Ocurrió el domingo a la noche. El acusado es empleado de Metrovías y su pareja era policía. Una de las víctimas era un bebé por nacer. Su madre sobrevivió al ataque, pero está muy grave. Al agresor lo atraparon cuando intentaba escapar a Córdoba.
Un raid de locura, una noche de horror y un crimen múltiple al que todos llaman “la masacre de Hurlingham”. El domingo a la noche, Diego Loscalzo -el “Chino” como lo conocían sus vecinos- asesinó a su pareja Romina Maguna y mató a otros cinco familiares. Fueron dos ataques brutales, que se concretaron en menos de media hora. Luego inició una fuga en micro hacia Córdoba, pero casi 14 horas después de los crímenes, fue atrapado en Río Segundo. El dato por el que cayó surgió por la intervención de su celular.
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El agresor ya le había robado el arma a su pareja el año pasado
La primera de sus víctimas fue su pareja, Romina Maguna (36), una agente del Comando de Patrullas de San Isidro con quien tenía una relación hacía al menos tres años. Los vecinos cuentan que la discución se generó luego de que ella escribiera en su perfil de Facebook un mensaje en el que recordaba a su antigua pareja, que murió hace 10 años y quien era el padre de sus dos hijos. Ayer el posteo seguía en su perfil, pero los investigadores aún no determinaron si fue determinante en el conflicto. La pelea, cuentan, fue subiendo de tono, hubo gritos, golpes y en medio de la disputa, él le quitó a la mujer su arma reglamentaria y le disparó. Fueron cuatro balazos en el pecho. Murió en el acto.
Fue entonces cuando su hermana Vanesa Maguna (38), que vivía en la planta baja de la misma casa -en la calle Cañuelas 2056, de Hurlingham- quiso defenderla. Loscalzo la asesinó de siete disparos. Después baleó a una amiga de la familia, Cinthia López, que se encontraba de visita y también al esposo de Vanesa, Darío Díaz (34), que también falleció ahí.
Uriel (11), hijo de Romina y testigo de todo, escapó y cruzó hasta la casa de un vecino a esconderse. “Golpeó la puerta y lo hice entrar rápido porque pensaba que los estaban asaltando, pero entonces me contó lo que pasaba en realidad”, contó Marcelo Ochoa -el vecino- a Clarín. El hombre fue el primero en dar aviso a la Policía a las 22.30: “Primero escuché los disparos y un rato más tarde el golpe de la puerta. Todo pasó en menos de media hora”, dijo.
Luego se enteraría que la matanza de Loscalzo continuó. El asesino, con sangre fría, planeó cómo seguir con el horror: tomó su moto, recorrió 25 cuadras y se dirigió hasta la casa donde vivían su suegra, su cuñado y la pareja de este. No entró a la casa, sino que se quedó en la esquina de Beethoven y Schubert y los llamó por teléfono con un engaño: les dijo que Romina había tenido un accidente y que la estaba por llevar al hospital.
Cuando todos salieron en un Renault 19, Loscalzo los cruzó con la moto. Primero mató a José Maguna (34), se acercó hasta el interior del vehículo y les disparó a su suegra, Juana Paiva -de unos 60 años, que moriría 3 horas más tarde en el hospital- y por último baleó a Mónica Lloret (36) y embarazada de 9 meses, que tenía fecha programada para su cesárea durante el día de ayer. El bebé, que se iba a llamar Mateo, murió y la mujer permanece internada en grave estado. Según el último parte, anoche estaba en terapia intensiva y con “inestabilidad hemodinámica”. La otra hija de la pareja, de 12 años, que también estaba en el coche, fue herida, pero está fuera de peligro.
Los primeras pericias determinaron que realizó al menos 19 disparos y que usó dos tipos distintos de balas. Así se determinó que durante el ataque debió recargar el arma: la Bersa Thunder Pro, calibre 9 milímetros, que le sacó a su pareja tiene una capacidad máxima de 17 proyectiles.
Después de esa masacre, Loscalzo escapó. Su moto apareció en Lugano, cerca de la casa de su madre. Ahora se investiga si él mismo fue hasta allí o si tuvo un cómplice que la llevó para despistar a los investigadores, que desplegaron un operativo de búsqueda en la zona. La Policía rastreó y pinchó su celular, y a través de escuchas descubrió que tenía un boleto para irse a Córdoba desde Retiro. El hombre cambió el chip del teléfono y se produjo una “ventana temporal” en la que le perdieron el rastro. Pero poco después confirmaron que había tomado un micro de la empresa Urquiza. En la terminal llamó la atención que llegara a último momento, solo y sin equipaje. Y durante el viaje, contaron otros pasajeros, se tapaba la cara y se mostraba nervioso. La Policía se contactó con el chofer para monitorear el recorrido y con esa información decidieron el momento para interceptar el ómnibus.
En la localidad de Río Segundo los oficiales lo detuvieron. Primero Loscalzo intentó taparse el rostro con una campera de cuero marrón y luego se ocultó adentro del baño del micro, donde intentó tirar sus documentos. No tuvo escapatoria y al final lo capturaron. Ya detenido, pidió quedar en Córdoba y ser juzgado allí. Dijo que tenía miedo de volver, porque su pareja era policía bonaerense y tenía “miedo a represalias”. Hoy será traladado a Buenos Aires.
con información de http://www.clarin.com/sociedad/masacre-hurlingham-mato-mujer-familiares-quiso-huir-cayo-celular_0_rkCIfiIdg.html?link_time=1486432337#utm_medium=Social&utm_campaign=Echobox&utm_source=Twitter&utm_term=Autofeed