Luis Velázquez/ Barandal
30 de julio de 2019
ESCALERAS: La vida en Veracruz está hecha una pesadilla, un
infierno, el peor de los mundos. Por ejemplo:
El viernes 26 de julio, antes de inaugurar la
feria del pueblo, la delincuencia organizada se fue contra el presidente
municipal de Ixhuatlán del Sureste, Wilbert Luis Luis.
Uno. El cuñado del alcalde, chofer de la
familia, fue encajonado.
Dos. Lo bajaron de la camioneta donde trasladaba
a la esposa del alcalde y a la suegra.
Tres. Antes, habían dejado un mensaje al edil en
su negocio, una ferretería. 6 palabras sórdidas y siniestras: “Se alinean
o no se alienan”.
Cuatro. Según las versiones, los malandros
presionan así para cobrar la cuota, entre otras cositas, pues también
incluirían otros negocitos.
PASAMANOS: Al momento, quince presidentes municipales y ex alcaldes,
funcionarios de Ayuntamientos y líderes partidistas y sindicales (el más
notorio, el crimen de la alcaldesa de Mixtla de Altamirano, su esposo y el
chofer del Ayuntamiento) integran la lista de la violencia, la incertidumbre y
la zozobra.
Habría, entonces, de repetir la misma pregunta
de Lenin luego del triunfo de la revolución rusa. “¿Qué hacer?”.
Y “qué hacer”… en un Veracruz jodido desde
hace muchos años, sexenios (con Patricio Chirinos Calero, Miguel Ángel Yunes
Linares secretario General de Gobierno soñando con la gubernatura).
Y más porque nadie está a salvo. Niños, mujeres,
hombres, jóvenes, ancianos, políticos, líderes, sacerdotes y hasta la comunidad
gay han sido asesinados.
CORREDORES: Un alcalde más intimidado, acosado, amenazado. El
peor de los tiempos en la tierra jarocha. El impune infierno de los malandros,
más la feroz lucha de AMLO contra la corrupción política, más la austeridad
republicana, más el recorte presupuestal, más la recesión. Así como vamos, en
Veracruz se reproducirá la historia de la segunda mitad del siglo pasado en
Oaxaca, donde la población con perfil social se amparaba contra la posible
nominación de candidato a presidente municipal.
BALCONES: Los malandros interceptaron a la familia del alcalde
con cuernos de chivo, unas de las armas más peligrosas.
Hace un año, el alcalde arraigó su popularidad
cuando en la feria de Ixhuatlán obsequió cerveza para todos. Ahora, un año
después por el atentado a la esposa, la suegra y el cuñado.
Hace 8 meses, cuando MORENA entrara al palacio
de gobierno de Xalapa con la nueva generación política de AMLO, los carteles ya
estaban aquí.
Cierto. Pero 8 meses después, aquí continúan,
fresquecitos, renovados, intensos, más feroces, brutalmente feroces, en la más
terrible debilidad de la secretaría de Seguridad Pública y la complacencia de
una Fiscalía cuyo único resultado es la impunidad.
PASILLOS: No pueden. Están rebasados. Desconcertados con el
paso siguiente. Pifia tras pifia, error tras error. Y aun cuando durante varias
semanas apostaron a la Guardia Nacional, de cualquier manera, Veracruz está en
el rincón más podrido del infierno, allí donde cuenta Fedor Dostoievski, ninguna posibilidad de redención existe.