Por: Eugenio GONZÁLEZ |RETRATOS
Oaxaca, México.- La estancia de hombres, mujeres y niños del campo en esta ciudad capital no es gratis. Y menos abanderando una organización social, como CODEP. La simple lógica establece que existe un oscuro financiamiento para poner al pueblo contra la pared y buscar intereses más allá de las necesidades que dicen atacar.
El secuestro de camiones, la estrangulación de las vialidades, ataques a una sociedad civil que se ve acorrolada entre filosos machetes y agitadas manifestaciones, no son las prácticas de una organización social que busca aliviar su sed de justicia. Al contrario, violenta, azuza y quebranta la Ley, buscando en la respuesta oficial, la represión.
Son tres días de radicales protestas, aglutinadas por mujeres y niños que son utilizados como carne de cañón, expuestos a todos los males de la intemperie, aún más cuando existe una pandemia en nuestros aires. Quienes los controlan, solo exhiben desmedidos apetitos personales, condenándolos a una sumisión increíble y alejada de cualquier respiro de auxilio.
Pero no hay que descubrir el hilo negro para saber quien aviva este incendio social, donde se evidencian sin mostrar los rostros personajes que buscan, a toda costa, el poder que por años han tenido y que, frente a una próxima sucesión gubernamental, intentan mantener.
Para nadie es un secreto, por ejemplo, que Salomón Jara ha juntado, desde el Senado, presidentes obedientes a sus causas, quienes le dan facilidades y financian acciones que abonen a su proyecto. Igual, igualito que Benjamín Robles Montoya, popularmente conocido como “El Cara Sucia”.
Ambos, en este transitorio contexto, le apuestan a la recaudación de dinero, favores y lealtades. Actúan como cárteles, disputando territorios, incendiándolos, provocando guerras internas a fin de ganar la sumisión de pueblos que les favorezcan en sus aspiraciones personales.
Y sin elucubrar más allá de lo lógico, acciones tan radicales como las protestas de CODEP podrían tener una firme conexión con esos intereses, máxime que quienes lo mueven tienen hilos muy identificados con grupos y tribus del añejo perredismo, hoy mutados en Morena y PT. Y que tienen al pueblo de los Valles Centrales sujeto a su escandalosa rebelión.