Luis Velázquez | Barandal
22 de mayo de 2021
ESCALERAS: El obradorismo se trepa en el aumento de las remesas de los paisanos en Estados Unidos. Pero se trata de una falacia.
De entrada, habría de recordar que los treinta millones de mexicanos en el país vecino, unos doce millones indocumentados por ahora, huyeron de aquí debido a la errática política económica, incapaz de crear y recrear los empleos demandados por los ciudadanos de a pie y jefes de familia.
Y cuando aquí, desempleados, tocaron puertas y nunca encontraron una posibilidad laboral, y toda vez que “muchas cornadas da el hambre”, y más, mucho más cuando están casados, el único camino es a EU atravesando el desierto y el río Bravo y exponiéndose a la policía migratoria.
PASAMANOS: Segundo, la mayor parte de los paisanos en EU envían su dinerito a casa para mantener a sus familias, esposas, hijos y padres ancianos y desprotegidos, sin seguridad social.
Y por tanto, constituye un logro social, económico y familiar para ellos y en donde para nada, absolutamente para nada, participa ni influye el gobierno de la república ni menos, mucho menos, los gobernadores.
CORREDORES: Tercero, miles de casos se han dado donde la migración termina en la desintegración familiar más atroz.
Por ejemplo, los jefes de familia se van para EU y luego de tantos meses de días y noches de soledad y en la soledad, de pronto hallan a una persona y se identifican y comienzan relación sentimental y hasta parejas se vuelven.
Y en automático, tanto hombres como mujeres descubren nueva vida y abandonan a los suyos en México.
Un caso dramático, por ejemplo, son los miles de niños migrantes buscando a sus padres, tanto mujeres como hombres.
Más de veinte mil niños confinados en guarderías y cárceles especiales en Estados Unidos, detenidos por la migra.
BALCONES: Cuarto, la migración inició en el tiempo de Porfirio Díaz Mori cuando en EU construyeron el ferrocarril en la frontera norte.
Y desde entonces a la fecha un aproximado de treinta millones de mexicanos, unos once millones ilegales pues los otros han podido legalizarse.
Y jamás la nacionalización de paisanos como norteamericanos se ha debido a un cabildeo del gobierno de México, sino a las circunstancias allá, entre otras, y por ejemplo, las protestas y manifestaciones, y, claro, cuando los presidentes de la Casa Blanca han sido demócratas.
PASILLOS: Con Joe Biden, un tiempo nuevo para los derechos humanos y civiles se estaría inaugurando para los migrantes.
Biden envió iniciativa de ley para legalizar a millones, la mayoría originarios de México, entre ellos, a los Dreamers, los chicos llegados a EU cuando eran niños, y/o en todo caso, nacidos allá, hijos de padres migrantes.
Tal es la vocación humanitaria de Biden, mil años luz de distancia de Donald Trump, el presidente de EU favorito de López Obrador.
VENTANAS: Por eso, resulta insólito que el Señor Presidente se trepe en las remesas para festinar el incremento… como si fuera logro suyo o del secretario de Relaciones Exteriores, su presidenciable Marcelo Ebrard Casaubón, aquel que luego de la caída del Metro de la Línea Doce anunciara al mundo que “quien nada debe, nada teme”, ajá.
El obradorismo podría festinar la política migratoria cuando aquí, en el país, la creación de empleos sea suficiente, atractiva, segura, con las prestaciones económicas, sociales y médicas garantizadas en la Ley Federal del Trabajo sean una realidad.
Mientras, puro palabrerío hueco y banal.
La fuerza laboral de los paisanos en EU es sorprenden. Más, como lo dijera Vicente Fox Quesada, “los mexicanos realizan los trabajos en EU que rechazan los negros”.