Ser estricto y exigir a los hijos disciplina es algo necesario en los padres, pero que puede convertirse en un problema si se sobrepasan los límites, pues se convierten en padres tóxicos.
Los padres tóxicos, tanto mujeres como hombres, son aquellos que exigen tanta perfección y buen comportamiento de sus hijos que los hacen sentir mal, los lastiman sin razón y no valoran sus logros, lo que provoca que los niños crezcan con grandes problemas emocionales.
El problema es que el niño no nota los daños de los padres tóxicos, sino que es consciente hasta que crece, cuando la inseguridad, el temor a los demás y falta de autonomía están muy presentes.
¿Cómo detectar a los padres tóxicos?
Detectar a padres tóxicos no es difícil, sólo hay que prestar atención y analizar si se tienen los siguientes ocho comportamientos.
Son absorbentes
Los padres tóxicos no entienden que los niños deben hacer sus vida y descubrir el mundo por sí mismos, sino que quieren tenerlos lo más cerca posible.
Esta actitud puede generar culpa en el menor por querer convivir con otras personas, sobre todo cuando llegan a la adolescencia y comienzan los noviazgos o las salidas con los amigos.
Son egoístas
Su lema favorito para alejar a los hijos de los demás es “nadie te va a querer como yo” o “nadie te cuidará como yo”.
Aunque es cierto que el amor que sientes los padres por sus hijos no lo tendrá nadie más, no significa que los demás no puedan sentir afecto por los niños.
Esta actitud es muestra de la falta de autoestima de los padres, quienes buscan ser el eje principal de la vida del niño. La mayor consecuencia es que el menor crece aislado del mundo.
Son competitivos
Los padres y madres tóxicas, ven a sus hijos como rivales al grado que llegan a ridiculizarlos para sobresalir.
No dar cariño y comprensión a los hijos, pero sí culparlos de todos los problemas, son las actitudes preferidas de los padres tóxicos.
Son indiferentes
En ocasiones no hay un control excesivo, sino una total falta de atención, por lo que el niño hace lo que quiere.
Esto provoca que los niños crezcan siendo poco tolerantes a la frustración, caprichos y egoístas.
Son manipuladores
Los padres cambian la realidad a su conveniencia y convencen a los hijos de que lo que ven es real.
Son distantes
No aceptan ni valoran el amor y muestras de afecto que sus hijos tienen, sino que lo ven como una acción que es obligatoria del niño.
Esto provocará que al crecer, el niño tenga problemas para relacionarse y que sienta constante culpa por ser feliz.
Son limitadores
Llevan los roles de género al máximo. Por una parte, las niñas son extremadamente sumisas, delicadas, femeninas e híper responsables, mientras que los hombres no deben mostrar sus sentimientos y sí ser agresivos y despreocupados.
Son víctimas
Siempre buscan llamar la atención y llegan a perder el control si se les lleva la contraria.
Cuando los niños no hacen lo que ellos desean, utilizan el chantaje emocional a su mayor exponencia.
(Con información de blog.bosquedefantasias.com)