- El presidente espartano
- Su Sermón de la Montaña
Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: Incapaz de perdonar en la campaña electoral a “la minoría rapaz” y a Carlos Salinas y Vicente Fox, AMLO, el virtual presidente de la república, está ahora en el tiempo de la reconciliación.
Pero como su mundo son los humildes, ha proclamado su Sermón de la Montaña, y bienaventurado a los pobres.
“Por el bien de México”, claro, pero también del destino social, digamos, del país.
Y como los políticos de todos los tiempos han dilapidado millones de pesos, entonces, ha sonado la hora de la austeridad.
El nuevo Benito Juárez y el nuevo Francisco Ignacio Madero y el nuevo Lázaro Cárdenas ha emitido sus Mandamientos, su código de ética, su república amorosa.
Por eso, y en tanto la mayoría “carece de lo necesario” para vivir (Salvador Díaz Mirón), y “como nunca los políticos han pensado en el poder desde el punto de vista del bien común” (Arthur Miller), y como la población ha perdido la fe y la esperanza, y como el grueso del pueblo sueña con un lugar mejor para vivir, de aquí para adelante, en los próximos seis años, todos a apretarse el cinturón.
Empezando, claro, por la familia de AMLO.
PASAMANOS: AMLO es un político espartano. Austero. Sobrio. Un asceta.
Se ha creado, por ejemplo, un desierto a su alrededor convertido el primero de julio en su paraíso.
Y ha abierto la puerta “a tirios y troyanos”, siempre y cuando, claro, sean como los pescadores de Jesús. Hombres comunes que viven la vida con absoluta sencillez. Pero más aún, con la honestidad por delante.
El tabasqueño se ha metido en la jungla a seguir luchando por su legítimo sueño.
Y si Moctezuma II, aquel que envió monedas de oro y veinte doncellas vírgenes a Hernán Cortés, fue su contemporáneo, también lo encarcelaría por corrupto.
Como buen espartano es un político duro con él mismo, y por añadidura, con los demás.
Es el Benito Juárez del siglo XXI. El Jesucristo del nuevo tiempo anunciado en la profecía bíblica.
Ganó en las urnas y de calle. Pero solo será feliz cuando los pobres lo sean.
Por eso, y entre otras cositas, nada ha cuajado tanto en el corazón humano como quitar las pensiones millonarias a los ex presidentes.
Vicente Fox lo felicitó en su programa televisivo y AMLO le dio las gracias, pero lo advirtió:
La pensión… se le quita.
Y los pobres entre los pobres y los pobres a secas fueron felices.
Es lo que la población, tan jodida, desea escuchar.
CORREDORES: Los mandamientos de AMLO para purificar la política están en la cancha.
Y nada multiplica la felicidad social como las siguientes disposiciones, entre otras:
Se acabaron los viajes de placer con cargo al erario. Y las comidas en restaurantes VIP. Y las borracheras. Y los choferes. Y los viajes al extranjero. Y las barbies.
Y las comiditas y las orgías de los secretarios de Estado con los contratistas.
Y los sueldos de los secretarios, subsecretarios y directores, reducidos a la mitad.
Y el salario de AMLO, a la mitad.
Cero partida para gastos médicos de los funcionarios que para eso, caray, están el Seguro Social y el ISSSTE.
Y ninguna contratación de familiares en la nómina oficial.
Y solo 5 asesores por secretario.
Y solo el secretario del gabinete legal tendrá secretario particular.
Y ninguna contratación con despachitos externos.
Y un solo director de Comunicación Social para el gabinete legal y ampliado.
Y ningún secretario con su jefecito de prensa.
Y cero policías comisionados a funcionarios, políticos, magnates periodísticos y reporteros encumbrados.
Es el son que canta en el río nacional y habrá de repetirse en Veracruz.
Más le vale a la Cuitlamiña.
RODAPIÉ: En otros tiempos, uno que otro presidente se ha engolosinado con su famoso código de ética (Vicente Fox Quesada), aun cuando en todos los casos pasó de noche.
De noche pasó, por ejemplo, la renovación moral de Miguel de la Madrid.
Y la secretaría de la Función Pública de Felipe Calderón.
Bastaría recordar que el primer acto de gobierno de Benito Juárez como presidente de la república fue nombrar en cargos públicos relevantes a sus tres yernos.
Y el primer acto de gobierno de Francisco Ignacio Madero como jefe del Poder Ejecutivo Federal fue indemnizar a toda su familia que había sido despojada de sus haciendas en la revolución, y de paso, claro, nombrar ministro sin cartera para hacer y deshacer a su hermano Gustavo.
Pero AMLO es el nuevo Juárez y el nuevo Madero sin tales tentaciones funestas del poder presidencial.
Jesucristo vive y late en AMLO.
Igual que Benito Juárez hasta obispo o cardenal se estaría sintiendo.
La purificación del gobierno como tarea prioritaria.
BALAUSTRES: AMLO encarna el desquite y la venganza social. La población se encorajinó con tanta corrupción política. Solo en el Peñismo, diecisiete exgobernadores en la picota, unos presos, otros prófugos, otros extraditados a Estados Unidos. Y en la lista negra, priistas, panistas y perredistas.
Y si a partir del primero de diciembre, un funcionario incurre en la tentación del poder, entonces, los mandamientos de la ley AMLO son específicos:
A, sanción económica. B, suspensión temporal del cargo. C, la destitución. Y D, la cárcel…, según el daño causado.
¡Ah!, y si aceptan regalitos de más de 5 mil pesos como por ejemplo la Casita Blanca de “La paloma”, serán llevados a juicio, pues con la era AMLO en Los Pinos (Los Pinos que será museo) hasta las esposas y los hijos y otros familiares deberán hacer la declaración de bienes.
AMLO es un político austero, espartano y sobrio. Ya lo sabe el góber electo de Veracruz y también su gabinete legal y ampliado que será.
La cartilla ha sido leída.
¡Bienvenidos a la realidad!