LONDRES — Desde que el mundo despertó el 31 de agosto de 1997 con la noticia de que la princesa Diana había muerto a los 36 años después de un choque automovilístico provocado por los paparazzi en París, han salido cientos de películas, documentales, biografías y memorias reveladoras acerca de la tímida joven que se convirtió en una celebridad mundial después de casarse con el heredero del trono británico.
El 24 de julio, un nuevo documental de ITV sobre Diana llegó a HBO, con una diferencia significativa. Diana, Our Mother: Her Life and Legacy, es el primero en presentar a los dos hijos que Diana tuvo con el príncipe Carlos, Guillermo y Enrique, quienes hablan de su madre mientras ven fotografías familiares, recuerdan su infancia y recuerdan escenas de las actividades de beneficencia de la princesa.
Es un logro para el productor Nicolas Kent y el director Ashley Gething, el equipo que hizo el documental Our Queen at 90 en 2016 (y previamente colaboró con el historiador Simon Schama en Obama’s America y Simon Schama’s Shakespeare). Aunque los príncipes, sobre todo Enrique, han sido más abiertos con la prensa respecto de sus vidas privadas que cualquier otro personaje de la realeza desde la misma Diana, se han mostrado reservados sobre su madre. “Nunca antes hemos hablado en detalle sobre ella de esta manera, y no planeamos hacerlo de nuevo en el futuro”, dijo William en su introducción al filme durante una proyección en el Palacio de Kensington este mes.
Las semillas de Diana, Our Mother…, se plantaron mientras filmaban Our Queen at 90, dijo Kent en una entrevista junto con Gething en sus oficinas. Después de establecer una buena relación con Guillermo y Enrique, se acercaron al palacio para filmar un documental acerca de los príncipes. “No sabíamos exactamente cómo sería”, dijo Gething. “Pero a lo largo de varias conversaciones para el documental previo, se hizo evidente que estaban continuando el legado de su madre con varias fundaciones. En vísperas del vigésimo aniversario de la muerte de Diana, sentimos que sería buen momento”.
Los príncipes estuvieron de acuerdo y ofrecieron mostrar fotografías de unos álbumes que Diana creó para ellos y que descubrieron hace poco. El documental inicia con Guillermo, de 35 años, y Enrique, de 32, mientras miran una foto de Diana embarazada que toma de la mano a su primer hijo, muy pequeño. “Aunque no lo creas, ambos estamos en esta foto”, le dice William a Enrique. Entonces la cámara se enfoca en Enrique. “Probablemente, quizá no estaba bien formado todavía. Aún no era yo”, dice.
Es un momento conmovedor que revela las diferencias entre ambos hombres. Aunque es franco cuando se trata de recuerdos, William es refinado y prudente, como probablemente aprendió a serlo, pues tiene un papel de mayor exposición por ocupar el segundo lugar en la línea de sucesión al trono. Enrique es menos moderado, más revelador (hace poco expresó públicamente su arrepentimiento por haber esperado hasta los 28 años para buscar ayuda profesional con el fin de lidiar con el trauma de haber perdido a su madre).
“En realidad es un documental acerca del amor y los recuerdos, por lo que es inusual como película de la realeza”, dijo Gething. “Trata de la tristeza, la alegría y la pérdida. Por un lado es muy personal, pero también es universal; puedes identificarte con las cosas que recuerdan y los detalles de los que hablan”.
Kent dijo que no hubo temas considerados prohibidos ni aprobación editorial exigida por parte del palacio (el afinado entrenamiento en discreción que han tenido los príncipes y la amorosa manera en que muestran a Diana a través de sus ojos quizá lo hicieron innecesario). El documental entra y sale de la entrevista con los príncipes a medida que esboza vagamente la vida de Diana. Vemos películas caseras de ella cuando era niña, la hija menor de la venerable familia aristocrática de los Spencer, así como fotografías de una adolescente bella y tímida, mientras amigos de su infancia relatan anécdotas sobre ella. “Queríamos que pareciera una historia contada desde adentro, así que deliberadamente evitamos entrevistar a algunas de las personas que se habría esperado”, dijo Kent.
“No quisimos que hubiera biógrafos, primeros ministros ni expertos en la realeza. Solo las personas que mejor la conocían y que más la amaban”.
El filme ignora en gran medida el escándalo, el frenesí de los medios y las especulaciones en torno a las infidelidades de Diana y de Carlos, las entrevistas confesionales televisadas y el posterior divorcio, aunque los príncipes relatan recuerdos estoicos y tristes de cuando pasaban demasiado tiempo en automóviles para ir a ver a su padre o a su madre, sin ver a ninguno lo suficiente. En la parte más conmovedora del documental, los príncipes cuentan sus recuerdos de la última llamada telefónica con su madre, que les habló desde París, donde moriría a medianoche durante una persecución automovilística, mientras su chofer intentaba escapar de una horda de fotógrafos que seguían su auto. “Es como si un terremoto acabara de arrasar con tu casa, tu vida y con todo”, dijo el príncipe William sobre el momento en que se enteró de la muerte de su madre.
Gething y Kent dijeron que, dada la cantidad de documentales que se han filmado acerca de Diana, no sintieron la necesidad de ser exhaustivos ni definitivos (las películas son tan variadas que van desde el relativamente sobrio Diana: Queen of Hearts hasta el más explícito Conspiracy). “Un punto de referencia para todas nuestras decisiones fue la idea de filmar un documental que, en los próximos años, los príncipes pudieran mostrar a sus hijos”, dijo Kent.
La sección final se enfoca en el trabajo de beneficencia de Diana para las personas sin hogar, los pacientes de sida y las víctimas de minas terrestres. También muestra los esfuerzos continuos de los príncipes por seguir con su legado, mientras visitan albergues para indigentes, reconfortan a los afligidos y conocen a dos hombres bosnios que perdieron extremidades debido a explosiones; Diana los visitó a ambos semanas antes de morir, cuando eran adolescentes.
El documental también muestra el otro legado importante de Diana, lo que Tina Brown describe en su biografía The Diana Chronicles (2007) como “el entendimiento del poder del gesto de inclusión”. La nueva generación de miembros de la realeza claramente se percata de que el mundo privado y remoto de sus abuelos es algo del pasado en una nueva era mediática.
Es asombroso ver lo mucho que se parecen a su madre cuando conocen a la gente, dijo Gething. “Hay una informalidad, un toque personal, un sentido del humor”, dijo. “Eso sería difícil de imaginar en una época anterior a Diana”.
Fuente: https://www.nytimes.com/es/2017/08/03/la-princesa-diana-a-traves-de-la-mirada-de-sus-hijos/?action=click&contentCollection=cultura®ion=rank&module=package&version=highlights&contentPlacement=2&pgtype=collection