Redacción El Piñero
Loma Bonita, Oaxaca.- Yo veo la cara de los hombres cuando me ven, “es vieja”, estoy segura que piensan, nos plática Maricruz Cano, cerrajera desde hace más de un cuarto siglo. Maricruz Cano, atiende la cerrajería que antes fue de su papá y ahora de ella, y pese al momento en el que se encuentra la humanidad, sigue luchando contra los estereotipos, de que hay trabajos para hombres y mujeres. El primer obstáculo lo encontró cuando quiso aprender, su papá, por cuestiones de educación, le enseñaba más a su hijo varón, quien hasta cierto punto tenía la obligación de continuar con el negocio, con el oficio.
Sin embargo, quien decidió aprender, poner empeño y seguir con el negocio familiar es doña Maricruz Cano, quien encontró la “llave” para entrar al mundo de la cerrajería, por su tenacidad y calidad en su trabajo.
Maricruz nos cuenta mientras arregla una chapa que su trabajo no es aburrido porque cada chapa, llave es diferente, hay que buscarle de muchos modos para dejar feliz al cliente.
No obstante, el cliente no es el único feliz, también ella, quien en medio de sonrisas y un tono de orgullo que lo que más la satisface y le causa felicidad es abrir el auto de un hombre, porque siempre llegan a su negocio esperando encontrar a un hombre, y cuando la ven, sus gestos solo proyectan su decepción porque es mujer.
En medio de la batalla silenciosa por demostrar que el hecho que sea mujer no quiere decir que su trabajo valga menos o que no esté en un sitio para ella, también ha encontrado a clientes que ella salva de la desesperación y colapso, y cuando logra abrir la puerta de un carro o casa, por un segundo se convierte en una heroína, y más que el pago monetario se queda con el abrazo y la satisfacción de que sabe hacer bien su trabajo.
La gente quiere pagar un trabajo por lo que hacemos y no por lo que sabemos, es otro de los problemas que se enfrente a diario en su oficio, ya que muchos de los clientes se asombran que no sean un trabajo que lleve mucho tiempo, pero si bien pagado, debido a todo el conocimiento.
Ser cerrajera, no es solo entrar a un mundo de hombres, el mismo oficio te pide ser una persona que inspire confianza debido a que tratas con algo importante para los humanos, y que te da acceso a sus hogares.