Luis Velázquez
Veracruz, México.- Uno. “Las dinosaurias también roban”
En la Ciudad de México han vuelto las carpas, aquel teatro ambulante donde a partir del albur y las bromas, la ironía y el humor, los artistas cómicos (Cantinflas, Resortes, Clavillazo, Palillo, Fernando Soto Mantequilla, Manuel Medel, los hermanos Pardavé, etcétera) se pitorreaban de los políticos.
Pero ahora, ridiculizan a las esposas de los presidentes de la república, con un título sugerente en una obra teatral, tipo carpa. Se llama “Las dinosaurias también roban”.
Y lo interpretan cuatro mujeres artistas. Marisol Gasé, Ana Francis Mor, Nora Huerta y Cecilia Sotres, y quienes interpretan a las llamadas “primeras damas”.
Por ahora, en centran en Angélica Rivera, “La gaviota” de Enrique Peña Nieto, Margarita Zavala (“Margarita Salada” le llaman) de Felipe Calderón y Martha Sahagún (“Marta Según” le dicen), pareja de Vicente Fox.
Pero…, dada la fama en México y en el mundo de Javier Duarte, sopesan incorporar en su elenco artístico a Karime Macías, a partir del controvertido diario que llevaba donde en una hojita escribiera cincuenta veces la siguiente leyenda de autoayuda y superación. “Merezco abundancia, merezco abundancia, merezco abundancia”.
Dice Cecilia Sotres:
“Todos estamos decepcionados de los partidos políticos y los políticos. Todos roban. Y la política es una cloaca”.
Y al pillaje también le entran las esposas de los presidentes de la república en turno.
Por eso mismo, en el elenco artístico ha debutado Melania Trump, a quien en el show llaman “Mela/mía”, porque igual que a las otras mujeres, Donald Trump trata como un objeto… en vez de un sujeto.
Y es que, dice Sotres, tanto el presidente de Estados Unidos como de México “compraron” a sus mujeres, digamos, para lucirse ellos mismos.
Y en el ejercicio del poder, también fueron tocadas por el Luzbel de la corrupción.
Y es que ellas, como esposas, tienen una influencia fuera de lo común.
Por eso, si el lector fuera a la Ciudad de México ojalá se diera un tiempecito en la tarde/noche para meterse al teatro y mirar y admirar, pero más aún, carcajearse y pitorrearse con “Las dinosaurias también roban”.
Dos. “Miss Bolsita” y “Lady Gucci”…a las rejas
Varios orígenes han endilgado al nacimiento de la carpa en México, entre ellas, que apareció cuando la Revolución y era considerada el teatro de los pobres.
Era un teatro ambulante a inicios del siglo XX y que tuviera su esplendor, su época de oro, con Resortes, Clavillazo, Palillo y Cantinflas, entre tantos otros, donde los políticos eran ridiculizados con un hiriente pero fino sentido del humor (bromas, ocurrencias, palabras altisonantes, sátira, música, etcétera).
Incluso, y como lo que más perturba e irrita a los políticos es que el pueblo se mofe y burle de ellos, en aquel tiempo los políticos encarcelaban a los humoristas y enviaban al penal de Lecumberri, allí también guardaron a los grandes líderes sociales de la época, entre otros, Demetrio Ruiz Vallejo, Valentín Campa y David Alfaro Siquerios, “El coronelazo”.
De hecho, la tradición de la carpa desapareció hacia finales de la década de los 60, cuando, digamos, México, entró a la modernidad con el auge del teatro formal y las películas.
¡Ah!, pero en el Porfirismo, el teatro humorístico también alcanzó dimensión popular con una especie de revista popular, revista musical, donde una figura simbólica fuera María Conesa, la tuplé, aquella española chaparrita que en una función le cortara con unas tijeras los cortones de su traje de militar a Pancho Villa.
Ahora, este cuarteto de mujeres artistas retoman el sentido original de las carpas y México está carcajeándose de nuevo con “Las dinosaurias también roban”, pues las espositas de los políticos encumbrados también disfrutan de las mieles del poder, desde “La gaviota” y la “Margarita Salada” y la “Marta Según” hasta Karime Macías.
Quizá también en la listita entrarían Eva Cadena, la diputada local de MORENA llamada “Miss Bolsita” y “Lady Gucci”, la panista Claudia Acompa Islas, la presidenta municipal de
Santiago Tuxtla, quien con cargo al erario, además de su ropa costosa de marca, contrataba al maquillista de las estrellas, entre ellas, “La gaviota”, Alfonso Waithsman.
Tres. Teatro/bar “El vicio”
El promocional de la obra teatral habla de “mujeres brillantes, perversas y candentes” que desfilan en el show como en un carrusel de caballitos en feria pueblerina, ni más ni menos, en un teatro bar llamado “El vicio”, en Coyoacán.
Y la leyenda es para pitorrearse, claro.
Convoca, por ejemplo, a olvidarse del gasolinazo, del muro de Donald Trump, del TLC, los salarios de hambre y de Joaquín “El chapo” Guzmán, quien en la cárcel de Nueva York se siente tan sólo y que ha empezado a tener alucinaciones, porque igual que Javier Duarte en la cárcel militar de Guatemala, pasa solo 23 horas del día y únicamente lo sacan a tomar el sol una hora y son tan peligrosos que deambulan solos en el patio, custodiados, además, por los policías de elite.
Es hora, pues, de pitorrearse con la Casita Blanca de “La gaviota”, el Toallagate de Martha Sahagún, los negocios ilícitos de los hijastros de Vicente Fox y de Melania Trump, quien duerme en una recámara aparte de Donald, porque al señor presidente de los Estados Unidos no le gusta escuchar las flatulencias que se le escapan a su mujercita.