Redacción El Piñero
Oaxaca, México.- En medio de la creciente polarización política y las tensiones por la seguridad en México, las recientes declaraciones del exsecretario de salud de Oaxaca, Juan Díaz Pimentel, han desatado una tormenta en la arena pública. Esto, tras la acusación del exgobernador Ulises Ruiz sobre un “grave escenario de violencia” y la vinculación del presidente Andrés Manuel López Obrador con el crimen organizado.
Pero lo que parecía una crítica más a la situación actual del país, se ha convertido en una radiografía contundente de los oscuros capítulos que marcaron el gobierno de Ulises Ruiz.
Díaz Pimentel, sin rodeos, tachó a Ruiz de “cínico” y lo señaló como carente de “autoridad moral” para hablar sobre violencia en México. En su réplica, hizo un recorrido por hechos que evocan algunos de los momentos más trágicos de la historia reciente de Oaxaca. Aludió a las “caravanas de la muerte” que supuestamente operaron en 2006, durante el conflicto social que sacudió el estado, y señaló la desaparición de los activistas del Ejército Popular Revolucionario (EPR), Edmundo Reyes y Gabriel Cruz. En su acusación, Díaz Pimentel implicó a jefes policiacos de ese periodo, quienes habrían sido asesinados para encubrir estos crímenes.
Asimismo, mencionó asesinatos de líderes sociales, como el caso del conocido “Cocodrilo” en la región de Tuxtepec, y el de César Toimil Roberts, quien fue acribillado junto a sus acompañantes por francotiradores en la presa Cerro de Oro. Estos eventos, según Díaz Pimentel, son solo una parte del legado de terror que dejó el mandato de Ulises Ruiz.
Las acusaciones también tocan el ámbito financiero, sugiriendo actos de corrupción monumental, con cuentas bancarias millonarias a nombre de terceros y una orden de aprehensión internacional contra el exsecretario de Finanzas del gobierno de Ruiz. Díaz Pimentel no vaciló en recordar que el exgobernador enfrenta una denuncia por crímenes de lesa humanidad ante la Corte Internacional de La Haya, un delito que, como bien enfatiza, no prescribe.
Las palabras de Díaz Pimentel son un eco de las heridas aún abiertas en la sociedad oaxaqueña, y también un reflejo de la lucha por definir el relato de un periodo convulso en la historia del estado. Mientras Ulises Ruiz acusa el presente, su pasado vuelve a perseguirlo con fuerza. Las demandas de justicia, que muchos consideraban olvidadas, resurgen con nombres, fechas y tragedias que difícilmente pueden quedar fuera del juicio histórico.
Al final del día, lo que queda claro es que los señalamientos y las acusaciones no solo dibujan una crisis del presente, sino que traen de vuelta los fantasmas del pasado.