Malecón del Paseo
Luis Velázquez
Veracruz.- EMBARCADERO: Nada más terrible y duro que la pérdida de un amigo… Y más, porque como dice el proverbio bíblico, los amigos se eligen… Y más porque como decía don Julio Scherer García, “los amigos son piedras rodantes en la ladera que se encuentran y desencuentran”… Y más, porque, dicho azteca, “el único patrimonio de un hombre (y una mujer) son los amigos”, con todo y que “los amigos se cuentan con los dedos de una mano y sobran dedos”… Claro, un dicho árabe dice que un ser humano vale más de acuerdo con el número de enemigos que deja a la hora de la muerte… Pero, bueno, cada quien su destino, hay dos historias de amigos que fueron y terminaron como los más distantes… Lejos, espantosamente lejos, sin reconciliarse ni perdonarse… Por ejemplo, la amistad entre Jean Paul Sartre y Albert Camus fue legendaria y mítica… Los dos, escritores… Los dos, novelistas… Los dos, filósofos… Los dos, intelectuales… Los dos, activistas… Los dos, figuras simbólicas… Sartre rechazó el Premio Nobel de Literatura y Camus lo aceptó, pero en el discurso dijo que el premio lo merecía más su amigo y maestro, André Malraux, el secretario de Cultura de Charles de Gaulle…
ROMPEOLAS: Sartre dirigía una revista literaria y filosófica… Era la referencia europea para los intelectuales… Camus publicó un libro y Sartre quiso publicar un ensayo sobre el libro… Pero ningún escritor encontró en su momento… Entonces, pasaron uno, dos, tres meses, y el silencio… Un día, llegó a París de un viaje prolongado un escritor que aceptó… Sartre le pidió que fuera generoso en su juicio… El escritor aquel escribió lo que pensaba y sentía… El director editorial lo suavizó, pero el escritor se irritó y dejaron algunas cositas… Entonces, corrieron la cortesía de enviar una copia a Camus para una respuesta a la redacción… Camus reaccionó con furia, argumentando la amistad con Sartre… Entonces, Camus escribió una respuesta incendiaria donde, y de entrada, llamaba “Señor director” a Sartre y lo que lastimó al filósofo existencialista… Tanto que, por ejemplo, Sartre escribió una contra/réplica… Y la amistad descarriló por completo y para siempre…
ASTILLEROS: En México, más o menos se repitió la misma historia… Fue entre Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura, y Carlos Fuentes… Los dos escritores… El primero, poeta, y el segundo, novelista… Los dos, amigos iniciados cuando estudiaban en la UNAM… Los dos, formados en el país, pero mucho más en el extranjero… Paz, hijo y nieto de escritores, y Fuentes, hijo de un diplomático… Paz dirigía una revista, parece, Vuelta… Entonces, su hijo putativo, el historiador Enrique Krauze escribió un ensayo sobre un libro de Carlos Fuentes… Y Paz lo publicó… El día cuando Fuentes leyera la revista enfureció, argumentando que la amistad estaba de por medio, y cuando menos, le debieron cursar una copia para, en todo caso, escribir la réplica y publicarse al
mismo tiempo, tal cual como lo hiciera Sartre con Camus… En automático, la amistad se rompió y para siempre… Nunca, jamás, hubo retorno…
ARRECIFES: Octavio Paz enfermo en el último trecho de la vida buscó a Carlos Fuentes a través de un amigo común… El amigo, otro intelectual, intentó convencer a Fuentes de que lo visitara en el hospital y/o en su casa pues Paz deseaba reconciliarse y de paso, despedirse del amigo… Fuentes jamás aceptó la disculpa… Tampoco, claro, visitó a Paz en su lecho de muerte… Muchos años después, la esposa de Paz, Marie-Jose, y la esposa de Fuentes, Silvya Lemus, platicaron y llegaron a la conclusión de que con todo y ruptura, Paz y Fuentes se habían querido mucho… Lástima, sin embargo, porque tanto en el caso de Sartre y Camus y Paz y Fuentes, más, mucho más pudieron ganar la literatura y el activismo, siempre de lado de las mejores causas sociales… Pero la vida es así, exclama un personaje novelesco de Fuentes, “¡y qué le vamos a hacer!”…
PLAZOLETA: Julio Scherer García y José López Portillo eran primos… Antes de la presidencia de la república se trataban como tales… Luego, Jolopo en Los Pinos, la relación se truncó… Un día, un amigo común preguntó a don Julio cómo iba su relación con el presidente… La respuesta fue bíblica: “Entre más lejos mejor”… El amigo reviró así: “¡Qué lástima! México pierde mucho con dos hombres tan valiosos y enemistados!”… Ricardo y Enrique Flores Magón eran hermanos con Jesús… Jesús se fue por la política y hasta secretario de Gobernación fue con Francisco Ignacio Madero… Ricardo y Enrique apostaron al periodismo y el activismo… Un día, los hermanos pelearon por cuestiones ideológicas y jamás se reconciliaron… Incluso, estando en la misma cárcel (Porfirio Díaz encarceló 41 veces a Ricardo), Ricardo y Enrique se toparon y ninguno perdonó al otro… La ruptura fue irreconciliable… Sin vuelta a la página… Grandes amigos truncados…
PALMERAS: Nunca Dante Delgado Rannauro y Andrés Manuel López Obrador han vuelto a reconciliarse… Rompieron y todo indica para siempre, aun cuando, claro, con el chorizo ese de “la república amorosa” nadie sabe el destino… AMLO y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano también habrían roto para siempre… Claro, uno y otro se tratan, digamos, de manera civilizada… Se respetan, pero sus vidas siguen distantes… Nadie ha profundizado en las razones, pero al momento, cuando faltan días para la elección presidencial y el tabasqueño va de puntero con veinte puntos arriba del panista, y por más guiños y coqueteos de AMLO con Cárdenas, el silencio del hijo de Tata Lázaro… Y eso que Cuau era el maestro y “El peje”, el discípulo… Ni siquiera, vaya, la fuerza de la palabra de Porfirio Muñoz Ledo ha podido reconciliar a las dos grandes figuras nacionales… Lástima para ellos y lástima para el país, pues todos son y han sido inteligencias incandescente, súper dotadas… A veces la tozudez, otras el ego, otras más la soberbia, otras la falta de humildad, otras más que nunca fueron educados para pedir perdón, etcétera, la vida se atraviesa y el ser humano va quedando sin amigos…