Redacción El Piñero
Loma Bonita, Oaxaca.-La comunidad de Santa Sofía Monterrosa sigue sufriendo los estragos de las inundaciones causadas hace 18 días por la Tormenta Tropical “Vicente”; por cerca de dos semanas los habitantes estuvieron viviendo en albergues, mientras que sus cultivos perecían entre el agua.
Sin embargo, el hecho de quedarse sin nada no es suficiente para que la autoridad municipal le entregue apoyos, -solo el edil electo y al ahora ex diputado Reyes han ayudado un poco- .
Frente a este escenario, el día de ayer martes, la presienta del DIF municipal María de Lourdes Lievano, acudió al vecino municipio de José Azueta, Veracruz, entregar ropa y víveres que donó el pueblo de Loma Bonita.
En unas desatinadas declaraciones la presidenta del DIF afirmó ” entonces ahorita que han sucedido esto por la tempestad, inclemencias del mal tiempo, gracias a Dios no nos ha tocado, hay que afirmar que si es una Loma”; la esposa del edil, continúa su relato diciendo que si es Loma, si es Bonita y si es Oaxaca.
Las declaraciones exhiben la poca visibilidad que existe de las comunidades más apartadas de Loma Bonita, dónde pese a que sus habitantes se sienten orgullosos de ser parte del municipio, las autoridades no hacen nada para mejorar su calidad de vida.
La inundación como un ritual de cada año
“Nosotros ya tenemos experiencia” nos comenta un joven que por más de 20 años ha vivido con la incertidumbre de sufrir una inundación en temporada de lluvias. Lo que mi familia hace al recibir la notificación de un temporal, es observar los niveles del río y conforme su trayecto va creciendo es cuando iniciamos los preparativos; las gallinas, los puercos y las vacas se trasladan a zonas altas para protegerlos. Tomamos los papeles importantes, alzamos las cosas que se puedan mojar, sacamos la ropa para el tiempo que nos encontremos a salvo en lugares como la escuela, la casa de salud, la iglesia o la agencia municipal. Mi abuelita siempre le decía a mi mamá “haz bastante tortilla y almacénala para el tiempo que vayas a estar allá.
“Ésta vez permanecimos dos semanas en el refugio hasta que descendió el nivel del río y esperamos hasta que se secara ya que quedó mucha humedad. A llegar a nuestro hogar iniciamos las tareas de limpieza, lavamos las paredes y pisos y removimos la gran cantidad de lodo que se quedó.”
Mientras uno está en el refugio, sólo se piensa constantemente en el futuro, es el inminente pensamiento que se han quedado sin trabajo y no tendrán dinero para los siguientes días lo que les quita la tranquilidad.
Loma Bonita no es toda una loma, se podrá tener la percepción de que el total de la población se encuentra en la zona urbana pero el 30 por está dispersa entre ejidos y comunidades sobre llanuras, cerros y agostaderos. Si la comunidad de Santa Sofía Santa Rosa hubiera estado sobre tierras altas, su historia hubiera sido diferente.
Falta trabajo municipal y de la sociedad para poner en el plano a las comunidad y saber que a 40 o 50 kilómetros hay personas que si viven una verdadera tragedia cada que las lluvias comienzan, que preparar la evacuación de sus hogares sin saber si aguantaran el nuevo embate de la naturaleza lo dejan para salvar algo más importante, la vida.
Ciudadanos solidarios, falta enfoque
El sábado pasado, Loma Bonita se vio sorprendida por la llegada de los compañeros migrantes. En aquella ocasión, sin necesidad de que el gobierno municipal convocara al auxilio, las familias y congregaciones se organizaron y salieron a la carretera para ofrecerles comida, agua y ropa. Por la noche se pudo observar como sobre la explanada del auditorio “Benito Juárez” descansaban tras haber sido recibidos con ropa, comida caliente, café y pan preparado de manera caritativa por religiosos y civiles. En ésta ocasión, la importancia mediática de los migrantes conmovió a los Lomabonitenses, pero, cuándo se trata de una comunidad necesitada perteneciente a este mismo municipio, ¿Qué hace falta para responderles de la misma manera solidaria?