Luis Velázquez Barandal
15 de mayo de 2018
ESCALERAS: La yunicidad aprieta. Ahora, ofrece 5 millones de pesos de recompensa para ubicar el paradero del exfiscal duartista, Luis Ángel Bravo Contreras. Lo acusan del delito de lesa humanidad. Desaparición forzada de personas. 21 ex jefes policiacos y policías están ya en el penal de Pacho Viejo. Y un jefe más, ex secretario de Seguridad Pública, José Nabor Nava Olguín, prófugo de la justicia.
El domingo 13, el gobernador Yunes lo anunció. Sigue empujando la carreta en la cancha más revolcada de la nación. Ningún otro mandatario lo está haciendo en el país. Yunes, dispuesto a llegar, todo indica, “hasta las últimas consecuencias” y que serían, digamos, las pruebas para demostrar que Javier Duarte sabía y estaría involucrado.
Incluso, la punta del iceberg llegaría al sexenio de Fidel Herrera Beltrán con la desaparición del arquitecto Cristhian Morales Carreto, levantado en Xalapa a la salida de un antro con una amiga y un amigo, los tres, desde entonces, en el limbo.
PASAMANOS: El Dios de cada quien cuide a los duartistas. El gobernador con su Fiscalía y la secretaría de Seguridad Pública sigue escarbando. Y tantos exfuncionarios han caído que sólo falta poner en el tinglado el delito de la negligencia y la omisión.
Por lo pronto, ha de recordarse, el ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, y la Contraloría, han interpuesto denuncias penales en la Fiscalía en contra de quinientos duartistas y las que siguen su curso.
¡Sálvese quien pueda!, sean ex funcionarios y/o políticos con fuero, como por ejemplo, los diputados locales y federales a punto de terminar su periodo constitucional.
Y es que ellos, ya se sabe, se excedieron. Y abusaron de todo. Desde el desvío de recursos públicos para enriquecerse hasta la desaparición.
Caray, además de desaparecer a las personas en los retenes, por ejemplo, y también levantadas por los elementos policiacos aliados con los carteles y cartelitos, desaparecían cadáveres.
Y fue, y en el caso, con Luis Ángel Bravo Contreras, el Fiscal que proclamaba la honestidad como eje moral de su vida.
CORREDORES: Poco a poco, la yunicidad ha apretado tuercas.
Es más, si ya pocas cositas suelen sorprender en la vida, sus manotazos deslumbran.
En ningún momento se trata de persecución política ni policiaca. Tampoco venganza. Menos atropellos a los derechos humanos. Tampoco excesos trepados en el poder.
Y es que la toma de decisiones en la administración pública es piramidal. De arriba hacia abajo. Y con un vaso comunicante, eje conductor.
Unos, por ejemplo, son los asesinos físicos. Otros, sin embargo, los asesinos intelectuales.
Por lo regular, la autoridad correspondiente detiene a un homicida físico, pero los que expidieron la orden quedan en la impunidad.
El gobernador está desenredando la madeja. Teje y desteje, igual que Penélope.
Y luego de la captura del ex director de Servicios Periciales de la Fiscalía, Gilberto Aguirre de la Garza, y de ex delegada de la Policía Ministerial, Carlota Zamudio Parroquia, ambos subalternos de Bravo Contreras, la caja de Pandora del sexenio anterior sigue abriéndose.
Y si la yunicidad expidió ya la orden de aprehensión en contra del ex Fiscal, significaría que ya tienen, “más que los pelos de la burra en la mano, la burra completa”.
RODAPIÉ: En el boletín oficial dieron un avance:
Bravo Contreras ordenó a Gilberto Aguirre y Carlota Zamudio entregar los trece cadáveres rescatados en la barranca “La aurora” de Emiliano Zapata al secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita.
El Fiscal (“Señor Justicia” llamaban en Grecia a los Procuradores) intentó así desaparecer rastros, pistas, huellas, de la desaparición forzada.
Pero más aún, quedar bien con Bermúdez.
Y si tal fue operativo, entonces, ni modo que Javier Duarte lo ignorara, y/o en todo caso, actuaran a sus espaldas.
Fue el sexenio anterior el más sórdido y sombrío, pues una cosita es desaparecer personas y otra, peor aún, desaparecer cadáveres, dueños que se creyeron los duartistas del día y de la noche, pero también, lo más grave, del destino de los demás.
Y no obstante, muchos ahora “se curan en salud” y “se lavan las manos” diciendo que “Duarte nos empinó a todos” y que Duarte “era mi amigo, pero nos engañó” y que “yo le decía a Duarte que estaba mal desviar recursos públicos y lo seguía haciendo”, pero al mismo tiempo, vaya contradicción, todos los funcionarios siguieron en el cargo público hasta el final del sexenio.
Y por añadidura, se volvieron cómplices.
BALAUSTRES: Cada vez queda confirmada una realidad avasallante:
En el sexenio anterior se padeció en Veracruz el tiempo de la guerra sucia en el país, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez, presidentes, cuando la feroz persecución contra la izquierda, los inconformes, los contestatarios, los insumisos, los rebeldes.
En Veracruz fue peor, sin embargo, pues se extendió con mayor crudeza a la población civil.
Mentes torcidas. Codicia sin límites. El hombre, lobo del hombre. Desde el poder, el terror y el pánico. El Estado de Derecho, relevado por el Estado Delincuencial.
Y lo peor entre lo peor: la alianza con la delincuencia organizada para desaparecer personas.
Ahora, el PRI paga las consecuencias. Tres derrotas consecutivas en menos de un año. La gubernatura, la mayoría en el Congreso y las 173 presidencias municipales.
Más el primero de julio con las 5 elecciones en puerta.
Mucho se dijo en el carril político y fue publicado en la cancha mediática que Bravo Contreras la había librado. Que andaba por ahí tan quitado de la pena. Que elegido Fiscal por nueve años en el duartazgo, con la simple renuncia al cargo la había librado.
Y de pronto, zas, apareció el peine.
Nunca pensó que de la misma Fiscalía donde fue jefe máximo saldría la oferta de 5 millones de pesos por su cabeza.
El hijo de una ex presidenta municipal de Amatlán. El litigante exitoso. El playboy que se creía y sentía. El Fiscal que cuando llegaba al café era custodiado por un montón de policías judiciales.