Luis Velázquez
21 de septiembre de 2017
Uno. De Abreu a Fernando Yunes
El panista Rafael Abreu Ponce, aquel del “Yunete” que fue sorprendido por un celular priista a la hora del reparto de despensas “Katia” en Coatzacoalcos, y exhibido, cesado y denunciado en la Fiscalía, ni más ni menos, que por el góber azul, significa apenas, apenitas la famosa “punta del iceberg”.
Incluso, la historia se remonta mucho más atrás.
Por ejemplo:
Abreu Ponce es “uña y carne” del senador y presidente municipal electo de Veracruz, Fernando Yunes Márquez.
Uno y otro de la misma edad, con los mismos intereses y sueños políticos y económicos, se llevan “hasta de piquete” como dice uno de sus biógrafos sureños.
Es más, Abreu Ponce, dueño de una empresa de marketing, desde hace ratito hace trabajos para la dinastía Kennedy de Boca del Río.
Y el año anterior se la jugó con todo, incluso, hasta de parapeto y faramalla, por el candidato de la alianza del PAN y PRD a gobernador y quien, como se recuerda, lanzara del palacio principal de Xalapa al clan priista luego de 85 años de hegemonía tricolor.
Por eso mismo, Abreu Ponce fue nombrado titular de la Comisión del Agua en Coatzacoalcos, el mismito cargo que en el sexenio anterior usufructuara a plenitud Antonio “Tony” Macías, el suegro de Javier Duarte.
Todavía más:
En los nueve meses de la yunicidad, Abreu Ponce se ganó el menosprecio de la población sureña por su mesianismo protagónico en la Comisión del Agua, y no obstante, mientras, por ejemplo, el Fiscal sureño ligado a “El H” renunció por voluntad propia antes de que “los demonios” lo alcanzaran, el mapache electoral del “Yunete” se mantuvo inalterable.
Pero, bueno, lo cacharon en el regalo de despensas para “los pobres entre los pobres” en el operativo de Katia, y ni modo, fue inmolado en la vía pública.
Y lo peor: también se llevaron “entre las patas” a un par de colaboradores, a saber, los siguientes:
El primero, Mauro Sánchez Pola, quien despachaba como rector de la Universidad del Sureste, ahijado del panista Alejandro Torruco, ex presidente municipal de Agua Dulce y director de Educación Tecnológica de la secretaría de Educación de Enrique Pérez Rodríguez, el operador político de la yunicidad para el proyecto familiar del 2018.
Y el segundo, Ricardo Cabrera Pérez, quien sólo despachó dos meses como delegado de Patrimonio, ahijado del director de la Comisión Estatal del Agua, Víctor Esparza.
Por cierto, Ricardo Cabrera es hermana de Maritza, la subdirectora de Comunicación Social del Ayuntamiento comandado por el montielista Joaquín Caballero Rosiñol.
Dos. Se ha fajado por los Yunes
Y ni modo, una vez comprobado que “palo dado ni Dios lo quita”, Abreu Ponce fue sacrificado y ni Fernando Yunes lo pudo salvar.
Claro, nada fácil sería que en el Ayuntamiento jarocho le abran un espacio.
Y si fuera difícil por su pasado inmediato borrascoso, entonces, con trabajos de marketing bien se la puede llevar con holgura, pues la amistad, dice el chamán, “es el único patrimonio del hombre”.
Y si desde antes, Abreu se ha fajado por los Yunes azules, ni modo que al primer error sea satanizado.
Y más, luego de tantas aventuras vividas, experimentadas y compartidas.
Y más, porque también le encanta ponerse los guantes, como el reality-show con el reportero José Luis Pérez Cruz.
Tres. Alejandro Wong, el otro yunista
Tan es así que, por ejemplo, Fernando Yunes ha demostrado con creces su lealtad a la amistad.
Por ejemplo, con el perredista de Coatzacoalcos, Alejandro Wong.
Aquel día sombrío, sórdido y siniestro del duartazgo cuando Fernando fue secuestrado por las hueste furibundas de Javier Duarte y el secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, Alejandro Wong fue uno de sus Niños Pípilas, su Narciso Mendoza, su salvador.
De pronto, cuando las hueste cetemistas le echaron montón a Yunes Márquez apareció Wong con su equipo y se agarraron a madrazos.
Y como Wong es un hombre de elevada estatura, cuerpo corpulento y fornido, macizo, cuyo estómago parece una locomotora, causaron bajas a los cetemistas.
Por eso, y en gratitud, Fernando Yunes intervino ante su padre, el gobernador, para que un hijo de Alejandro Wong fue nombrado delegado de Tránsito y otro empleado de primer nivel en la oficina del Registro Público de la Propiedad con sede en Xalapa.
Tal cual, cierto, la lealtad y fidelidad de Wong a Fernando fue premiada, pero también fue premiada (y reconocida) la madriza contra quienes leales a Duarte sitiaron a Fernando Yunes.
Tanto Rafael Abreu como Wong están blindados por Yunes Márquez, aun cuando, ni hablar, y para salvar el proyecto político familiar, Abreu Ponce fue sacrificado.
Habrá tiempo para resarcir a todos.
Cuatro. Yunistas acalambrados
Un panista dice que Rafael Abreu, quien suele tener mucha iniciativa, pero le falta experiencia y malicia política, se lanzó como “El borras” con el Yunete, pero otro dice que actuó con el visto bueno de su jefe y amigo, y se trató, claro, de un error de primaria.
Sabrá el dios terrenal.
Pero… “mientras son peras o manzanas” la sicosis ha permeado la piel azul de los mandos bajos y medios, pues una vez descubierto, y para salvarse, la yunicidad exhibió e inmoló a Rafael Abreu, Ricardo Cabrera y Mauro Sánchez Pola.
Y por tanto, si la guillotina azul se fue contra ellos en forma inclemente y despiadada, la saña puede repetirse.
Y nada más terrible en la vida pública que un ejército civil desmoralizado cuando comprueba que a los jefes les vale el destino personal y familiar de los súbditos.
Y más, si son “búfalos”…