Luis Velázquez
23 de enero de 2018
EMBARCADERO: Hay recesión en Veracruz, de igual manera, digamos, como en el resto de la nación, por más que Enrique Peña Nieto repita la cantaleta de Javier Duarte de que “aquí no pasa nada”… El economista Carlos Quiroz Sánchez, académico en la Universidad Veracruzana, respetado y respetable, lo resume de la siguiente manera: Más de ciento cincuenta comercios cerrados en Xalapa… Cerrados y/o quebrados la mayoría de comercios en el Centro Histórico de Veracruz… Un número incalculable de casas en venta en Coatzacoalcos… El 35 por ciento de la población de Veracruz viviendo, mejor dicho, sobreviviendo, de los ingresos de sus changarros, en que la venta de picadas y gordas son punteras… Por aquí cierran un negocio, otros, ilusos, lo abren, para cerrar al ratito… Plantas industriales descarriladas en la producción… El gobierno subastando sus petroquímicas en el sur de la entidad jarocha por donde en 1803 entró Alejandro de Humboldt y descubrió que aquí, en Veracruz y en México, la desigualdad económica y social era la peor de América Latina… Y todavía… Las remesas de los paisanos en Estados Unidos (un millón según estudio de la Universidad Veracruzana) convertidas en el sostén de la economía, por encima de los ingresos derivados de la caña de azúcar, el café y los cítricos que habían sido el fuerte de la economía local…
ROMPEOLAS: El desempleo creciendo, imparable, dice Carlos Quiroz… Además, con bajos salarios, salarios de hambre les llamaba Ricardo Flores Magón en 1910… Y con aumento constante en los precios de los productos básicos… Y la secretaría de Desarrollo Económico del panista Alejandro Zairick, vendiendo los mismos espejitos del sifilítico Hernán Cortés a Moctezuma Segundo hace 498 años de que está creando empleos, ajá… Una presión inflacionaria que nadie aguanta… Una burocracia cara en el gobierno del Estado y los municipales… Gobiernos quebrados, lejos de invertir recursos en obra pública… Y de postre, obras de relumbrón cacareadas en páginas y páginas mediáticas… El colmo: Veracruz, puntero de la producción y exportación de trabajadoras sexuales como garantía segura de llevar el itacate y la torta a casa vendiendo el cuerpo al mejor postor… Se dirá, claro, y como sucede con la inseguridad irrefrenable, que la culpa número uno es del gobierno federal… Cierto, pero tanto en el caso de la zozobra (“Todos los días hay ejecuciones” dicen el arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, y el obispo de Córdoba, Eduardo Patiño Leal) como en el tema de la política económica, cada parte tiene su parte… Y el gobierno de Veracruz es corresponsable de la terrible y espantosa recesión que padecemos…
ASTILLEROS: Hay quienes, ilusos y optimistas, exclaman en el café que los restaurantes están llenos y las plazas comerciales también… ¡Paren máquinas!”, sin embargo…Cierto, las plazas comerciales están repletas pero porque están igual que un personaje de José Saramago en su novela “La cueva” que pasa allí los días más felices de su vida mirando a la gente e imaginando historias alrededor de su físico… Y en el caso de los cafés llenos bastaría observar que la mayor parte se toma únicamente un cafecito y si puede una canillita… Pero al mismo tiempo, oh realidad inaplazable, y sólo para citar una referencia, en el puerto de Veracruz hay ciento cincuenta colonias proletarias, y en Boca del Río, cien, y en Xalapa, ciento veinticinco… Y en donde según el CONEVAL, seis de cada10 personas están atrapadas y sin salida en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo y los pinches salarios de hambre… Y si los cafés están llenos, en el otro lado de las ciudades la precariedad se multiplica… Ni se diga si volteamos a las regiones indígenas de Veracruz con un millón de paisanos en la más canija de las miserias y que el gobierno llama, como buenas conciencias, pobreza extrema…
ARRECIFES: En el tiempo de la recesión en Estados Unidos, hacia 1920, floreció el consumo de alcohol… Fue también la época de Al Capone con el tráfico de drogas… Hoy, en Veracruz, igual, digamos, que en el resto del país, los carteles y cartelitos alcanzan su dimensión estelar… Antes, en el duartazgo de terrible y espantoso recuerdo, existían cuatro carteles, a saber, Gente Nueva, Zetas, Mata Zetas y Cartel Jalisco Nueva Generación… Ahora, en la yunicidad hay siete, a saber, Zetas, CJNG, Antrax, Cartel de Sinaloa, Cartel del Golfo, Huachicoleros y el “Grupo Sombra”, cuyo debut alcanzara relieve cuando en Poza Rica regalara despensas navideñas y cuando en Pánuco, el feudo del cacique huasteco, el panista Ricardo García Guzmán, obsequiaron juguetes a los niños, gritando los sicarios en medio de la algarabía “¡Viva el Grupo Sombra!”… Es la recesión, cuando, y por ejemplo, los carteles publican en la prensa escrita avisos económicos ofertando empleos y con una gran respuesta social dado el tiempo económico adverso que vivimos…
PLAZOLETA: En medio de la recesión y de cara a las cinco elecciones (diputados locales y federales, senadores, gobernador y presidente de la república) el primero de julio, las despensas alimenticias se han vuelto “pan de cada día” en el discurso político, social y mediático… Los precandidatos a la silla embrujada de palacio y sus partidos políticos (el PAN y el PRI) obsequiando despensitas y que, ni hablar, los pobres y “los pobres entre los pobres” aceptan como la única tabla de salvación en el mar adverso… Con todo y que las despensas, primero, son mensuales… Y segundo son paupérrimas, expresión del populismo barato y ramplón para regalar más espejitos a la población, y de paso, lucrar con la miseria… Un litrito de aceite de 500 mil, una bolsita de sopa, un litrito de leche marca patito, una latita de atún marca patito, una bolsita de soya y un kilito de frijol… Y todavía, el anuncio de que ya están entregando seiscientas mil… Es el último año del sexenio de Enrique Peña Nieto, angustiado como está de que, y por ahora, todas las encuestas anuncian un fin de fiesta adverso para las elites tricolores con su derrota presidencial en las urnas y en varias gubernaturas…