORENA con la bendición de AMLO.
Y por añadidura, la secretaria de Gobernación será una mujer de AMLO que con todo y ex ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación tendrá como jefe máximo al presidente.
Todas las, digamos, buenas intenciones del góber electo “toparán con pared”.
RODAPIÉ: En el quinto día de su declaratoria como candidato ganador habló de la “apertura a los medios de comunicación y tolerancia a las preguntas incómodas y a la crítica”.
Ajá.
Se insiste: “la apertura a los medios” es un derecho universal consagrado en la Carta Magna.
Y más le vale “la tolerancia a las preguntas incómodas”, pues de lo contrario, “se meterá en las patas de los caballos” en el tiempo de la pluralidad en el país y en el mundo luego, incluso, de que las ONG de los cinco continentes declararon a Veracruz “el peor rincón del mundo para el gremio reporteril” en el sexenio anterior.
Y en todo caso, en el caso de la crítica bien informada, mejor sostenida y mucho mejor escrita tendrá dos caminos: la deja de escuchar y solo se escucha a sí mismo o la considera para la reflexión y orientar y reorientar el rumbo.
La historia, sin embargo, es categórica: la prensa suele criticar, analizar, cuestionar, documentar, evidenciar, y por regla general, regla universal, los políticos nunca la escuchan ni menos, mucho menos, les sirve de referencia.
Los políticos ejercen el poder oyéndose ellos mismos.
Tal ha sido la historia y nada, absolutamente nada indica que las cosas cambien.
BALAUSTRES: El góber electo anda en luna de miel, eufórico, repartiendo promesas y esperanzas, como en el caso de aquella vecina que le tocó la puerta para pedir chamba para su hijo egresado de la Universidad Veracruzana y desempleado y “buen muchacho” dijo su señora madre.
Por eso anuncia que interactuará con los reporteros y responderá a sus preguntas “y no más redes sociales y no más facebooks (refiriéndose al Gobierno del Estado) y que le pedirá (mejor dicho, ordenará) a los funcionarios (del gabinete legal y ampliado) hablen con los medios para aclarar cosas”.
El pasado es ilustrativo: los gobernadores, sin excepción, han repetido el mismo discurso antes de tomar posesión y en los primeros meses, tiempo en que suelen repartir flores, pero también enviar calambres.
Luego las circunstancias cambian y más cuando se enfrentan vientos favorables y los medios cumplen con el principio máximo del Eclesiastés de publicar lo que sucede, lo que pasa y lo que miran.
Entonces ningún político encumbrado en un cargo público resiste y aguanta la crítica como aquel gobernador que rayando en la locura solía pedir al magnate periodístico el despido de los reporteros incómodos tanto en la prensa local como, háganos favor, en la prensa nacional.
Además, claro, de que por lo regular el mandatario suele, primero, tratar de maicear al reportero indeseable.
Y si porfía, entonces, el vocero suele pedir su renuncia a cambio del embute mensual.
Y si se insiste en el ejercicio de su libertad de prensa, entonces, le dan un sustito.
Y si arremete, entonces, le advierten del destierro o el entierro.
Y si se obsesiona con su libertad, entonces, lo pueden asesinar a la vuelta de la esquina.
Nadie, entonces, puede estar seguro de las mieles del góber electo con los medios hasta que el sexenio camine y la vida se llene de rispidez.