•Barbarie en Veracruz
Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. Caray, malandros generosos
La vida en Veracruz es sórdida. Y entre los malandros y los policías, la población está aterrorizada. Y aun cuando cada sexenio la historia se repite como tragedia, cada gobernador y secretario de Seguridad Pública queda frente a la historia.
Por ejemplo, la semana anterior, la población de Veracruz se revolcó en el infierno, considerando que nadie puede cantar victoria, y menos, cuando cada ciudadano está atrapado y sin salida entre los malosos y los polis.
En el día 54 de la Cuitlamanía iban 228 muertos.
El lunes 21, una mujer que estaba desaparecida, apareció maniatada de manos y pies y vendada, afuera de un jardín de niños en la colonia Ferrocarril, en Cerro Azul, en el norte de la tierra jarocha.
Se llama Esmeralda C. R. y tiene 25 años.
¡Ah!, sorpresas que da la vida!, los malandros le perdonaron la vida, pero le dejaron una narcomanta.
De cualquier forma, el horror, luego de la pesadilla vivida y padecida.
DOS. Policías secuestradores
Un día después, martes 22, en Amatlán de los Reyes, en el centro de Veracruz, los policías filmaron su película de terror.
Al frente el comandante Manuel Cortés Cruz, levantaron a un albañil de 27 años de edad, Dagoberto Ramos Guzmán, avecindado en Omealca.
Y dos días después, el jueves 24, apareció sin vida.
Nadie, claro, inculpa a los polis, pero los polis lo levantaron y apareció convertido un cadáver.
TRES. Desdén oficial
En los primeros días de diciembre 2018, en los límites de Isla y Rodríguez Clara, unos migrantes de Guatemala fueron emboscados. Una mujer, asesinada. Cuatro heridos, entre ellos un menor.
“Rápido y furioso”, el secretario General de Gobierno aseguró que los autores de la emboscada y crimen eran policías de Isla.
Al día siguiente, el presidente municipal de Isla le reviró y dijo que los presuntos asesinos eran polleros, defendiendo a sus policías.
Desde entonces, el silencio, la opacidad, la negligencia, el desdén, la incapacidad manifiesta, o lo peor, la indiferencia.
CUATRO. Barbarie en Veracruz
En la Cuitlamanía, que apenas inicia, pareciera estar reproduciéndose el duartazgo, aquellos famosos “Escuadrones de la muerte”, donde los policías levantaban a personas hasta en los retenes en las carreteras y entregaban a los malandros.
El fosario de “Colinas de Santa Fe”, camposanto privado de los malosos, policías, jefes policiacos y políticos de aquel sexenio priista.
La barranca de la muerte, “La aurora”, en el municipio de Emiliano Zapata, donde los policías tiraban los cadáveres, incluido, primero, el cadáver de un policía, y segundo, y que luego fue rescatado para ser tirado en Alto Lucero, digamos, para enredar las pistas.
El nuevo fosario, con 400 cadáveres en el Km. 13.5 según dice el Solecito.
Los 8 millones de habitantes de Veracruz, expuestos a la saña y la barbarie policiaca.