Los investigadores de la Universidad de Sheffield analizaron el proceso completo de elaboración del pan, desde la cosecha y recolección del trigo, la molienda del grano, la producción de la harina, la cocción del pan y la elaboración del producto final, listo para ser vendido en las tiendas.
Londres. (EFE).- La producción de una barra de pan tiene impacto medioambiental porque contribuye a crear más gases de efecto invernadero, señala un estudio de investigadores británicos publicado hoy por la revista científica Nature.
Se calcula que cada año en el Reino Unido se venden doce millones de barras de pan, lo que lo convierte en uno de los alimentos básicos de la dieta británica, y, por ello, los científicos quisieron elaborar este estudio pionero para calcular las consecuencias de su elaboración en el medioambiente.
Los investigadores de la Universidad inglesa de Sheffield analizaron el proceso completo de elaboración del pan, desde la cosecha y recolección del trigo, la molienda del grano, la producción de la harina, la cocción del pan y la elaboración del producto final, listo para ser vendido en las tiendas.
Los resultados pusieron de manifiesto que el fertilizante de nitrato de amonio usado en el cultivo del trigo contribuye a casi la mitad, un 43 por ciento, de las emisiones de gases de efecto invernadero que genera la producción del pan.
El responsable principal de la investigación, el científico Liam Goucher, manifestó que “normalmente los consumidores ignoran el impacto medioambiental que tienen los productos que compran, sobre todo en el caso de la comida, de la que suelen estar más preocupados por si es saludable o por si ha sido hecha sin repercutir en el bienestar animal”.
“Quizás son conscientes de la contaminación provocada por el plástico del embalaje, pero mucha gente se sorprendería del gran impacto medioambiental revelado en este estudio”, afirmó.
Goucher sostuvo que el estudio descubrió que “cada barra de pan contribuye al calentamiento global a causa del fertilizante utilizado por los agricultores para incrementar la cosecha de trigo”.
Explicó que “esto ocurre por la cantidad de energía que se necesita para hacer el fertilizante y por el óxido de nitrógeno que se libera cuando éste se degrada en el suelo”.
Se estima que un 60 por ciento de las producciones agrícolas mundiales crecen con la ayuda de fertilizantes, lo que supone más de cien millones de toneladas de fertilizantes al año, algo que los científicos calificaron como un grave problema.
Los investigadores están convencidos de que descubrir cómo producir comida saludable y asequible para una población cada vez mayor y exigente, al mismo tiempo que proteger el medio ambiente, es uno de los mayores retos del siglo XXI.
con información de http://www.sinembargo.mx/27-02-2017/3161900