- La talla de un estadista
Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: Desde hace once meses y 13 días, ha llovido frenéticamente. Casi casi, torrencial huracanado. Una tormenta estrepitosa cargada de incertidumbre y zozobra. Once duartistas presos en el penal de Pacho Viejo. El jefe Javier Duarte en el Reclusorio Norte. Elites políticas en la lona. El lodo que sembraron cayendo como lava sobre ellos. Y de ñapa, Karime Macías en el anuncio promocional del primer informe de Miguel Ángel Yunes Linares como gobernador.
“Dice que merece abundancia”. “Yo digo que merece la cárcel”.
Tal cual, la población una vez más fragmentada.
No se vale han dicho las cúpulas rojas.
Se está reactivando el pasado expresan otras.
El góber azul se reduce como político en vez de agigantar su imagen, digamos, de estadista…, cuando, caray, si miramos al pasado nunca, jamás, ha existido un político con tales dimensiones públicas.
Y lo peor, en el país sólo Lázaro Cárdenas del Río alcanzó la estatura.
Así, en vez de dignificar el primer informe la investidura pública (la gran investidura que tanta respetaba Adolfo Ruiz Cortines) se reduce a un meme de Veranews.
Y más, cuando algunos recuerdan que en el Congreso de la Unión (tres veces diputado federal), Yunes Linares siempre sobresalió porque por encima del hígado y las vísceras y los genes predominaban las neuronas, como por ejemplo, aquel famoso debate con el perredista Pablo Gómez, uno de los grandes líderes del movimiento estudiantil del 68.
En la vida, pero más, mucho más en la política, ha de verse la inteligencia y el talento más que el hígado.
PASAMANOS: Cierto, nunca la población de Veracruz ha sido testigo de tanto saqueo como en el duartazgo.
Incluso, hasta pudiera sentirse que ahora cuando Yunes tiene a once duartistas presos serviría de gran lección para el presente y el futuro inmediato para frenar la corrupción.
Pero si un día Yunes Linares aparece en la portada de los periódicos caminando con Enrique Peña Nieto en diálogo intenso y otro día aparece haciendo escarnio de Karime Macías, caray, se olvida, primero, que si hay denuncia penal en contra de la esposa de Duarte apenas está en proceso, y segundo, falta el proceso mismo para dictar la sentencia.
Y de acuerdo con el nuevo sistema penal se incurre en un delito, pues desde el aparato gubernamental se le está sentenciando.
Cierto, la corrupción fue tanta que un año después sigue dando material para tener puestos los guantes, pero más aún, para cuajar de lleno en el corazón electoral de cara a la elección de gobernador el año entrante.
Y más, cuando todos ellos menospreciaron el dolor y el sufrimiento humano con tantos hijos y familiares desaparecidos, todos los desaparecidos por cierto hoy con la Fiscalía azul en la impunidad.
La pareja monárquica que fueron Duarte y Karime merecen, cierto, el repudio social y si en muchas partes del mundo las dictaduras caen y también las democracias, la generación duartista poco a poco ha ido cayendo a la cárcel.
Pero otra cosita es el escarnio. Y más, desde adentro del poder hacia afuera.
En todo caso, y si tal es la filosofía política, que circulen tales memes, pero con las siglas de una ONG fantasma.
CASCAJO: El duartazgo es sinónimo de saqueo. Peor, claro, fue la impunidad.
Ninguna voz (ORFIS, Contraloría, SEFIPLAN y Comisión de Vigilancia del Congreso, por delante) levantó la mano denunciadora. Nadie renunció. Todos (el gabinete legal y ampliado) siguieron trepados en el barco de la corrupción.
Javier Duarte y su banda criminal les ha llamado el góber azul.
Así, las culpas han de repartirse, digamos, en el anuncio promocional.
Y más, cuando por ejemplo, el culto que los duartistas rendían a Karime y a su padre, fue insólito y que en el gabinete se volvió complicidad.
Nadie, claro, votó en el año 2010 por Karime para gobernadora, pero en el viaje sexenal ella terminó mandando, a tal grado que, por ejemplo, el acuerdo con Duarte era que en los negocios de uno a diez millones de pesos cada uno tenía manos libres, y de diez millones de pesos en adelante los compartían.
Fueron unos señores feudales.
Pero… para eso existe la ley.
Nunca José López Portillo se metió con las esposas y los hijos de los siete echeverristas que encarcelara acusados de pillos y ladrones, entre ellos, un par de jarochos como fueron Eugenio Méndez Docurro, secretario de Comunicaciones, y Félix Barra García, titular de la Reforma Agraria.
RODAPIÉ: Fueron memorables los abusos de la esposa de José López Portillo con el piano que debían meter en los hoteles cuando andaba de gira.
Y los excesos en que incurrió Marta Sahagún y sus hijos.
Y nunca, jamás, Miguel de la Madrid ni tampoco Felipe Calderón se ocuparon en sus campañas electorales ni tampoco en la tarea de gobernar de ellos.
Igual que Hernán Cortés, Duarte y Karime se deslumbraron con el oro fácil. Pero al mismo tiempo, gran tragedia social, olvidaron “El árbol de la noche triste” de Cortés.
Fidel Castro pudo exclamar en su juicio por el asalto al Cuartel Moncada que “la historia me absolverá”.
Pero Duarte ni tampoco Karime salvarán el juicio penal en proceso y el tribunal popular… que ya los ha juzgado pues el saqueo en que incurrieron constituye todavía la fuente de sus desgracias.
Pero de ahí al escarnio hay una distancia años luz.
Todo hombre público trepado en la victoria ha de ser justo.
Incluso, magnánimo, como gran estadista, pues la historia solita se encarga del resto.