Luis Velázquez/ Escenarios
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La Fiscalía de Veracruz es la Fiscalía de la venganza. Y del terrorismo. 300 funcionarios de Javier Duarte, dice el titular, son investigados.
A partir de la revelación, el calambre. Muchos ex funcionarios habrán puesto “sus barbas a remojar”.
Desde ayer en la mañana, viviendo con sobresaltos. Perturbados, desquiciados, acaso, con un ruido raro y extraño en la noche, ya enfrente de la casa, ya en la casa, temerosos de que ellos estén en la lista negra de la yunicidad.
Acaso, el Fiscal consideraría las denuncias penales de todos y uno de los secretarios y directores del gabinete legal y ampliado en contra de los duartistas para sumar en conjunto a los trescientos que son investigados.
En la historia del país dos cantidades son famosas. “Los 43” de Porfirio Díaz, aquellos hombres bisexuales y/o de plano gays que vestidos de mujerucas, entre ellos, el yerno del dictador, fueron descubiertos por la policía en un bailongo hedonista.
Y ahora, los 300 del Fiscal, mejor dicho, de Miguel Ángel Yunes Linares para llevarlos al cadalso, a la hoguera pública, a la guillotina política, social y mediática.
De entrada, se dudaría que fueran, en efecto, trescientos, porque entonces significaría que mínimo, a paso redoblado, la Fiscalía ha de proceder contra un ex duartista por día, pues sólo son 24 meses de gobierno, de los cuales han transcurrido tres y medio.
Tal cual, la listita negra sería reducida, digamos, a doscientos. Incluso, a cien.
Y es que trescientos significan todos los secretarios, subsecretarios, directores y subdirectores, jefes y subjefes, del gobierno de Veracruz.
No obstante, el anuncio revelado por el Fiscal al reportero Carlos Loret, de Televisa, es un campanazo fatídico.
Terrorismo puro. Ni a Joseph Fouché se le ocurrió para congraciarse con Napoleón Bonaparte. Y eso que era el maestro de los calambres, su jefe policíaco en turno.
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El aviso ya está dado. Ahora sólo falta esperar el tiempo jurídico, pues si después del anuncio los meses transcurren y nadie es detenido y sujeto a juicio penal, entonces, el hazmerreír, el desencanto, la decepción, “la tomadura de pelo”.
Y es que cuando la Fiscalía habla de trescientos duartistas en la cuchilla (trescientos fueron los prisioneros perdonados por Nicolás Bravo) remacha con claridad que el saqueo a las arcas oficiales significó una cadena de roedores que acabaron con todo.
Y/o como dice la politóloga Blanca Mejía: todos robaron.
Y/o como decía Gerardo Buganza Salmerón, dos veces secretario General de Gobierno, ahora diputado local independiente:
Todos metieron la mano al cajón. Todos ordeñaron la caja.
Y es que el cochinero sigue sorprendiendo a la mitad de la población de Veracruz y a la otra mitad.
En contraparte, en el discurso oficioso, el pobrecito senador de la república, el perdedor en las urnas, Héctor Yunes Landa, se evidencia así mismo diciendo que su ex primo, el góber azul, “es peor que Javier Duarte”.
Y el histriónico Renato Alarcón Guevara, presidente del CDE del PRI, dijo que Yunes Linares “persigue a los militantes del PRI”, háganos favor.
Y más, cuando en contraparte, el líder nacional tricolor, Enrique Ochoa Reza, llama a Duarte el político más corrupto del país.
Además, ene número de veces le ha gritado “asesino” en el discurso.
Flavino Ríos Alvarado, secretario General de Gobierno y de Educación y gobernador interino durante40 días, daba 2.5 millones de pesos mensuales a MORENA reveló el góber azul.
Y si Yunes Linares lo ha declarado, entonces, más que tener “los pelos de la burra en la mano… tendrá la burra completa”.
Y más, porque con todo y su sed irrefrenable de venganza fue agente del Ministerio Público en el inicio de su vida política y tiene fama de un buen abogado.
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Si antes se afirmaba que la Fiscalía mudó en Fiscalía del odio y resentimiento, ahora con mayor razón.
Es más: los solecitos y colectivos han de perder la poquita esperanza que les restaba para encontrar a sus desaparecidos, porque el Fiscal está demasiado ocupado con tantos políticos pillos y ladrones…, les llamaba Héctor Yunes en la campaña electoral.
El fatídico número de trescientos resulta inverosímil, increíble, insólito.
De ser así, caray, el peor asco y vómito del mundo cometido en el duartazgo, cuya maestría y doctorado la obtuvo en el Fidelato, y que en conjunto integran la llamada “Decena Trágica de Veracruz”, doce años perdidos para el bienestar social por culpa de la corrupción, el desaseo, los trastupijes y los ilícitos, que en su conjunto llevaron a la PGR a expedir orden de aprehensión en contra de Javier Duarte por enriquecimiento ilícito y peculado, pero al mismo tiempo, por delincuencia organizada y lavado de dinero.
Y es que si el prófugo de la justicia desde el 17 de octubre se ensució las manos, las neuronas y la conciencia durante seis años de saqueo, entonces, de allí para abajo la mayoría de funcionarios también le habrían entrado “a la uña”.
300 funcionarios son investigados según la Fiscalía.
300, pues, acusados de manera previa por los sucesores en el gobierno legal y ampliado de Miguel Ángel Yunes Linares.
“Nos persiguen, nos persiguen, nos persiguen”, dice, ajá, Renato Alarcón Guevara, pareciendo un pobrecito histrión.