- Políticos incorruptibles
Malecón del Paseo
Luis Velázquez
Veracruz.- EMBARCADERO: Desde luego que los muertos resucitan… Bastaría leer un cuento de Juan Rulfo, entresacado de la realidad indígena en sus recorridos por el país, donde unos muertos platican en el panteón sobre sus infidelidades cometidas en la tierra… Entonces, de pronto otros muertos escuchan el diálogo y todos desean aportar sus experiencias y vivencias, y despiertan del llamado sueño eterno… Y en el cementerio se arma una barahúnda, porque de pronto comienzan a reprocharse sus pillerías sexuales… Pareciera, entonces, una ocurrencia rulfiana, pero nos iríamos al relato bíblico, donde si bien Jesús resucitó a su entrañable amigo, Lázaro, cada uno de los once apóstoles, menos Judas, el traidor, tenían la facultad extraterrestre para volver los cadáveres a la vida… Y, bueno, la mitad de la población y la otra mitad está segura, luego de leer a Edgar Allan Poe, que los hombres vampiros también resucitan… Más aún: según la Biblia, el Día del Juicio Final, los muertos resucitarán y la vida se volverá una locura fascinante…
ROMPEOLAS: Por lo pronto, la polémica sobre la existencia de Dios está vigente… Ignacio Ramírez, “El Nigromante”, dijo en su discurso de ingreso a la Academia de Letrán, que Dios no existía… Después, en Rusia, Dostoyevski dijo que “si Dios no existe, entonces, yo soy Dios”… Federico Nietzsche, el filósofo de pesimismo, acuñó la siguiente frase bíblica: “Yo soy Dios”… Y en Francia, el poeta del surrealismo, Arthur Rimbaud, quien a los 17 años de edad había publicado su gran obra literaria y desapareció del mundo y para el mundo, siempre gritaba “¡Maten a Dios!”… El pintor David Alfaro Siqueiros, internado por Gustavo Díaz Ordaz en el palacio negro de Lecumberri, decía que “soy ateo gracias a Dios”… Total, que en el siglo XIX y XX, los intelectuales y escritores tenían el orden moral, con Dios como referencia, como el eje central de sus debates… Pero de quien plano estremeció a las elites y feligresías católicas fue el Abad de la Basílica de Guadalupe, Schulemberg, cuando dijera que la Morenita del Tepeyac y Juan Diego eran un invento de la iglesia…
ASTILLEROS: Los escritores, periodistas y políticos, Ignacio Ramírez, “El Nigromante”, Ignacio Manuel Altamirano y Guillermo Prieto, fueron Ministros en el gabinete legal de Benito Juárez, y nunca fueron acusados de corrupción… Jamás “ordeñaron la vaca” ni “metieron las manos al cajón”… Ni un solo centavo distrajeron del erario… Por el contrario, de acuerdo con la historia la más alta corrupción política fue iniciada por Manuel González, en el periodo de 1880 a 1884, cuando Porfirio Díaz, su compadre querido, le prestara durante 4 años la presidencia de la república… Entonces, le entró de lleno a los negocios lícitos e ilícitos… Sus trastupijes fueron superados, y con mucho, por el presidente Abelardo L. Rodríguez, impuesto por Plutarco Elías
Calles, famoso porque, incluso tenía hasta prostíbulos en la frontera norte… Y no obstante, “El turco” sonorense lo impuso en la silla embrujada del palacio…
ARRECIFES: Pocos lo saben, pero en un tramo de vida, en la madurez, Salvador Díaz Mirón siempre andaba con la mano izquierda metida en la bolsa del saco… Se debía a que el poeta y político al servicio del general Victoriano Huerta, aquel que ordenara el asesinato de Francisco Ignacio Madero y José María Pino Suárez, se batió en un duelo en 1878 y la bala del enemigo le destrozó la clavícula y le inutilizó el brazo izquierdo y la mano le quedó inmóvil para el resto de su vida… Con todo, Díaz Mirón, quien era muy bragado, fajador de cantina y peleador callejero, retó a un duelo al gobernador Luis Mier y Terán, luego de cumplir la orden del dictador porfirista de “¡Matar en caliente!” a los jarochos que se habían rebelado a una reelección más… En el otro extremo del mundo, en Rusia, el escritor Alejandro Puskhin fue retado a un duelo por un militar a quien le había quitado a la esposa y murió en el desafío, aun cuando lleno de honor… Puskhin está considerado el padre del romanticismo ruso…
PLAZOLETA: Walter Lippman fue una figura icónica del periodismo en Estados Unidos y el mundo… Sus textos se publican en un montón de diarios en el planeta y su influencia política y moral era relevante… Lippman acuñó una frase bíblica para referirse a la prensa domesticada… Le llamaba “prensa reptilicia”, prensa, pues, que se arrastra como nauyaca y tepocata para servir al mejor postor… En cambio, Porfirio Díaz Mori consideraba a los trabajadores de la información como animalitos, digamos, un caballo, un burro, una gallina o un pollito… Y por eso decía, que la prensa ha de “maicearse”… Por aquí tomó posesión como presidente de la república, Francisco I. Madero retiró el subsidio federal a los reporteros, articulistas y magnates periodísticos, y todos se le fueron encima, financiados por el sobrino del dictador, Félix Díaz, quien soñaba con ser elegido presidente de la república… Es decir, que la fama pública de los medios arrastra un peso histórico, pues incluso, de acuerdo con el relato bíblico, hasta del paraíso celestial fueron lanzados cuando tomaron partido por Luzbel…
PALMERAS: Según el escritor argentino, Jorge Luis Borges, un escritor ha de “iluminar con la llama votiva la línea más humilde que escriba”… Walt Whitman decía que “escribir es una enfermedad feliz”, pero su gran obra literaria, Hojas de hierba, fue prohibida por el Fiscal de Estados Unidos bajo el argumento de que era literatura obscena por su alto contenido sexual… Además, por las historias ligadas a la homosexualidad que él mismo Whitman lo era… Con todo y su fama, sin embargo, Whitman sólo pudo comprarse una casita para vivir cuando tenía 65 años, es decir, hacia el final de su vida… Sólo tenía tener noviecitos fijos con quienes duraba hasta 8 años… Le gustaban los chicos analfabetas y a quienes llamaba de cariño “Mi muchachito, mi escolta y mi camarada” y los presentaba a sus amigos como “mi hijo adoptivo y mi sobrino”… En la guerra recorría los hospitales y llevaba ayuda y consuelo a los jóvenes soldados heridos… Whitman era un hombre sencillo y bondadoso, pero al mismo tiempo arrogante y desdeñoso…
