Luis Velázquez /Diario de un reportero
Veracruz, 29 de julio de 2017
DOMINGO “Maicear” a los medios
Entre las cosas raras y extrañas del reino de Yunilandia está el llamado “Vómito negro” que en el lenguaje político significa que estando preso un político despepita todo en contra del jefe, pues la maldición gitana asegura que la cárcel siempre marca, así duermas una noche, una semana, un mes, un año, etcétera, sobre una cama de piedra penitenciaria.
La más impresionante expresión del “Vómito negro” se está dando, por ahora, con Arturo Bermúdez Zurita, el ex secretario de Seguridad Pública del duartazgo, SPP, y en que acaba de confesar lo siguiente:
Uno. El mismo recibía la orden, avalada por Duarte, de sus voceros (Gina Domínguez, Alberto Silva y Juan Octavio Pavón) para “maicear” a los medios.
(Desde luego, la anterior revelación resulta indicativa y significativa porque, en todo caso, existía una secretaría de Finanzas y Planeación).
A menos, claro, que Duarte haya ordenado “rasurar” el presupuesto de la SPP.
Pero…, pero al mismo tiempo, también habría, como mera hipótesis, de considerar que Bermúdez manejaba las corporaciones policiacas, algunas de los cuales han sido acusadas de tener relaciones peligrosas con los carteles.
Y, bueno, si en Tamaulipas la DEA comprobó que los ex gobernadores Tomás Yarrington y Eugenio Flores Hernández vendieron la entidad geográfica a los malandros a cambio de millonaria cuota en dólares, nadie podría descartar la posibilidad en Veracruz.
LUNES
Unos medios “maiceados”
Dos. Preso en el penal de Pacho Viejo, donde ahora vive, Arturo Bermúdez reveló los nombres de algunos medios que habrían sido, o fueron, financiados por la SSP en el duartazgo.
A, “Reporte Índigo” de la Ciudad de México. B, las televisoras locales de Veracruz, algunas, filiales de centrales defeñas. C, el financiamiento directo a Gina Domínguez para su extinto periódico “El Águila” y la compra de diversas radiodifusoras.
C, “algunos columnistas”, cuyos nombres, dice Jair García, La Jornada, jueves 27 de julio, “no se detallaron”.
Estamos, entonces, ante un calambre más de Yunilandia, caracterizado por el terrorismo para que los medios que habrían aceptado el embute “pongan sus barbas a remojar”.
Es el mismo terrorismo, por ejemplo, de cuando fue cacareado ene número de veces que sería revelado información estrujante que cimbraría a México.
Y cuando se dijo que sería publicado el “expediente negro” de Andrés Manuel López Obrador.
Y cuando se alardeó de que tres reporteros policiacos de la zona conurbada eran narco/reporteros y estaban al servicio de los barones de la droga para que luego, pasado un ratito, se dijera que la PGR, Procuraduría General de Justicia de la República, había atraído el caso, ajá.
MARTES
Embute… “en vivo y en directo”
Tres. De acuerdo con el “Vómito negro” se asegura que Bermúdez confesó la forma de operar en el duartazgo el subsidio, el embute, a los medios:
“De manera directa y sin contrato o licitación de por medio”.
Y, bueno, si nos basamos en tal versión, entonces, quedaría claro que en ningún momento se trataba, digamos, de un dinero lícito, pues si el embute era con cargo a la secretaría de Seguridad Pública, el mismo Bermúdez debía comprobar gastos y rendir cuentas al ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, a la Comisión de Vigilancia del Congreso, a la Contraloría y a la secretaría de Finanzas y Planeación.
Y, bueno, y así como están las cosas en un país en los primeros lugares mundiales de corrupción política, la hipótesis está abierta para derivar que, y por ejemplo (únicamente por ejemplo), el dinero a los medios tenía (digamos, sólo digamos) otros orígenes.
Uno de ellos, quizá, “las mordidas” millonarias de los agentes de Tránsito.
Otro más, los negocios ilícitos en los veintidós penales.
Otro más, las relaciones peligrosas de una parte de las corporaciones policiacas con los malandros… a cambio de impunidad para operar en el territorio jarocho.
MIÉRCOLES
Bermúdez, el hombre puro
Cuatro. Según Bermúdez, a él “le instruían para desviar fondos de esa dependencia para los medios” y que según él, siempre, siempre, siempre, siempre “cuestionó”.
Caray, una cosita es que evidenciara la manifiesta y expresa corrupción de la que habla.
Y otra que con todo él mismo haya decidido continuar como secretario de Seguridad Pública.
Y otra, años luz de distancia, que ahora se deslinde por completo… cuando, en un político con principios y valores, lo íntegro y lo honesto era, simple y llanamente, renunciar.
Por el contrario, siguió en el cargo…y desde luego, sus razones tendría y que abre la puerta para otra interpretación.
Y más, si se considera las frases célebres de dos de sus compañeros de gabinete.
Antonio Gómez Pelegrín, de SEFIPLAN, cuando dijera: “Yo le decía (a Javier Duarte) que estaba mal desviar el dinero público y no me hacía caso”.
Okey. Pero al mismo tiempo, Pelegrín siguió y siguió y siguió en el cargo.
Flavino Ríos Alvarado. “Era mi amigo, pero a todos nos engañó”.
Caray, engañar a un Flavino, ex delegado de la secretaría de Educación, ex diputado local, doctor en Derecho Constitucional por la UNAM, académico de la Universidad Veracruzano, se antoja inverosímil.
JUEVES
James Bond de Duarte
Cinco. Si es cierto el “Vómito negro”, resulta inverosímil que Arturo Bermúdez esté desnudando “al rojo vivo” a María Georgina Domínguez Colio, la primera vocera de Javier
Duarte, y de quien siempre se aseguró mantenía una amistad privilegiada con el ex titular de la SSP.
Claro, puede ocurrir cuando se está privado de la libertad, creyendo que, y en el caso, las delaciones te pueden salvar de tantos años de condena, incluso, hasta abrir la puerta para llevar el proceso en prisión domiciliaria (con todo y que a Mauricio Audirac Murillo se la negaron).
En todo caso, habría de recordar aquella historia (nunca desmentida) de cuando en el durtazgo la mansión de Gina en Coatepec fue asaltada, según dijeron, por unos loquitos que se metieron al fraccionamiento manejando un camión repartidor de refrescos que se había quedado sin frenos y se estampó, ajá, en su casa.
Y luego, que entraron a la residencia y se fueron derechito a la caja fuerte de donde sustrajeron doscientos millones de pesos en efectivo.
Verdad o ficción, media verdad o media ficción, siempre se afirmó que atrás de tal referencia al mejor estilo de James Bond había estado Arturo Bermúdez.
VIERNES
Todos, a salvar el pellejo
Ha de ser canijo el huracán espiritual que está viviendo Arturo Bermúdez en el penal de Pacho Viejo para llegar (¿será cierto?) a los decibeles más altos del “Vomito negro”.
Por ejemplo:
Días anteriores, la Yunilandia filtró una carta que con letra y firma de Bermúdez hablaba de un dinerito entregado al senador Héctor Yunes Landa como candidato priista a gobernador el año entrante.
El senador lo desmintió y exigió pruebas.
En los medios corrió la versión de que los mismos abogados o cercanos a Bermúdez aseguraban que ni era su letra ni era su firma.
Pero… como parte del terrorismo, el daño político, el daño moral, el daño ético, el daño social ya estaba causado, y/o en todo caso, mínimo, el objetivo logrado de sembrar la duda y la intriga, pues algo queda dice el experto en comunicación política siniestra y sórdida.
Más inverosímil si se consideran las otras filtraciones.
Por ejemplo, que Mauricio Audirac Murillo insiste en que Tarek Abdalá, el tesorero de SEFIPLAN, desvió dos mil 500 millones de pesos.
Por ejemplo, que Gina Domínguez inculpa a Alberto Silva Ramos del saqueo en Comunicación Social.
Por ejemplo, que Érick Lagos, Jorge Carvallo, Édgar Spinoso y Adolfo Mota se volvieron intocables por el “Vómito negro” y porque habrían devuelto la laniza.
En fin, el llamado “Vómito negro” tiene azorrillada a la generación duartista.
Y de ser cierto, entonces, habría de repetir la frase célebre de un personaje de René de Chateaubriand cuando en “Memorias de ultratumba”, dice:
“¿Qué quiere usted? ¡Cuando se tiene mujer e hijos… hay que buscarse la vida!”.