Luis Velázquez | Malecón del Paseo
05 de junio de 2021
EMBARCADERO: Un farsante por ahí canturrea que el ser humano fue traído al mundo para ser dichoso y feliz… Así ha pasado la vida predicando su filosofía barata, pues está comprobado que de cada diez personas seis nacen, crecen, se desarrollan, viven y mueren en la más jodida de la miseria y la pobreza… Y es que, en tales circunstancias, la mayoría de seres humanos toma conciencia de que la vida es un campo de batalla y de juego donde cada nuevo amanecer ha de enfrentarse con los guantes puestos para empujar la carreta y abrirse espacio…
ROMPEOLAS: Salvo que la persona nazca en pañales de seda y tenga garantizado la vida principesca, el resto de los mortales, la mayoría, 6 de cada diez personas, andamos en el palenque pateando la pelota para garantizar, primero, un trabajo estable y pagado con justicia laboral, y segundo, para tener acceso a la seguridad social y/o a las condiciones necesarias de salud… Y por añadidura, agarrándonos a trompadas todos los meses y los años…
ARRECIFES: El sicólogo dice que cada persona tiene razones para vivir… Entre otras, las siguientes… Una, la familia, la esposa y los hijos… Dos, los padres… Tres, los hermanos… Cuatro, los abuelos… Cuatro, uno que otro pariente, pues como decía Agustín Acosta Lagunes cuando gobernaba Veracruz, “mi única familia son mi esposa y mis dos hijos”… El subcomandante Marcos, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, siempre dijo que la razón de su vida eran y son los indígenas, casi casi como Lázaro Cárdenas del Río a quien llamaron el presidente indigenista…
ESCOLLERAS: Plutarco Elías Calles y Miguel Alemán Valdés tuvieron una razón más poderosa… Y, por ejemplo, además de estar pendientes de la familia, las esposas y los hijos, también de los amigos, y con quienes repartieron las mieles del poder, es decir, el poder político, el poder económico y el poder social… Incluso, tanto Calles como Alemán impusieron sucesores en la presidencia de la república a sus cuates… Y para todos ellos, buscando siempre la felicidad… Es más, hasta abriendo el surco para facilitar su dicha…
PLAZOLETA: Pero de ahí pa’lante, y de acuerdo con el INEGI, que exhibe la dramática realidad social y económica, 6 de cada diez habitantes del país miran la vida como un campo de batalla para acceder a una posibilidad laboral desde la cual pudieran alcanzar el bienestar social y que gira alrededor de un par de ejes fundamentales, como son un trabajo donde estén a gusto y garantizada la salud, lo más importante para ser, estar y trascender… Además, la felicidad total y absoluta es una entelequia, un sueño, una quimera… No hay, pues, dicha total, sino, y en todo caso, ratitos de felicidad en los meses y los años y que han de refocilarse en el recuerdo y la nostalgia para volver a ellos cuando sea necesario… Incluso, lo decía David Alfaro Siqueiros, el pintor muralista… “La vida sin problemas se vuelve insípida”…
PALMERAS: Cierto, “la vida sin problemas se vuelve insípida”… Pero al mismo tiempo, con frecuencia cuesta mucho, demasiado, abrirse paso… Más, cuando, y por desgracia, en la vida se carece de un padrino, una madrina, una palanca, un amigo poderoso, que ayude a escalar los peldaños al paraíso terrenal… Y como la mayoría de los paisanos carecemos de un ángel de la guarda, entonces, la vida se vuelve más atroz, dura y ruda… Decir que venimos a la vida para ser felices constituye la peor falacia…
