Luis Velázquez
19 de mayo de 2017
PASAMANOS: La foto de Yerania Rolón es así: en la escalinata de la Catedral de Xalapa, unos civiles están sentados y atónitos, idos, absortos, miran enfrente.
Y enfrente, el palacio del gobierno del estado de Veracruz está blindado por un montón de policías antimotines.
Es la noche del miércoles 17 de mayo del año que camina. La noche que apenas comienza.
En la escalinata, mujeres y hombres, todos vestidos con ropa y zapatos sencillos. Los desheredados de la fortuna les llamaría Albert Camus. Los olvidados de Dios diría Luis Buñuel. Los precaristas diría Oscar Lewis. “Muchas cornadas da el hambre” escribiría Luis Spota.
En la banqueta del palacio, los policías antimotines de la Yunicidad, todos ellos, diría un sociólogo en la masacre del 2 de octubre en el 68, gente del pueblo. Famosa la foto de una estudiante en Praga que regala, toda provocativa y coqueta, una rosa roja a un granadero.
En la escalinata, los jodidos…, “carne de cañón” diría cualquier político. Claro. Pero al mismo tiempo, oh paradoja, la gente del CODECI (Comité de Defensa Ciudadana) con sus líderes recurriendo al plantón… luego de seis solicitudes de audiencia al secretario General de Gobierno, el perredista Rogelio Franco Castán, el mismito que solía plantarse en la misma escalinata con sus alcaldes reclamando el pago de dinero retenido a Javier Duarte.
En la banqueta de palacio, los antimotines, quizá, expresando la filosofía social del bienio azul. Topacio, la lideresa de una colonia popular, encarcelada en el penal de Pacho Viejo, después de bloquear una avenida. César del Ángel, preso en Pacho Viejo, por el zipizape en contra de las élites panistas saliendo del Palacio Legislativo. Javier Duarte y Arturo Bermúdez, con sus policías madreando a los viejitos pensionados en el parque Lerdo.
BALAUSTRADAS: La foto de Yerania Rolón es la mejor.
En la escalinata, la población… solicitando una audiencia. Mejor dicho, reclamando con la protesta la aplicación de la ley y la justicia por una disputa de tierras en Medellín.
En la banqueta del palacio, los antimotines… imponiendo su ley luego de que Franco Castán (el mismito que en anuncio televisivo se proclama la nueva izquierda) los ha estafado durante cinco meses y 18 días de Yunicidad.
Primero, el rechazo al legítimo derecho de audiencia establecido en la Constitución General de la República.
Y luego, la represión.
Tú, civil del CODECI, transgredes la raya marcada por el tolete, la macana y el uniforme, entonces, estarás perdido, y perdido significa enviado a la cárcel, y de ñapa, te abrirán un expediente en la Fiscalía.
En el 68, Gustavo Díaz Ordaz “se curó en salud” diciendo al mundo que tenía la mano extendida a los estudiantes… y se la dejaron tendida.
Ahora, en el mes de diciembre, el CODECI habló con Rogelio Franco y les ofreció “hacha, calabaza y miel” y los engañó.
Javier Duarte también juró y perjuró a don Julio Scherer García que pronto detendrían a los asesinos de la corresponsal de Proceso, Regina Martínez Pérez.
“No les creemos”, reviró el Francisco Zarco del siglo XX que así llamaba Carlos Fuentes a Scherer.
El secretario General de Gobierno salió peor. El engaño. La estafa. La mentira. Y de ñapa, los policías antimotines.
Y más, porque se purifica como político de izquierda, la izquierda en Veracruz que con el PRD es un cascarón.
Caray, tan fácil que es privilegiar el diálogo y la razón y los acuerdos y cumplir, claro, “al pie de la letra”.
Ninguna necesidad hay para intimidar, asustar, acosar, a la población con los uniformados.
El día cuando un político se blinda con la policía por delante significa el gran fracaso del diálogo.
Por eso, el secretario de la Defensa Nacional ha dicho que están hartos de que los soldados y los marinos atiendan en las calles el problema de los carteles y cartelitos que los políticos han sido incapaces de resolver.
ESCALERAS: Es la noche en la foto de Yerania Rolón (te abrazo, Yerania, por vivir cada día como si fuera el último, llena de impetuosidad).
El palacio, iluminado con tanta luz como si fuera mediodía.
La escalinata de la Catedral, a media luz.
La gente, aún cuando padezca indignación crónica, prudente y mesurada, pues ni modo de lanzarse contra un policía antimotín para, digamos, tomar por la fuerza el palacio, ¡ni loquitos que estuvieran!
Sería una locura, tanto, como por ejemplo, pretender volcar el vagón de un ferrocarril de un puntapié.
Según los burócratas de la palabra, que la gente estaba armada con machetes y palos y enmascaraos.
Ajá.
En un video publicado por “Alcalorpolítico” sólo se mira a una sola persona con un pañuelo en la cara en medio de tanta gente arremolinada, quizá asmático, para, digamos, levantar un muro Donald Trump al asma.
¿Machetes y palos… para enfrentar a los policías?
¡Sólo Jesús, intrépido y temerario, tomó el látigo y se fue encima de los fariseos y mercenarios en el templo del Señor!, según el relato bíblico.
Tal es, entonces, el estilo personal de gobernar y ejercer el poder en la Yunicidad: ante el diálogo, la cerrazón. Y ante la protesta, los antimotines.
Y si un secretario (Rogelio Franco rechazando seis solicitudes de audiencia) es cuestionado, entonces, la defensa apasionada del jefe máximo de la revolución azul.