Luis Velázquez
05 de julio de 2019
EMBARCADERO: El sicólogo del barrio, un hombre ya viejo (“Más sabe el diablo por viejo que por diablo”) dice que los políticos encumbrados con poder económico y social, dueños del billete público, tropiezan con un montón de enfermedades que rara vez se curan… Entre ellas, las siguientes: la soberbia, la frivolidad, el egotismo, la petulancia, la promiscuidad sexual, el delirio de grandeza, el desazón y el desdén por los demás, la desconfianza, la imposibilidad de aceptar la crítica y creer que como están en el poder se vuelven honestos, honestos, honestos, impolutos, ángeles de la pureza…
ROMPEOLAS: Otras enfermedades de los políticos encaramados en el poder son las siguientes: el orgullo y la altivez, la intriga, la conspiración, sentirse el político más grande de su tiempo, creerse dueños del día y de la noche, perdona-vidas y andar por la vida pública alardeando de tener una coraza “a prueba de bomba” y que nadie los puede tumbar porque fueron elegidos por el pueblo como dijo el secretario de Salud, Roberto Ramos Alor, “El besucón”, así llamado en las redes sociales…
ASTILLEROS: El ciudadano de a pie que todos los días vive con modestia y sencillez creía (¡pobrecito ingenuo!) que con MORENA, los discípulos de AMLO en Veracruz se volverían sencillos, humildes, respetuosos, cumplidores de su palabra, amables y cordiales con la población… Pero si 7 meses después se revisara el historial de los secretarios del gabinete legal y ampliado y cotejara con la lista sombría de las enfermedades de los políticos, el desencanto sería, es, catastrófico… La mayoría de ellos salieron igual o peor que los priistas, los panistas y los perredistas, sus antecesores en el poder estatal… Poder, por cierto, y solo como recordatorio, efímero, que en el mejor de los casos dura 6 años…
ESCOLLERAS: En Netflix tienen una película sobre el imperio romano y los doce Césares estudiados con microscopio por Suetonio… La serie inicia con Calígula… Considerado “muy inteligente y perspicaz”, por aquí ascendió al trono, sintió que los suyos lo traicionaban y se volvió un paranoico… El mismo asfixió a Tiberio, su antecesor que lo encumbrara en el reinado… Ordenó matar al nieto de Tiberio, porque representaba una feroz competencia para el trono imperial y faraónico… Y cuando se aproximaba el momento de la sucesión, ningún prospecto tenía, además de un pavoroso miedo a la traición que lo perseguía…
PLAZOLETA: Entonces, vida promiscua que llevaba, decidió tener un hijo… Y como dudaba de todas las mujeres, que lo buscaban por el poder, los cargos públicos y el billete fácil, entonces, decidió procrear un hijo con alguna de sus tres hermanas… Y con las tres se acostó… Y ellas
aceptaron, temerosas de que las ordenara matar… Embarazó a la menor, Drusilla, de la cual vivía enamorado… Pero cuando iba hacia los 5, 6 meses de embarazo, Drusilla muere… Y Calígula enloquece… Tanto que construye una ciudad con el nombre de ella… Imprime una moneda con la figura de ella… Levanta estatuas con la figura de ella… Modifica la ley para declararla una diosa…
PALMERAS: A ese grado suelen enloquecer los políticos… Por eso, Eufemio Zapata, el hermano menor de Emiliano, decía que la silla del palacio está embrujada pues los políticos, sin excepción, unos más y otros menos, pierden el control de las neuronas… Y de manera irremediable enferman de los males incurables… “Yo, dice aquel, soy honesto, honesto, honesto, porque ya lo dijo AMLO”… “Yo fui elegido secretario de Salud por el pueblo”, dice el otro… “Yo siempre he andado con pistola al cincho” festina el otro… “Yo mando aquí” dice el diputado de la Jucopo… Etcétera, etcétera…