Por Miguel Ángel Lizama@Migueliz8
Ahora que la altanería, el insulto directo, las repeticiones machaconas buscando el error o contradicción, el abuso de la cortesía y paciencia del Presidente de la República, es norma dominante en la conducta y preguntas de los reporteros “acreditados” en las Mañaneras del Palacio Nacional, es oportuno recordar que durante el imperio del PRIAN, “la prensa incómoda” tenía tres alternativas o métodos para ser tratada: ignorarla, comprarla o eliminarla, o sea, ostracismo, dinero o RIP.
Viviendo a base de intrigas, rumores, chismes y trascendidos, la Prensa apenas podía vislumbrar lo que ocurría tras las espesas cortinas del poder, y los ciudadanos jamás se enteraban de lo que es su derecho natural de conocer: las razones y sucesos de su gobierno, que afectan de un modo y otro su vida diaria y futura. Los gobiernos del PRI y el PAN se manejaban a base de secretismos hasta el momento de soltar un golpe, confiados en que “palo dado, ni Dios lo quita”. Entonces para los medios de comunicación sólo les quedaba aplaudir si deseaban seguir en el entramado, especialmente cuando la televisión adquirió preponderancia y sus conductores de noticieros alcanzaron los altares oficiales y tuvieron calidad de deidades del Olimpo del Poder.
Las entrevistas exclusivas y confidencias personales se volvieron un filón de oro para medios y comunicadores de toda laya. Reportero o locutor que era recibido en exclusiva por el Presidente o cualquiera de sus secretarios, no sólo adquiría notoriedad y relevancia, sino que el medio para el que trabajaba se beneficiaba de contratos publicitarios de las dependencias del gobierno federal y de los estados. Jauja para todos.
De vez en vez, algún locutor de televisión se aparecía por alguna dependencia oficial –donde causaba furor entre las secretarias– para “saludar” al Jefe de Prensa (ahora Director de Comunicación Social) y platicar del viaje de placer planeado para sus vacaciones –con su esposa o “detalle”–, en el cual emplearía los boletos de avión y el cheque de viáticos que generosamente se le entregaban como agradecimiento por el buen trato público que le daba “al Jefe”. Casi el paraíso.
Famosos fueron en los corrillos de prensa los desayunos en el Veranda del Hotel María Isabel, las comidas o cenas en el Champs Elysées de Polanco, que Francisco Galindo Ochoa (don Pancho) tenía con políticos, empresarios, líderes legislativos o simples recomendados que buscaban alguna chamba, una diputación o un empujoncito para mejorar de posición. Por conocer a medio mundo desde que fue Jefe de Prensa en las campañas de Ruiz Cortines, López Mateos y Díaz Ordaz, Galindo Ochoa podía permitirse el lujo de repartir confidencias que no fueran lesivas, deslizar amenazas o “sugerencias” dirigidas, y adoptar “ahijados” entre los periodistas más asiduos a sus reuniones, a quienes jamás les permitió pagar siquiera un vaso de agua, conocida la inclinación etílica de muchos reporteros.
Aunque sin poder igualar a Don Pancho, otros Jefes de Prensa y Directores de Comunicación Social (tanto del PRI, como del PAN y del PRD) continuaron los desayunos y “atencione$” a columnistas, analistas y politólogos, a fin de lograr que “no le pegaran a quien pagaba”, como dijo López Portillo en célebre queja contra la Prensa.
Para los reporteros de las “fuentes” cada mes había un “empareje” por los bajos sueldos que les pagaban (o siguen pagando) en sus medios: recibían un sobre de papel manila amarillo con dinero en efectivo, libre de polvo y paja, con los saludos y agradecimiento del titular de la dependencia. ¡Cómo no van a añorar esos tiempos de bonanza y silencios cómplices que ya parecen cada vez más lejanos!
La primera campanada de advertencia llegó cuando ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR fue electo Jefe de Gobierno del DF. No se suprimió del todo el “empareje”, de práctica común en el gobierno federal y las otras 31 entidades, pero empezaron las desveladas con las Conferencias de Prensa que daba AMLO a primera hora del día laboral. No fueron del agrado de reporteros de la “fuente”, pero tenían que atenderlas por orden de los jefes, no sólo por su valor pecuniario, sino por lo informativo, pues López Obrador fijaba la tendencia política del día que siempre tomaba desprevenido a Vicente Fox (entonces vivía en Los Pinos) y a todo su “gabinetazo”. Cuando leían la Síntesis Informativa enviada por el Estado Mayor Presidencial, López Obrador ya había soltado su “Tema del Día” y todos tenían que responder los señalamientos y declaraciones del Jefe de Gobierno, quien marcaba la agenda diaria. Eso ponía furioso a Fox, quien nunca logró contrarrestar el peso e importancia creciente que adquiría AMLO, hasta convertirse en su pesadilla y némesis.
Tanto Fox, como después Calderón y luego Peña Nieto quisieron hacerle vacío a López Obrador y para eso aumentaron desmesuradamente el gasto en comunicación, a fin de comprar en los medios silencios hacia Andrés Manuel. Para directores y jefes de redacción la orden era terminante: “Si no hay pago previo (nada de crédito para pagar después), ni una sola línea o mención para López Obrador o su partido”. Me consta.
Andrés Manuel y las Redes Ciudadanas que armó Manuel Camacho Solís (mediatizadas por Los Chuchos del PRD, desde entonces serviles al PRIAN) tuvieron que luchar contra ese silencio impuesto a los medios y contra la intervención de la cúpula empresarial representada por el Consejo Coordinador Empresarial, la Coparmex y el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, cada cual aportando cuantioso financiamiento en complemento a los ríos de dinero que soltaba Fox desde la Presidencia y todo el gobierno federal, además de las “prerrogativas” del IFE de Juan Carlos Ugalde y la propaganda de la iglesia católica mediante sus párrocos esparciendo la idea de que AMLO era UN PELIGRO PARA MÉXICO, según lo contratado con publicistas extranjeros.
Fue un enfrentamiento muy desigual: AMLO CONTRA EL MUNDO DE CORRUPCIÓN. Y sin embargo, GANÓ, pese a todas sus conjuras. Primero lo quisieron reventar con EL DESAFUERO, unidos Procuraduría General de la República, huestes del PRI y el PAN, y ambas cámaras del Congreso, actuando todos concertadamente. La gente por toda la República empezó a mostrar su inconformidad en diversos modos, lo que fue reportado por las “orejas” o espías de Gobernación e hizo recular a Fox para tener una “elección en paz”. Pero como tenía que “evitar a toda costa” el triunfo de López Obrador (como se lo advirtieron los “hombres de negocios”), costó tiempo, mucho dinero y esfuerzos, para lograr que el TRIFE pasara sobre la Constitución y el Cofipe para reconocer “el triunfo” harto discutible de Felipe Calderón, quien apenas pudo librar de puro panzazo su “empate técnico” logrado sin mover un dedo durante su descanso navideño, gracias a la “magia” de la encuestadora GEA-ISA.
Durante el sexenio de Calderón y luego el de Peña Nieto, los cañonazos de Presupuesto que le llovieron a los medios, los hizo ver y disfrutar la vida color de rosa y todo era felicidad en su mundo al revés, hasta que… En 2018 irrumpieron las BENDITAS REDES SOCIALES, a duras penas tejidas, sostenidas y manejadas por valientes muchachas y jóvenes con agudos conocimientos informáticos, una profunda conciencia social obtenida con la gente y sintonizada con AMLO y sus antecedentes de honestidad y congruencia. Entonces TODO CAMBIÓ porque el PUEBLO DE MÉXICO puso las cosas en su lugar y el aparato del PRIAN empezó a crujir y venirse abajo, entre gritos, insultos, descalificaciones y llantos de unos y otros.
Andrés Manuel llegó a Palacio Nacional (porque Los Pinos ya no sería cueva de maleantes, sino un espacio para la Cultura) y al tiempo que cortó los caudales de dinero que bañaba a los medios, comenzó a practicar la PLENA LIBERTAD DE INFORMACIÓN, ya no unilateral como era costumbre, y ante el desconcierto y coraje de los medios tradicionales, sólo las Redes Sociales la supieron aprovechar, pese a los denuestos y protestas contra ellas de los “periodistas profesionales”, como se autonombró la Prensa Convencional ya sin apapacho$ del PRIAN. Y se iniciaron las mentiras, los desfiguros de reporteros tendenciosos; el disgusto por la carencia de “emparejes”; las penurias y quiebras de medios por los recortes ordenados por su “peligro para México”; los “otros datos” que empezaron a salir de oficinas partidistas y empresariales; la amplia cobertura mediática a toda protesta y férreo silencio a todo logro… PERO LA PRENSA DE ANTES YA HABÍA PERDIDO CREDIBILIDAD… QUE GANARON YOUTUBEROS, FACEBOOKEROS, TWITTEROS Y OTROS IGUAL DE JÓVENES (por lo menos de mente), INTELIGENTES, LUCHONES Y OBRADORISTAS, donde afortunadamente abundan las mujeres. HOY MÉXICO ES OTRO. Y LA INFORMACIÓN TAMBIÉN.