Luis Velázquez /Barandal
Veracruz, 03 de enero de 2017.-PASAMANOS: Javier Duarte cumple hoy 79 días, digamos, “a salto de mata”, huyendo de la PGR, la Policía Federal, las Fiscalías del país, el CISEN y la Interpol, que lo busca, ajá, en 190 países. Y en contraparte, el caso de sus tres hermanos y prestanombre Moisés Mansur Cisneyros pareciera olvidado.
En todo caso, esperando turno.
Y ni modo que a la Yunicidad se le escape el asuntito.
La fama pública lo registra de manera concreta y específica.
Eugenio Duarte, “surtía todas las despensas del sistema educativo, donde la Auditoría Superior de la Federación detectó el mayor desvío de recursos oficiales, no acreditado en su uso” publicó el columnista más respetado del país, Raymundo Riva Palacios, el jueves 20 de octubre de 2016.
El otro hermano, Cecil, “quien tiene más de 300 taxistas, presuntamente manejaba las empresas fantasmas por donde comenzó la caída del” prófugo de la justicia más polémico y controvertido del Peñismo.
Y Daniel, “que vive en España y trabaja en una gasera, es el eslabón por el que se están buscando cuentas bancarias y propiedades de Duarte, Moisés Mansur y el multimillonario de Córdoba, Jaime Porres, en aquella nación”.
Tal cual, entre otras cositas, los hermanos incómodos de Duarte, reproduciendo el modelito, digamos, de Carlos Salinas con su hermano Raúl.
Y/o de Manuel Ávila Camacho con su hermano Maximino, aquel que en plena borrachera se trepaba a las espaldas de sus amigos y subordinados políticos y aupeaba como un jinete en el caballo.
Y/o como los hijastros de Vicente Fox Quesada, los hijos de Martha Sahagún.
Todos los hechos anteriores fueron denunciadas por Miguel Ángel Yunes Linares en tiempo y forma y ni modo que la PGR archivara el asunto.
Y si fuera, entonces, sólo resta que el góber azul replique la frasecita de la gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich, reclamando cuentas ya, ya, ya, al procurador General de la República.
Y es que en el Chirinismo, por ejemplo, como secretario General de Gobierno, Yunes Linares se encendía cuando un reportero tenía una sola placa de taxi, aun cuando permitía que otros, por ejemplo, dueños de medios, usufructuaran (hasta la fecha) más de 50.
Y si en el caso, y como dice Riva Palacios, Cecil Duarte “tiene más de 300 taxis”, caray, es para que el secretario de Seguridad Pública, “El fantomas”, jefe del área, hubiera ya armado un escándalo del tamaño del mundo, a menos, claro, que se esté respetando la filosofía política del presidente del CEN del PRI, Enrique Ochoa Reza, dueño de 50 taxis en la Ciudad de México.
BALAUSTRADAS: Riva Palacio fue incendiario con aquella columna.
Por ejemplo, describió que Moy Mansur era el operador financiero de Duarte, aun cuando, claro, “la fuerza política de Duarte era Karime Macías Tubilla”, la mujer atrás del poder y el trono y las decisiones y los negocios.
La mera jefa, pues.
Mansur “designaba a quién se le daba la obra y decidía los términos… en tanto los empresarios se han quejado hace tiempo que les cobraban comisiones, que comenzaron con 10% del total de la obra asignada, que subió después a 15% y terminó, en algunos casos, en 30%”.
De hecho y derecho, el gabinete legal y ampliado de Duarte lo miraban “como un poder en las sombras”.
Meses después, el Yunes azul reveló en plática con Carlos Loret de Mola, de Televisa, que bastó apretar el botón nuclear de la corrupción diciendo a Mansur que “cooperaba o habría cuello”, incluso, con la cárcel para su esposa.
Y Mansur se dobló.
Riva Palacio se pregunta, entonces, si las delaciones y despepite de Mansur habrían quedado ahí, traicionando a su amigo y socio, Javier Duarte, sin que ninguna autoridad interpusiera la denuncia penal correspondiente que merece por tanto trastupije, probado y comprobado, mientras aquí, la Yunicidad sigue entrampada y continuará administrando la escasez y la corrupción.
ESCALERAS: Riva Palacio publicó que Karime significaba “una puerta que tenía que tocarse siempre que se quería asegurar que las cosas salieron como se deseaba.
Fue ella, por ejemplo, quien llevó a Rubén Aguilar, el ex vocero del presidente Vicente Fox, a asesorarlo en imagen y comunicación, e incorporó a su primo, Jorge Fernando Ramírez Tubilla como subsecretario de Ingresos, desde donde llenó de auditorías a empresarios al inicio de la administración aparentemente para sensibilizarlos del trato que tendrían con el nuevo gobierno”.
La tarea, pues, de la Yunicidad, tanto con su Fiscal de nueve años como ante la Procuraduría General de la República, PGR, ni siquiera, vaya, ha iniciado. Hay muchas, demasiadas, excesivas cosas pendientes, simple y llanamente, aplicando la ley por la dimensión universal del insólito trastupije.
Ellos manejaron el gobierno de Veracruz como si fuera una hacienda porfirista de su propiedad.
Ninguna existiría, por ejemplo, de que el góber azul ha de mantener sabuesos contables y fiscales para rastrear más pistas y consolidar y aumentar las denuncias penales.
Ninguno de los tres hermanos de Duarte ni tampoco su esposa ni tampoco su prestanombre Moisés Mansur puede quedar en la impunidad.
Saquearon las arcas oficiales a su desgraciado antojo y será imperdonable que el Yunes azul les deje ir vivos, pues, además, sería imperdonable que en nombre de la política y/o todo caso de “devolver el dinero robado” se atravesaran negociaciones sucias y oscuras.
El único destino de todos ellos es la cárcel…
