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La trama de poder del primer general caído en la guerra contra el huachicol

El Piñero

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Ante la crisis del robo de combustibles en México, el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió valerse de las Fuerzas Armadas en pleno. A diferencia de sus antecesores, que recurrieron principalmente al Ejército, el Ejecutivo pidió ya la intervención adicional de la Fuerza Aérea y la Marina.

Con la incorporación de la vigilancia aérea de los ductos, los militares del aire participan desde el viernes 11 en las operaciones desplegadas la semana pasada, cuando el Ejército y la Marina tomaron instalaciones estratégicas de abasto y distribución de Petróleos Mexicanos (Pemex) en todo el país.

Aunque los militares están en el centro de esa estrategia, que en su primera semana se tradujo en desabasto de gasolina en varios estados y la Ciudad de México, López Obrador abrió un frente dentro del Ejército al anunciar que está bajo investigación uno de sus mandos: el general brigadier Eduardo León Trauwitz, nada menos que el responsable de combatir el robo de combustibles a Pemex en el gobierno pasado y hombre cercano al expresidente Enrique Peña Nieto (Proceso 2115).

León Trauwitz es hasta ahora el primer exfuncionario de alto nivel sujeto a investigación por robo de combustible.

La Procuraduría General de la República (PGR) y la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda (SHCP) lo tienen bajo investigación, como se ha expuesto en las reuniones de seguridad que a diario encabeza López Obrador. Por lo pronto sus cuentas bancarias ya fueron congeladas.

En las carpetas de investigación de la PGR, derivadas de las acciones en Pemex, se consignan testimonios de funcionarios de la paraestatal que, en calidad de testigos, le atribuyen al general responsabilidad en el robo de combustible. Además, la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP investiga a 30 distribuidoras de gasolina presuntamente implicadas en la venta de combustible obtenido ilegalmente.

Al cobijo de Peña Nieto

León Trauwitz fue un hombre poderoso protegido por Peña Nieto, a quien había servido como escolta desde el Estado de México. Éste no le dio la jefatura del Estado Mayor Presidencial (EMP), pero a cambio, además de un ascenso a destiempo, lo colocó en una posición de seguridad nacional en la que llegó a manejar 5 mil millones de pesos y 2 mil 500 efectivos del Ejército, además de cientos de agentes civiles. Pese a esos cuantiosos recursos, el robo de combustibles se incrementó el sexenio pasado.

Peor aún, la Subdirección de Salvaguardia Estratégica (SSE) de Pemex, que estuvo al mando de León Trauwitz, al final de la administración pasada presentó a la empresa petrolera como víctima de la expansión de la delincuencia organizada. Además, en el libro blanco sobre la “estrategia de salvaguardia” de Pemex 2012-2018, la oficina que estuvo a cargo del general también aseguró que el incremento registrado entre los años 2016 y 2017 “estaba proyectado” para, a partir de entonces, empezar a decrecer.

En diciembre, desde que anunció el inicio del combate al robo de combustibles –y pese a su insistencia en que el delito se comete con la participación de personal de la propia empresa–, y hasta principios de la semana pasada, López Obrador sólo había afirmado que se investigaba a tres funcionarios de la paraestatal.

Pero el martes 8, en su conferencia matutina y a pregunta expresa, mencionó a León Trauwitz: “Está en una lista de personas que se investigan con relación a esto, sin que haya nada definitivo”. Sin abundar, el presidente también dijo: “Sí existe el general, pero no se sabía nada. Ahora se sabe porque se le menciona en asuntos que tienen que ver con la seguridad de Pemex. Él estaba a cargo de la seguridad de Pemex”.

El pasado julio, apenas López Obrador ganó la Presidencia, León Trauwitz dejó la SSE y se refugió unos meses en el Ejército para acabar el sexenio de su protector, Peña Nieto.

Ese mismo mes, el brigadier se incorporó a la Inspección y Contraloría General de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para realizar “funciones de auditoría y supervisión de recursos humanos y financieros” del Ejército.

Pero dejó el cargo en uno de sus allegados, con quien tenía relación desde que ambos formaron parte del EMP, el general Wenceslao Cárdenas Acuña.

(Fragmento del reportaje especial publicado en Proceso 2202, ya en circulación)

 

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