- La rana y el alacrán
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- UNO. Horas fatídicas
El viernes 20 de abril fue fatídico (una vez más) para la policía en Veracruz. El descrédito absoluto. Con todo, incluso, que en el carril mediático se amarraran las manos diciendo que un par de polis detenidos con droga eran ex. Es decir, elementos dados de baja. El viejo cuento para “lavarse las manos”.
Primer delito. Con todo, ex y/o policías vigentes, detenidos en la sierra de Totonacapan, municipio de Coyutla, tripulando una camioneta Hummer, robada.
Segundo delito. Los “ex” policías tenían en su poder 54 bolsas con marihuana…, y sólo faltó que en el boletín dijeran que eran para autoconsumo. Cada una de las bolsitas tiene un valor de cien pesos en el mercado.
Tercer delito. Traían escondida un arma de fuego, pistola calibre .380, marca Llama, matrícula 3037777, con cargador abastecido de seis cartuchos útiles, además de 350 pesos.
Cuarto delito. Uno de los “ex” policías detenidos se llama Jorge. Le apodan “El fantasma”. Fue comandante de la Policía Municipal en Coyutla y ahora, dijeron, trabaja de policía en Puebla. El otro se llama José y fue comandante policiaco en Mecatlán.
Quinto delito. La hoja de servicios de ambos policías está manchada por otros delitos. Secuestradores en el Totonacapan. El último plagio fue de un profesor. El penúltimo, una enfermera.
El horror. El miedo. El temor. ¡Vaya antecedentes de policías que están o estuvieron a cargo de la más alta responsabilidad del Estado de Derecho como es garantizar la seguridad en la vida y en los bienes!
En el boletín omitieron precisar el tiempo, ajá, que tenían como ex policías.
DOS. Más narco/policías
Mal karma, pésima vibra:
A: Once policías de Catemaco, detenidos. Todos, descubiertos en un operativo para rescatar a un secuestrador. Obvio: al servicio del narco jefe de la plaza.
B: Nueve policías de Naolinco, detenidos. Acusados de ligas con el narco. El presidente municipal, “cortándose las venas por ellos”. Son buenos policías. Egresaron de la Academia de Policía. Aprobaron el examen. Y lo aprobaron ahora con la yunicidad.
TRES. Miedo y terror a policías
La fama pública sigue vigente:
Si en una banqueta de la calle miras venir a un policía y en la otra banqueta a un ladrón, millón de veces preferible seguir caminando en la banqueta del ladrón.
El ladrón, por ejemplo, roba y huye, y el policía, roba, madrea, te acusa de ofensas a la autoridad, te detiene y te lleva a la barandilla y te encarcelan.
Y es que por más y más intentos anunciando la purificación de la policía, por desgracia para el ciudadano común y que todos los días vive con absoluta sencillez, todo sigue igual o peor.
El colmo:
Mientras en el penal de Pacho Viejo hay diecinueve jefes policiacos y policías detenidos acusados de desaparición forzada en el sexenio anterior, en la sierra de Papantla dos “ex” policías son capturados por traficar con bolsitas de marihuana.
Se ignora si ellos mismos serán los dueños del negocito, o por el contrario, son simples “halcones” de los carteles que venden y/o distribuyen la mercancía.
Ninguna posibilidad, entonces, de confiar en la palabra oficial que cacarea un mundo nuevo.
TRES. El beneficio de la duda, ajá
Lo peor:
En el bienio que corre, 8 policías detuvieron a un joven en Córdoba y días después su cadáver apareció flotando en el río Blanco.
En Río Blanco hubo fuego cruzado entre malandros y policías y dos niñas, Nefertiti y Grecia, murieron, y luego enseguida se afirmó que también eran sicarias.
Y en Medellín, tres agentes de Tránsito asfixiaron a un taxista.
Se dirá, entre otras cositas, que “una golondrina rara, excepcional ocasión anuncia el verano”.
Y más porque las corporaciones policiacas de Veracruz están integradas por más de veinte mil elementos.
Quizá.
Pero…, y más allá del beneficio de la duda, permean más en el ánimo social tales acciones, sembrando la duda de si el resto de los elementos son iguales.
Y más, cuando como en el pasado reciente, los jefes policiacos y una parte de los policías, aliados con los carteles, desaparecían a personas y las asesinaban y sepultaban en fosas clandestinas, los casos más sonados en el terreno anexo al fraccionamiento “Colinas de Santa Fe”, en el puerto de Veracruz, los 5 chicos levantados en Tierra Blanca, los tres jóvenes desaparecidos en Papantla y el caso del cantante de La Voz México, Gibrán.
El peor de los mundos: la versión de la Fiscalía azul de que en 55 municipios de Veracruz hay fosas.
CUATRO. La rana y el alacrán
El miedo y el pánico ciudadano a los policías recuerdan la fábula de la rana y el alacrán.
El alacrán pide ayuda a la rana para cruzar el río. La rana se resiste. El alacrán insiste y la convence.
Y cuando ya pasaron la mitad del río y se acercan a la otra orilla, el alacrán la pica. La rana le pregunta por qué la picó si lo ayudó a cruzar el río. El alacrán responde con su filosofía bíblica, cinismo y desparpajo:
–Es mi naturaleza. Soy así.
CINCO. El día cuando lloró Jaime Téllez
Desde el lado oficial se anuncian sueldos fabulosos para los policías.
El Mando Único.
La coordinación del Estado y Municipios para un buen gobierno.
Pero remontar la fama pública de los policías en menos de dos años está en chino.
Y dados los sexenios que llevamos se trata de un desafío gigantesco, descomunal, que implica varios gobernadores, de igual manera que la cruzada, por ejemplo, para desterrar “la mordida”.
¡Felicidades! Tres policías jarochos fueron premiados porque descubrieron su vocación de parteros.
¡Vaya!, hasta el secretario de Seguridad Pública lloró en la ceremonia de tanta felicidad.