Luis Velázquez/ Escenarios
13 de julio de 2019
UNO. Los narco/reporteros
Igual que Javier Duarte, el secretario de Seguridad Pública cree, piensa, estaría seguro, como dijo, que en Veracruz “hay periodistas malos al servicio del crimen organizado”.
Lo dijo, igual que su antecesor, Arturo Bermúdez Zurita, cuando les llamara “¡Pinches periodistas!” en su comparecencia en la LXIV Legislatura.
Lo dijo copiando a Duarte cuando en Poza Rica en el llamado día de la libertad de prensa les dijo:
“¡Pórtense bien! ¡Caerán muchas manzanas podridas”.
Incluso, cuando, en efecto, siguieron asesinado a más trabajadores de la información y que llegaron a 19 hacia el fin del sexenio, más 3 desaparecidos, Javier Duarte enfureció cuando un reportero más, jarocho en el caso, había sido asesinado y el político preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, exclamó:
–¡Yo no pagaré justos por pecadores! ¡Denunciaré a los reporteros narcos!.
Nunca los denunció. Puras cacayacas. Fuego pirotécnico en su más alto decibel. Ganas de justificarse enlodando a los periodistas y que en su sexenio fue considerado “el peor rincón del mundo para el gremio reporteril”.
Nunca, al momento, el titular de Seguridad Pública, SSP, de la izquierda hecha gobierno en Veracruz ha documentado su lista negra de “periodistas malos al servicio del crimen organizado” ni menos, mucho menos, ha interpuesto una denuncia penal, digamos, en la Fiscalía General de la República, porque en todo caso, se trataría de un caso federal.
DOS. Ejército mediático del diablo
Los días y noches del sexenio siguen caminando y el titular de la SP ha seguido cohabitando con la prensa “al servicio del crimen organizado”.
Y de ser así, caray, resulta insólito que mientras el titular de la SSP sueña con restablecer el paraíso perdido en Veracruz, conviva con medios al servicio de los carteles y cartelitos.
Pareciera, de entrada, sadismo puro, pues le gustaría cohabitar con el infierno, los mensajeros de Luzbel, el ejército mediático del diablo.
En el duartazgo, por ejemplo, se llenaron la boca filtrando información en una parte de los medios insinuando, asegurando, perfilando la alianza de reporteros con los jefes de las llamadas narcoplazas.
Pero nunca un trabajador de la información fue acusado en la Fiscalía o en la secretaría de Seguridad Pública para someterse a un proceso penal.
El saldo es por todos conocidos.
Ahora, el peor de los agravios fue con el diputado local de MORENA, Wenceslao González Martínez cuando defendiendo al titular de la SSP aseguró que “los periodistas solo preguntas puras burradas” y que sería más grave que la frase catatónica aquella de que “a ustedes, ningún chile embona”.
TRES. Denuncias penales
¡Pobre Veracruz, entonces! cuando, y por ejemplo, hay narco/reporteros.
Pero también, hay, habría narco/políticos. Y narco/líderes. Y narco/empresarios. Y narco/barbies y narco/mesalinas.
Habrá quienes, claro, dirán que son los tiempos que se viven y padecen, y ni hablar, y como dijera el filósofo Enrique Peña Nieto, “aquel que esté libre de pecado…”.
Y más, en un Veracruz que de territorio para el paso de droga de sur a norte del país se ha convertido en una entidad federativa consumidora de droga.
Con todo, está canijo que el gobierno de MORENA acuse “con dedo flamígero” a “los malos periodistas”, ajá, de “estar al servicio de crimen organizado”.
Nombres, entonces, Medios en que trabajan. Características, relaciones, negocios, subsidios, papel que desempeñan.
El Eclesiastés dice que un hombre ha de amarrarse la lengua antes de lanzar improperios, y si el titular de la SSP habría incurrido sin interponer la denuncia penal mal daño hace a la vida pública.