Miles de habitantes del estado se ven afectados por el recrudecimiento de un conflicto agrario.
San Cristóbal de las casas, Chiapas (EFE) – 1,165 indígenas permanecen en las montañas del estado de Chiapas por temor a la violencia y ya llevan casi tres meses malviviendo en la intemperie y alejados de sus hogares.
El pasado octubre, 5,000 indígenas del municipio de Chalchihuitán huyeron de sus casas por la violencia desatada a raíz del conflicto agrario que enfrenta desde hace 40 años a su población con el municipio vecino de Chenalhó.
Casi 4,000 indígenas comenzaron martes a regresar a sus hogares tras un acuerdo alcanzado por los representantes del grupo de los desplazados, aunque cerca de un millar decidió permanecer en las montañas porque consideran que la violencia que les obligó a escapar no ha menguado todavía.
Las condiciones de los que decidieron permanecer desplazados son extremadamente duras, en chabolas construidas con palos y cobijas, donde han fallecido al menos 11 personas por el hambre y el frío desde que comenzó la crisis.
“Los que retornan no es porque vean condiciones (de seguridad) sino porque están desesperados; tenemos datos de ancianos y ancianas que ya no comen por depresión”, dijo a EFE Sebastián López, párroco de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, municipio de Chiapas.
“Responsabilizamos al gobierno del estado de cualquier incidente y hecho lamentable que atente contra la integridad física de los habitantes ya que prevalecen aún los disparos en la zona”, alertó un comunicado del gobierno municipal de Chalchihuitán.
De acuerdo con el sacerdote, el Ejercito mexicano desmanteló el 1 de enero uno de los campamentos que ocupaban los grupos de paramilitares de Chenalhó que provocaron el desplazamiento de los habitantes de Chalchihuitán mediante ataques con armas de fuego.
El conflicto entre ambos municipios tiene varios años, cuando en Chalchihuitán obtuvo en 1981 el reconocimiento como beneficiario de 252 hectáreas de terreno agrícola que pertenecían a Chenalhó, error que un tribunal agrario federal pidió resarcir en un fallo dado a conocer el 13 de noviembre pasado.
“El fallo no genera un proceso de paz”, señaló el párroco, quien agregó que la resolución del tribunal solo agravó la situación de violencia ya que los desplazados pretenden impugnar dicha decisión el próximo 8 de enero.
La comunidad de Chalchihuitán es una de las más pobres de México y la policía local se encuentra desarmada, por lo que no existen las condiciones de seguridad necesarias para que los desplazados regresen a sus hogares.
“Una de las exigencias de Chalchihuitán es el desarme de los grupos de Chenalhó”, señaló Sebastián López, quien agregó que el pasado 21 de diciembre el Gobierno del estado intentó un desarme de los grupos violentos a cambio de dispositivos Ipad.
“No por el hecho de que ya retornaron ya hay paz; yo veo que es un retorno de mucha tristeza, de mucho dolor y de mucha preocupación. No hay nada que celebrar” señaló el párroco.
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Con información de expansion.mx