Ciudad de México.- El Economista/ Para las nueve entidades federativas que registraron elecciones en gubernatura y Jefatura de Gobierno el pasado domingo, la deuda pública representa lecturas distintas.
Es decir, para algunos territorios este indicador es un problema que heredan a las siguientes administraciones, ya sea por monto, dinámica, plazo de pago o tasa de interés, y para otros, simplemente no significa un tema de preocupación.
Del grupo de estados citados, se prenden alarmas en Veracruz y Chiapas. El primero ostenta un saldo de obligaciones financieras por 47,940.8 millones de pesos a marzo de este año, un monto superado sólo por la Ciudad de México (76,940.5 millones) en el conjunto de entidades con elección a gobernador y cuarto lugar a nivel nacional (detrás de la capital, Nuevo León y Chihuahua), de acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
La deuda veracruzana creció 19.8% entre el cierre del 2012 y el primer trimestre del 2018. Además, el gobierno estatal exhibe la primer posición —de las nueve entidades analizadas— en dos variables de endeudamiento: plazo promedio de vencimiento ponderado por el monto de los financiamientos (20.5 años) y tasa de interés promedio ponderada (8.98 por ciento).
Lo anterior simboliza tardar más tiempo para pagar sus obligaciones y un costo más elevado de las mismas, sumando que será mayor por el incremento de la tasa de referencia del Banco de México, la cual se ubicó en 7.75 por ciento.
A este panorama se añade que, en el Sistema de Alertas de la SHCP, Veracruz se coloca en semáforo amarillo (endeudamiento en observación), —único del grupo— por lo que su techo de financiamiento neto para el actual ejercicio fiscal es de máximo 5.0% de los Ingresos de Libre Disposición.
En Chiapas, la deuda total asciende a 22,056.1 millones de pesos, la cual aumentó 34.4% en el lapso de estudio; presentó un plazo promedio de vencimiento de 17.9 años y una tasa de interés de 7.92 por ciento.
La actividad económica de ambos territorios está en fase recesiva, por lo que reciben menos recursos federales por medio de las participaciones y por ende, resulta más complicado dejar de endeudarse por la escasez de ingresos.
Raymundo Tenorio Aguilar, especialista del Tecnológico de Monterrey, comentó que la renegociación de la deuda a plazos más largos en Veracruz garantizó trasferencias futuras, además de los elevados intereses, riegos grandes para el estado.
“En la entidad, sus niveles de pobreza, el crecimiento acelerado de sus compromisos, el plazo a pagar y que se estén dirigiendo recursos a refinanciamientos, así como a cubrir insuficiencias de liquidez, provocan que el servicio de la deuda sea un problema”, explicó Eufemia Basilio Morales, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Sobre Chiapas, Kristobal Meléndez Aguilar, analista del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), aclaró que si bien las obligaciones financieras son menores respecto a otros estados, preocupa que la pobreza dificulte el pago, ya que liquidar deuda necesita mayor capacidad recaudatoria local.
“El rezago de la entidad hace complicado elevar los impuestos y difícil reducir lo más pronto posible una deuda cuando la tasa de interés está subiendo, representando más presión para el gobierno estatal”, aseveró. Fuente. www.eleconomista.com.mx