Daniel Lizárraga/ Rock101
México.-– Desde hace tiempo, se ha acuñado una frase que identifica la debacle del Gobierno de Enrique Peña Nieto: no entienden que no entienden.
La frase fue creación del semanario The Economist para describir la incapacidad de la actual administración federal para reconocer sus yerros y cambiar el destino del país, sobre todo, ante los actos de corrupción o de la ineficacia que brotó a mitad del camino.
Para ellos, ahora ya es demasiado tarde: la derrota en las urnas del pasado julio fue contundente. Su candidato José Antonio Meade quedó sumergido en el tercer lugar, lejos de Andrés Manuel López Obrador. Además, el PRI perdió varios de sus bastiones a nivel municipal e importantes escaños en el Congreso de la Unión. El PRI se ha vuelto una fuerza minoritaria.
Apenas habían pasado cinco días del desastre político, cuando surgió desde sus extrañas una corriente llamada Democracia Interna. Quien asomó la cabeza como líder fue nada menos que Ulises Ruiz, el ex Gobernador de Oaxaca.
A través de una carta firmada por más de 400 priistas y, posteriormente, en una rueda de prensa, exigieron a Peña Nieto asumir su responsabilidad en la derrota del pasado 1 de julio del 2018. Entre otros argumentos, esgrimieron que la corrupción representó un lastre del que nunca pudieron liberarse o, quizá peor todavía, evitaron enfrentar.
Desde luego que Peña Nieto y al menos su cercano equipo de trabajo tendrían que rendir cuentas a su partido sobre lo que sucedió. Eso sería ineludible. Sin embargo, el problema es quién acusa.
Ulises Ruiz ha sido uno de los ex gobernadores de Oaxaca con más señalamientos desde los medios de comunicación sobre posibles actos de corrupción y presuntos desvíos de recursos públicos. De hecho, se sabe de una averiguación previa en su contra encajonada dentro de la Procuraduría General de la República.
Pero hay algo más: Ulises Ruiz no ha dejado de hacer negocios de papel, utilizando a su propia familia, incluso durante el gobierno de Peña Nieto.
Sobre ello, hay noticias recientes: El 7 de septiembre del 2016, crearon la empresa Lavanderías LIU. De acuerdo con los datos aportados al Registro Público de la Propiedad de la Ciudad de México, se trata de un negocio enfocado a la limpieza de prendas a nivel industrial.
Por ejemplo; mantelería, ropa para hospitales, sanatorios, hoteles, clubes deportivos, gimnasios, uniformes de todo tipo, alfombras, ropa deportiva, entre otros. El servicio incluye –según los mismos documentos- lavado en seco, con vapor.
Además, Lavanderías LIU, podría administrar y explotar toda clase de negocios con la industria del aseo, dentro o fuera del país.
Los dos únicos accionistas que aparecieron fueron los siguientes: Ulises Ruiz Salinas y María de Lourdes Salinas Ortiz.
Ulises Ruiz Salinas es el hijo del ex Gobernador de Oaxaca. Hasta donde ha sido posible investigarlo, no tiene experiencia como empresario y, mucho menos, dentro de la limpieza industrial. De hecho, su principal actividad ha sido, durante muchos años, el automovilismo. En las redes sociales e incluso en algunas noticias deportivas se le puede apreciar en competencias y en fiestas junto con sus amigos.
El 14 de abril del 2014, ganó el primer lugar en la categoría N3 del Rally Montañas Oaxaca, en la primera etapa del Campeonato Nacional Copa México Rallies Velocidad y del Campeonato de Norteamérica, Centroamérica y México (NACAM), avalado por la Federación Internacional de Automovilismo.
Él es el administrador único de la nueva compañía de la familia aunque, en realidad, su única ocupación ha sido el automovilismo. En su trayectoria ha competido en diferentes categorías.
La otra socia, María de Lourdes Salinas Ortiz, es la esposa de Ulises Ruiz. Entre otros negocios, ella tiene la mayor parte de las acciones del hospital Sedna, ubicado en el número 5245 de la Avenida Periférico, al sur de la Ciudad de México.
Las otras dueñas -con una participación accionaria minoritaria- han sido Juventina Ortiz Vizairo, mamá del ex gobernador de Oaxaca y Adelina Ortiz Vizairo, tía de éste, de acuerdo con la escritura pública 131506 publicada por la revista Proceso.
Lavanderías LIU ha tenido únicamente dos clientes, según su propia página web. Uno de ellos ha sido, curiosamente, el hospital Sedna. La compañía administrada por el hijo, le presta servicios al nosocomio propiedad de su madre donde figuran como accionistas la abuela y la tía.
Un negocio redondo en el cual, por supuesto, nunca apareció el nombre de Ulises Ruiz Ortiz. Lavanderías LIU ha tenido la siguiente dirección de acuerdo con el registro público: avenida Muyagarda 70, colonia San Lorenzo de la Cebada, en la delegación Xochimilco.
En esa dirección hay una modesta vivienda enclavada en un barrio popular. No se observa alguna empresa por ningún lado: no hay anuncios, vigilancia o algo que pueda indicarlo. Para una lavandería industrial se necesitaría equipo, instalaciones que, definitivamente, ahí no están.
La corriente priista Democracia Interna, encabezada por Ulises Ruiz, dijo que su partido sufrió un fuerte desgaste por la percepción ciudadana sobre un gobierno corrupto, entre otros factores. En el punto tres de su carta pública, escribieron lo siguiente:
La percepción desde la sociedad de un gobierno corrupto, aumentó el desgaste del partido que había apenas recuperado la Presidencia; el incremento en la inseguridad y la pobreza y reformas estructurales cuyos beneficios no sintió la gente, socavaron aún más el apoyo popular al PRI y a su gobierno”.
Ulises Ruiz ha sacado la casta a nombre de los priistas. Al menos, eso fue lo que puso por escrito y, sobre todo, expresó en la rueda de prensa en la cual pidió a Peña Nieto asumir su responsabilidad en la derrota electoral.
Desde luego, defender al Gobierno actual por los casos de corrupción que dejaron pasar sería una locura. Bastaría con recordar los niveles de desaprobación para el grupo en el poder de cara a las elecciones presidenciales, para medir el tamaño de su fracaso. Aunque Peña Nieto no se cansó de pedir en público ver el lado bueno de las cosas, la percepción pública de su ineficacia o quizá de una complicidad en el combate contra ese flagelo, los desfondó.
Pero Ulises Ruiz ha pedido rendición de cuentas y también criticó la apertura hacia la “generación de la vergüenza”, refiriéndose a los gobernadores de han sido encarcelados o perseguidos por la justicia.
Sin embargo, él ha usado las mismas formas para sus negocios familiares. Desde luego, las autoridades serían quienes deberían aclarar la existencia de un delito o de varias posibles irregularidades. Pero aunque ello no fuera así, el ex gobernador de Oaxaca no puede pedir lo que su trayectoria opaca. Allá los priistas si lo escuchan.