Por: Luis Velázquez
Veracruz, México.- Igual que Fernando Gutiérrez Barrios, quien en los diferentes cargos en la secretaría de Gobernación sacaba copias a todos los documentos y se los llevaba a su caja de seguridad privada, Javier Duarte.
El prófugo de la justicia desde hace 148 días, por ejemplo, ordenaba una copia de todos y cada uno de los pagos oficiales y extras, y se los llevaba a su casa.
Con nombres, empresas si así era, el embute otorgado, la fecha, el lugar y el cargo.
También, claro, llevaba una relación de los embutes sencillos y millonarios a todos, sin excepción.
En su lista negra figuraban desde políticos hasta magnates periodísticos y reporteros, desde empresarios hasta líderes sociales, incluso, hasta a ministros de Dios.
Nada se le escapaba al control, una estrategia aprendida en su doctorado en Economía como subsecretario y secretario de Finanzas y Planeación, Sefiplan, de Fidel Herrera Beltrán.
Duarte tenía agarrados a todos.
Ahora, esa lista está en manos del Yunes azul y la tiene lista para soltarla poco a poco, pian pianito, en el momento necesario, digamos, ahora de cara a la elección de los 212 alcaldes y 3,500 síndicos y regidores.
Y la soltará, de igual manera como ha diluido, como en cascada, de manera calculada y fría, las cositas en donde Karime Macías estuvo involucrada.
Desde sus ocho millones de pesos anuales que gastaba en shoppings hasta sus caballitos y clases de equitación.
Desde el uso del avión oficial cada quince días para viajar de Xalapa a la Ciudad de México a una estética de Polanco hasta sus viajes detallados en Estados Unidos en fin de semana.
Y desde el rancho “El faunito”, en Veracruz, hasta el rancho “Las mesas”, en el Valle de México, los dos embargados.
Y si el Yunes azul a nadie pasmó con la noticia que cimbraría a México el primero de diciembre del año anterior, ahora, cuando menos, estremecerá a las elites políticas y sociales de Veracruz.
2
Miguel Ángel Yunes Linares siempre estuvo preparado para gobernar un periodo constitucional de seis años y los dos años en que será lo tomaron de sorpresa.
En campaña juró y perjuró que en cuatro meses, máximo, tendría a Javier Duarte en el penal de Pacho Viejo y a uno que otro duartista.
Pero muchas cositas se le han atravesado.
Por ejemplo, el nuevo sistema penal, que antes era inquisitivo y encarcelaba así nomás, y ahora es garante y quien acusa ha de demostrar la culpabilidad del acusado.
Además, la garantía de que el acusado puede enfrentar el proceso penal en libertad, salvo, claro, en delitos de lesa humanidad, entre ellos, la desaparición forzada.
Está claro, por ejemplo, que al momento, la Fiscalía de la Venganza ha sido incapaz de desaforar a uno que otro duartista connotado, entre ellos, Erick Lagos, Alberto Silva, Jorge Carvallo, Gina Domínguez, Édgar Spinoso, Adolfo Mota, Antonio Tarek Abdalá, Juan Manuel del Castillo y Vicente Benítez.
Todos, en la lista negra.
Y en tal vive empeñado.
Si cumple, trascenderá más allá del año 2018, en que se efectuarán cinco elecciones, entre ellas, la gubernatura.
Si incumple, el bienio azul sería debut y despedida.
Mientras, seguirán trascendiendo más cositas en contra de Karime Macías, la jefa máxima en el duartazgo.
Y alistan el operativo para publicitar los pagos secretos de Duarte que llevaba en su cuadernito de notas.
3
Muchos frentes abiertos tiene la Yunicidad.
De entrada, un gobierno de dos años, que los ha obligado a cambiar los tiempos y las reglas del juego, bajo una premisa:
De la tarea de gobernar y ejercer el poder… han pasado a una guerra de guerrillas.
Y es que pasar de seis a dos años el periodo gubernamental descarrila (y desequilibra) a cualquiera.
Una economía destrozada, con las arcas vacías de Sefiplan, y con graves pendientes de pago, entre ellos, la deuda a los presidentes municipales y a la Universidad Veracruzana, y que lleva a un panista a exclamar la siguiente frase bíblica:
“Hay una encabronada falta de dinero”.
Y tan es así que en SEFIPLAN están “haciendo agua” para pagar la nómina en el mes de abril.
Una LXIV Legislatura que ha salido cien por ciento rezongona y que por ahora tiene frenada la reestructuración de la deuda y la ley del transporte público, sin que un mes y días después nada posibilite el visto bueno.
Unos senadores que por razón natural se oponen a todo y lo que trastoca la operación política.
Un Enrique Peña Nieto que todo dejó hacer y dejó pasar a Javier Duarte, en tanto a la Yunicidad dice una cosita y otra cosita hace el gabinete legal, por ejemplo, el secretario de Hacienda y Crédito Público, aun cuando el titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, facilitó acciones de seguridad, como la Gendarmería, por ejemplo.
Pero en contraparte, nada de dinero extra para enfrentar la realidad avasallante.
La Fiscalía ha armado carpetas de investigación en contra de algunos duartistas, y de pronto, la Federación las pide que porque atraerá los casos y los casos duermen “el sueño de los justos”.
Incluso, en un par de ocasiones entregaron información a la Procuraduría General de la República, PGR, sobre el paradero de Javier Duarte, y cuando las fuerzas armadas llegaron el prófugo se había fugado… una vez más.
En la rebatinga por el poder, Fidel Herrera Beltrán fue renunciado al consulado Peñista en Barcelona y venía “echo madres” a Veracruz para defender su honor, y la Yunicidad operó con todo para frenarlo.
Parte de los cien días así han sido y ahora un nuevo capítulo será abierto, teniendo como base los libros secretos de contabilidad, mejor dicho, de embutes y cochupos, de Javier Duarte, al mayor número de actores sociales.
Si es tal, el Yunes azul apretará el peor botón nuclear en contra de las elites priistas del sexenio anterior.