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Un mando policíaco de Veracruz perdonado “en nombre de Dios”

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•Mandos superiores del “policía del año”, Alfonso Zenteno, detenido por pederastía, lo defendían diciendo que leía La Biblia y siempre citaba a Dios en sus conversaciones

•“Es un hombre de Dios” decía el subsecretario de la SSP, Federico Rivas, en tanto Medina Gasca, amigo, amiguísimo de Arturo Bermúdez, tampoco lo investigó

•Es señalado de desaparición forzada de cuatro personas el pasado 2 de agosto en Potrero Nuevo, pero ese día hay registros de más de 30 desapariciones, desde niños hasta adultos mayores

•El juez Tomás Zurita García, de Córdoba, lo ampara para evitar que fuera detenido por señalamientos de desaparición forzada. Los colectivos van por su cabeza

 Ignacio Carvajal

Veracruz, México.- Hasta finales de agosto del 2013, el grupo de personas que buscan a sus desaparecidos en Potrero Nuevo, Atoyac, rondaba los 40 integrantes, ellos pedían informes sobre unos 25 jóvenes y adultos que, se sabe, se esfumaron durante un operativo realizado por el Mando Único el 2 de agosto del mismo año.

Conforme pasaron los días, después del operativo, y se dieron reuniones de familiares con personal de la Fiscalía General del estado –en ese entonces, bajo el mando de Amadeo Flores- y altos mandos de la Secretaría de Seguridad Pública –donde reinaba Arturo Bermúdez, hoy preso en Pacho Viejo-, el grupo, de a poco, se fue reduciendo hasta quedar menos de cinco.

“Comenzaron las amenazas contra nosotros, los amedrentaban e incluso el acoso se hizo sistemático, poco a poco se fueron saliendo, hasta que quedamos bien pocos”, dice una integrante que quedó en ese reducido grupo que ahora se han quedado con la responsabilidad de tutelar los más de 20 casos de desapariciones forzadas que se achacan a personal de la SSP.

Las reuniones eran organizadas en la Subprocuraduría General de Justicia, ahora Fiscalía Regional de la zona Centro del estado, cuyo titular era entonces Ricardo Carrillo Almeida, uno de los primeros en salir de ese organismo autónomo al darse el cambio de gobierno en diciembre pasado.

Los familiares cuentan que en esos encuentros, reinaba la desorganización, todos hablaban, y todos contaban lo que sabían, sobre todo, se lanzaban señalamientos contra un hombre en particular, Alfonso Zenteno Pérez, comisario de la SSP en esa región, y a quien muchos testimonios señalaban al mando del operativo que ese dos de agosto llegó a Potrero Nuevo y barrió con mujeres, hombres, jóvenes incluso una mujer de más de 70 años y su nieta.

Los superiores de Zenteno, presentes en esos encuentros, enviados de Xalapa para colaborar a dar con el paradero de los desaparecidos de ese operativo, y de días posteriores, escuchaban atentamente, y tomaban nota de cada detalle. Sobre todo, estaban pendientes de quien sabía más y quienes eran los líderes.

“Cada vez que acusábamos a Zenteno con Federico Rivas –ex subsecretario de la SSP, mano izquierda derecha de Arturo Bermúdez; pues la derecha era José Nabor Nava-, éste lo defendía, decía que era un hombre de Dios, que siempre tenía a Dios en la boca y que no era posible que él hubiera hecho eso, que era una persona que estudiaba la Biblia”, cuenta una de las afectadas.

Incluso, Silvestre Medina Gasca, director de Asuntos Internos de la SSP, “cazador de malos policías”,  como se hacía llamar, también se sumaba a su defensa.

Ni Rivas ni Medina Gasca abrieron alguna vez un expediente de queja contra Zenteno Pérez, preso en estos momentos en una mazmorra por los delitos de pederastía y señalamientos, por el momento, de haber desaparecido a cuatro ciudadanos ese 2 de agosto de 2013, en Potrero Nuevo.

De hecho, dos años después de esas reuniones, en Lencero, los altos mandos participaron de la ceremonia donde Zenteno Pérez fue distinguido como el “policía del año” de manos de su jefe máximo, Arturo Bermúdez, quien lo cubrió de elogios y lo puso de ejemplo para las nuevas generaciones de oficiales de la Academia de Policía.

Todos los jefes y altos mandos de la SSP se cuadraron a Zenteno sin saber que dos años después el cazador de humanos sería blanco de varias órdenes de aprehensión por delitos de lesa humanidad, y uno grave, por haber embriagado a un menor de edad en San Andrés al que después encañonó para violarlo en un cañal.

Zenteno Pérez es señalado por la ausencia de cuatro personas a las que supuestamente ordenó detener, sin embargo no las puso a disposición del juez, ni de las liberó. Desde entonces no se sabe nada de ellos.

Integrantes del colectivo Solecito de Veracruz en la zona centro del estado estiman que no son 19 los desaparecidos de Atoyac ese 2 de agosto, que ese día, además, se llevaron a más personas y que el número podría llegar a los 40. Los nombres y los casos puntuales ya los tienen bajo registro y en todos es la misma dinámica, patrullas y civiles recorriendo calles, tumbando puertas, arrastrando personas para lanzarlas a las bateas de las unidades, donde fueron vistas por última vez.

La lucha por llevar a Zenteno tras las rejas ha sido complicada, desde siempre supo que le cazarían y al dejar el cargo comenzó a tramitar amparos, que fueron otorgados por el juez décimosexto de distrito de Córdoba, Tomás Zurita García, contra quien las madres de los colectivos que buscan a sus hijos, ya preparan protestas y acciones legales por proteger a una persona que es señalada de cometer delitos de guerra.

“Nos lastimaban cada vez que se daban esas reuniones, parecía que se reían de nosotros, y no se llegaba a nada, después entendimos que sólo eran para conocernos bien, saber qué sabíamos y comenzar amedrentarnos para dejar la lucha”, dice otra de las madres.

Después de esos encuentros, organizados por Carrillo Almeida, acompañados por Rivas y Medina Gasca, a las familias comenzaron a llegarles mensajes anónimos con amenazas o información falsa cuando hacían protestas. A veces estábamos por bloquear la calle, y llegaban mensajes de que había personas detenidas en La Tinaja, o retenes con muchos detenidos en otros puntos con la finalidad de dispersarlos, relatan los “sobrevivientes” de ese grupo.

“Una ocasión un padre me dijo, que los llevaron a recorrer la toma y otras cárceles para mostrarles que no tenían a nadie, y ahí, los separaron, y a uno por uno les fueron diciendo que dejaran la lucha, sino les pasaría lo mismo que a sus familiares, a partir de entonces, el grupo fragmentó”, relata una de las madres.

Hasta ahora, se desconoce si hay señalamientos contra los superiores se Zenteno, lo cierto es que apenas fue encarcelado Arturo Bermúdez, los demás mandos presentaron renuncias a la SSP y desde entonces no se sabe nada de ellos, dejaron abandonado a su jefe y ahora es el destino al cual se enfrenta el conocido “policía del año”.

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