Luis Velázquez Escenarios:
14 de junio de 2019
UNO. Profesores asesinados
Javier Duarte entró a la historia nacional por el asesinato en su casi sexenio de 19 reporteros y fotógrafos y tres desaparecidos.
Miguel Ángel Yunes Linares, por el disparo en los homicidios.
Y Cuitláhuac García, porque además de mantenerse la peligrosa curva, ruleta rusa, de los asesinatos, nunca como ahora los feminicidios, los infanticidios y los secuestros.
Pero además, por el asesinato de maestros.
Tan es así que, por ejemplo, Veracruz brincó luego enseguida al estrellato nacional porque los vecinos de Soledad Atzompa los vecinos lincharon y quemaron vivos a 6 presuntos secuestradores de profesores.
Por eso, los maestros aglutinados en la sección 32 del SNTE, Lázaro Medina dirigente, se lanzaron a un paro de brazos caídos durante 24 horas en quince municipios porque ya están hartos de la inseguridad.
Desde Maltrata a Ixtaczoquitlán, el SNTE paralizó labores, declarando que los municipios más peligrosos son Zongolica, Orizaba, Córdoba, Tantoyuca, Papantla, Minatitlán y Coatzacoalcos.
Y aun cuando Veracruz sigue chorreando sangre y la mitad de la población y la otra mitad se pregunta dónde está el piloto, el piloto que come mondongo en una fondita de Tierra Blanca y ceviche en un changarro del mercado de Coatzacoalcos, el paro de los maestros de la secretaría de Educación de Veracruz valió a la generación política de MORENA en el palacio de Xalapa.
DOS. “Pan o palo”
Se trata de constante en el reino de Cuitlalandia.
Profesores, indígenas, burócratas, Colectivos, obispos con sus feligreses, pueblos y comunidades, se han levantado en una revolución pacífica sin llegar a más clamando y reclamando seguridad en la vida cotidiana, y ninguno ha sido escuchado.
Tampoco, ahora, los maestros.
Incluso, con la amenaza de la SEV que si se lanzan a otro paro, entonces, ni modo, les descontarán el día o los días parados, nomás para que aprendan el eje universal de “pan o palo”.
En su sexenio, Carlos Salinas fue contundente. “Ni los ve ni los oigo”. Fueron días aquellos cuando Andrés Manuel López Obrador encabezaba marchas de indígenas y campesinos de Tabasco a la Ciudad de México en contra de Pemex.
Y aun cuando tampoco nadie “lo veía ni oía”, AMLO continuaba al frente de su pueblo, los suyos.
La lección de la historia está ahí.
Los profes de la sección 56 del SNTE han de seguir en sus paros de brazos caídos del pizarrón en el salón de clases hasta que sean escuchados con hechos.
TRES. Violencia a la vuelta de la esquina
Los carteles iniciaron en el sexenio de Patricio Chirinos Calero, José Albino Quintero Meraz el jefe máximo en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, operando de sur a norte del país, siempre alrededor del tráfico de drogas.
Pero con los años los malandros derivaron a otros negocitos (el secuestro, la desaparición, las fosas clandestinas, el huachicoleo, el cobro de piso, los migrantes, la prostitución y la trata de blancas, etcétera), y entonces, la vida cotidiana se pudrió.
Y se pudrió, por la inseguridad creciente y la alianza sórdida y siniestra con los policías, jefes policiacos y políticos, y por la impunidad.
Ahora, ningún ciudadano está a salvo. Nadie puede festinar que ya la libró así tenga escoltas y guardaespaldas y veladores. A la vuelta de la esquina, el secuestro y la muerte tienen permiso.
En la era Cuitláhuac, las mujeres, los niños y los profesores, parecieran los objetivos centrales, como en el duartazgo, por ejemplo, fueron los trabajadores de la información, aun cuando el primer reportero secuestrado, asesinado y sepultado en fosa clandestina fue Noel López Domínguez, en el sur de Veracruz, cuando Javier Duarte llevaba 7 meses de gobernador.