Por: Yolanda Guzmán
Loma Bonita, Oaxaca.- Hablar del basurero municipal en Loma Bonita, sin duda lleva al imaginario colectivo de los lomabonitenses a un carretonero; y ser carretonero no responde a un género ni a una edad, hay niños, niñas, jóvenes, hombres, mujeres, ancianos, a veces familias enteras, las cuales se mueven por una sola razón la necesidad.
Ir al basurero es un viaje a un lugar de Loma Bonita, no muy bonito, es llegar a la frontera entre lo urbano y la naturaleza que rodea Loma Bonita, donde pocos nos atrevemos a entrar, tal vez por miedo a ver la realidad de nuestro prójimo.
El basurero municipal abarca cerca de una hectárea de terreno, ubicado muy cerca de la colonia Felipe Reyes, un predio que hace poco más de un año pasó a ser parte del municipio, el cual se compró con el propósito de crear un relleno sanitario que hasta hoy por varios motivos, tal vez de priorización de las obras más vistosas no se ha concluido y también por el poco intereses de la sociedad y la falta de organización entre el ayuntamiento y los carretoneros, dejó en un fracaso la obra.
Ir al basurero a cielo abierto de Loma Bonita y no charlar con don Felipe Cabrera es perderse de una historia de vida entre la basura, es dejar de oír cómo la gente se puede volver autodidacta y amar un empleo que para muchos pudiera resultar repugnante.
Don Felipe tiene su campamento construido a base basura; desde hace treinta años, de nueve de la mañana a diez de la noche, se la vive en compañía de su esposa y su hijo de escasos cinco años, quien con los desechos comparte su infancia; a veces una caja o cualquier plástico le sirve para jugar y entretenerse en lo que sus papá pepenan.
Felipe es uno de los tres pepenadores y recicladores de planta; cuenta que desde 1987 ha vivido de la basura, primero como carretonero -conoció el basurero anterior a este, el cual estaba ubicado junto a Cujuliapan- sin embargo, dice que nadie hacia nada por mejorarlo, y nadie separaba la basura, sólo un joven que no encontraba trabajo en el campo comenzó a abrirles el camino y separarla.
Recuerda que fue en el trienio de Gustavo Mánica Zuculotto, 1996-1998, cuando el basurero pasó al lugar donde esta ahora; en aquel entonces era una parte alejada del centro y enmontada que hoy ya fue alcanzada por la urbanización.
Por muchos años, cuenta que los carretoneros pagaron siete pesos para acceder al basurero municipal, debido a que era un terreno rentado, y pese a que el municipio pagaba una renta a la dueña, ésta reasignó ese precio al acceso de su propiedad.
Felipe dejó el burro y el carretón en el 2002 y se dedicó netamente al reciclaje; él se asume como un precursor de las tres R: vende cartón, metales y vidrios en la ciudad. En ese tenor refirió que eél aprendió viendo a personas que venían de Tres Valles, fue ahí donde descubrió que aparte del fierro había aluminio, cobre, bronce, antimonio, vidrio, cartón, hueso, cuya venta de estos materiales han dado sustento a su familia por cerca de tres décadas.
Hoy, nos dice, existen cerca de 56 carretones en Loma Bonita, los cuales trabajan todos los días en horarios que son fijados por sus clientes; hay personas que sacan la basura muy temprano y en base a ello se fijan una jornada laboral.
De esos 56 carretones Don Felipe recibe y busca material reciclado de al menos 19, detalló que en esta época solo le llegan diez, ya que muchos se han ido al norte a los cortes de de espárragos (…) espera que regresen con bien, nos dice.
No obstante, tampoco recibe nada de quienes antes eran sus compañeros; su vida transcurre entre cartón, botellas de vidrio y una parvada interminable de ‘nopos’ que en muchas ocasiones funcionan como señalamiento para los carretoneros que todos los días limpian la ciudad.
Felipe Cabrera, juega un papel preponderante entre los carretoneros y la autoridad, él es la voz de las personas ante los hombres del poder de Loma Bonita, es quien aboga por un mejoramiento en el basurero municipal, sin embargo, no recibe ningún apoyo por parte del gobierno, para él no hay despensa, a pesar de que sus ingresos no son seguros ni abundantes y que llegan cada quince o veinte días que junta suficiente papel, vidrio y metal para vender.
Hay obras que tal vez no se verán bonitas en las fotografías, que tal vez no sean visitadas por los ciudadanos pero que son necesarias, no solo para un pueblo que está situado sobre increíbles mantos acuíferos, los cuales son contaminados, sino para el mundo, el cual está siendo cubierto por la basura, y con ello amenaza el futuro de nuestos niños; un relleno sanitario también abonaría al discurso de modernidad que muchos se niegan a abandonar.
Los carretoneros son parte del imaginario colectivo y paisaje urbano de Loma Bonita, la gente que vive de la basura a veces son invisibles, sin embargo, ahí están presentes en cada peso que pagamos por que se lleven los desechos, en cada eco que el grito de ‘basura’ hace todas las mañanas.
DATOS DUROS
*En la actualidad tener un carretón con el burro cuesta entre 5,000 y 8, 000 pesos.
*Existen cerca de 56 carretones que recorren la zona urbana.
*Las cuotas fluctúan entre 10 y 50 pesos
*Al día se producen cerca de 4 toneladas de basura
*Superficie del tiradero a cielo abierto de Loma Bonita es de una hectárea
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