- La Yunicidad quedó acorralada: sábado en la noche, ocho asesinatos en Coxquihui. Domingo en la mañana: el primer reportero asesinado. Domingo en la tarde: 47 cadáveres hallados en fosa clandestina en Alvarado
- Los ocho muertos en la sierra de Papantla se añaden a las vidas que ha arrebatado la violencia creciente en Veracruz desde diciembre.
- En lo que va de 2017, tres predios con decenas de restos humanos se han encontrado en el territorio estatal
- Es asesinado el periodista Ricardo Monluí Cabrera, el primer comunicador muerto en Veracruz durante el gobierno de la alternancia
Itzel Loranca/blog.expediente.mx para El Piñero de la Cuenca
Veracruz.- En menos de 24 horas, el fin de semana, de la noche del sábado a la noche del domingo, la Yunicidad vive el momento más escabroso del bienio.
Veracruz se cimbró.
Pero la habilidad política y mediática del gobernador lanzó elementos distractores para enlodar más a Javier Duarte, el prófugo de la justicia desde hace 154 días.
La noche del sábado, en Coxquihui, en la sierra de Papantla, un tiroteo dejó cinco policías muertos más tres civiles ejecutados.
El sábado 19, en la mañana, el reportero y columnista Ricardo Monlui Cabrera fue ejecutado en Yanga, con lo que la Yunicidad tuvo ya su talón de Aquiles en la lista de la noche más larga y siniestra del gremio reporteril.
Y ante los vientos huracanados en contra, Miguel Ángel Yunes Linares lanzó elemento distractor revelando a través del Fiscal que en las fosas clandestinas de “El arbolillo”, en Alvarado, habían descubierto, ni más ni menos, 46 cadáveres, diez más de los tirados en el paso a desnivel de la avenida Ruiz Cortines, en Boca del Río, en el duartazgo.
Días revueltos y sórdidos.-
Así, la violencia perpetrada por el crimen mantiene acelerado el pulso de las zonas serranas y el sur del estado de Veracruz. Una taquicardia visible en los hechos de tragedia numerosa que engrosan la estadística de asesinatos, en la administración estatal iniciada en diciembre de 2016.
Cifras que se traducen en vidas, de uno y otro grupo delictivo, de profesionistas, estudiantes, policías, y recientemente, el primer periodista asesinado en el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares, Ricardo Monluí Cabrera.
Los hechos, que han sido explicados reiteradamente por el mandatario estatal como producto del enfrentamiento entre grupos de la delincuencia organizada, presentan un reto más allá del combate a la delincuencia.
El combate a la impunidad.
EN COXQUIHUI SEIS MUERTOS
La medianoche del 19 de marzo en Coxquihui llegó con el rumor de vehículos extraños y sujetos armados, que sobrecogió a la población. En las calles, solo la búsqueda furtiva presuntamente para encontrar al alcalde priista Reveriano Pérez Vega.
Negocios y viviendas cerraron con premura, poco después de saber que los accesos al pueblo habían sido obstruidos por los delincuentes.
En ese lugar enclavado en la sierra del Totonacapan al norte del estado de Veracruz, los primeros balazos sonaron próximos al palacio municipal. Había sido asesinado el cuñado del presidente municipal, Emilio Salazar, luego de ser sacado a golpes de su domicilio, ser torturado para después ser ultimado sobre las calles empedradas del lugar.
El grupo de malhechores posteriormente se dirigió a la comandancia de la Policía Municipal, donde mataron a cinco policías. Al amanecer en Coxquihui, se contaron seis personas muertas.
Versiones apuntan a que la noche de terror se debió a que Reveriano Pérez es presunto jefe de una banda delictiva conocida como Los Pelones, con la que él y sus hermanos mantienen el control en la zona.
El silencio que las autoridades han mantenido sobre el episodio y el horror que vivieron los habitantes de Coxquihui lamentablemente no son nuevos en Veracruz.
En Paso de Ovejas, el 22 de octubre de 2011, ocho personas, una familia entera, parientes del entonces presidente municipal Adolfo Ramírez Arana, fueron asesinados y abandonados frente al panteón municipal.
La ejecución ocurrió a plena luz del día, mientras la entrada y salida del pueblo era bloqueada por un autobús y un tráiler, tomados por los delincuentes. La historia, un relato de los vecinos del lugar. La versión oficial no existe.
EL PERIODISTA NÚMERO 20
Antes de ser asesinado, el periodista Ricardo Monluí Cabrera acababa de desayunar antojitos con su esposa, su hijo y su nieto en la colonia Progreso en Yanga.
Al acercarse a su carro Tsuru color blanco, un hombre se aproximó a él, sacó un arma y le disparó en dos ocasiones en la cabeza.
A solo un par de cuadras había policías municipales. Pero el agresor no pudo ser detenido. Huyó, ante la mirada horrorizada de la familia de Monluí, que no dejaba de pedir auxilio. Sin embargo, murió casi al tiempo que llegaban los paramédicos, a sus 57 años de edad.
Ricardo era reportero de los diarios Sol de Córdoba y Diario de Xalapa, autor de la columna Crisol y dueño del diario El Político de Córdoba. Fue presidente de la Asociación de Periodistas y Reporteros Gráficos en Córdoba y la Región.
Sin embargo, ya es recordado por medios informativos nacionales e internacionales, como el primer periodista asesinado en el gobierno de Yunes Linares y el periodista número 20 en ser muerto en Veracruz.
La Procuraduría General de la República (PGR), a través de la Fiscalía Especializada en Delitos cometidos contra Periodistas y la Libertad de Expresión, atrajo el caso.
Entre la PGR y la FGE, la mayoría de los otros 19 casos desde 2011 a la fecha se investigan, presuntamente, sin resultados hasta el momento. La cifra reiterada ante el asesinato de un periodista en Veracruz, tiene nombres y conlleva una exigencia de justicia.
Son Noel López Olguín, Miguel Ángel López Velasco, Misael López Solana, Yolanda Ordaz de la Cruz, muertos en 2011.
Regina Martínez Pérez, Ana Irasema Becerra Jiménez, Guillermo Luna Varela, Gabriel Huge Córdova, Esteban Rodríguez Rodríguez, Víctor Manuel Báez Chino, Miguel Morales Estrada y Sergio Landa Rosales, asesinados en 2012.
Gregorio Jiménez de la Cruz, a quien le arrebataron la vida en 2014; Moisés Sánchez Cerezo, Armando Saldaña Morales, Juan Mendoza Delgado y Rubén Espinosa Becerril, asesinados en 2015.
Anabel Flores Salazar y Pedro Tamayo Rojas, asesinados en 2016.
LOS HECHOS QUE ENGROSARON LA CIFRA
Por el número de muertes, son varios los hechos que han encontrado notoriedad de diciembre a la fecha.
Los días tres, cuatro y cinco de diciembre de 2016, distintos enfrentamientos en el municipio de Jesús Carranza, al sur de la entidad, dejaron como resultado 20 personas muertas, presuntos delincuentes que enfrentaron a elementos del Ejército Mexicano y la Policía Estatal.
El 27 de enero el secuestro de tres policías y un oficial herido, en Las Choapas, provocó estupor en la región. Un día después sus cuerpos fueron encontrados en Huimanguillo, Tabasco. Eran Anita Contreras López, Álvaro Navarrete Alducin y Benjamín Montejo Ávalos, los tres reconocidos con mucha estima entre sus compañeros y el pueblo.
El primer día de febrero terminó con 10 muertes.
En un solo día, un vigilante fue asesinado a palazos en Veracruz; un hombre fue encontrado sin vida en Xalapa; un cuerpo se encontró en estado de putrefacción en Acultzingo; tres cuerpos torturados y maniatados, ya sin vida, fueron hallados en Maltrata.
Ese mismo primer miércoles de febrero, una persona fue asesinada en Chalahuite; fue muerto el suplente del presidente municipal en Zongolica; dieron muerte a un empresario en Cuitláhuac y dos personas fueron encontradas sin vida al interior de una camioneta en Tuxpan.
Dos días después, el tres de febrero, seis personas fueron asesinadas en el municipio de Cuitláhuac, tras un enfrentamiento entre grupos de la delincuencia organizada. Mientras que dos quedaron muertas sobre el kilómetro 26 de la carretera federal Córdoba-Veracruz, otras cuatro fueron halladas en un auto en la colonia San Francisco, entre cañaverales.
En Boca del Río, municipio donde el alcalde es el hijo del gobernador de Veracruz, fueron abandonados 11 cuerpos sin vida en la calle Puerto Banderas de la colonia Graciano Sánchez, el 28 de febrero.
OTRAS FOSAS, MISMA VIOLENCIA
En el séptimo mes de iniciada la brigada de búsqueda de desaparecidos en el rancho Dos Lagunas, cerca del fraccionamiento Colinas de Santa Fe, las madres del colectivo Solecito de Veracruz encontraron el cráneo número 253.
Las labores en el terreno, donde hasta la fecha se han hallado 125 enterramientos clandestinos, continúan, manteniendo cautiva la atención de la comunidad nacional e internacional ante la crudeza de la mayor fosa clandestina de México.
Sin embargo en lo que va de 2017, tres predios más han sido descubiertos en el estado de Veracruz, esta vez por las autoridades. En ellos, decenas de cuerpos, restos de seres humanos que aguardan salir de la sombra de la impunidad.
El 12 de febrero una fosa en Cuautlapan, a un kilómetro del panteón local, reveló en su interior los cuerpos desmembrados de cuatro mujeres, enterrados junto con sus pertenencias ilegalmente.
El 26 de febrero, en la colonia Diana Laura Riojas de Minatitlán, se encontraron bajo tierra los restos de una trabajadora de Petróleos Mexicanos, una universitaria de segundo semestre y una estudiante de 14 años de edad.
Las tres habían sido secuestradas y pese a que en dos de los casos se pagó un rescate por ellos, fueron asesinadas.
El 16 de marzo, sin embargo, fue la Secretaría de Marina Armada de México la que encontró la segunda fosa con más restos en el estado de Veracruz. A 10 kilómetros de la cabecera municipal de Alvarado, colindando con una laguna, se encontraron en ocho depósitos ilegales, 47 cráneos con diversos restos óseos.
Información otorgada por la FGE este domingo 19 de marzo mostró que presuntamente se han identificado entre las osamentas a los tres integrantes de la familia Sánchez Pérez originaria de Querétaro y desaparecida en septiembre del año pasado.
Entre los restos que aguaran la justicia también se encontraría el joven Baruch Grajeda García, desaparecido en julio 2016; e Isaías Jácome Hernández, desaparecido desde el 6 de septiembre de 2016.