México.- El ataque al corazón es una de las causas de muerte más comunes en todo el mundo, esto debido al estilo de vida y la alimentación poco balanceada que se hace como rutina.
Los alimentos son la primera estrategia para evaluar en cuanto a las maneras de prevenir un ataque al corazón, las grasas, el colesterol, el azúcar y el exceso de sal son alguno de los elementos que pudieran ocasionarlo.
Además el estrés es adicional pero no menos importante como causal de un ataque al corazón, este elemento es uno de los más importantes cuando de insuficiencia cardíaca se refiere, estos síntomas aparecer con antelación considera antes de manifestar alguna molestia al musculo.
La falta de aire ocasiona que los pulmones al no obtener oxígeno suficiente no trabaje de manera adecuada, el organismo funciona de manera paralela, es decir cada órgano del cuerpo tiene una función que cumplir para darle cabida a otro órgano efectuar su función acorde a lo que corresponde.
Para que esto ocurra es necesario que todos los sistemas estén en perfecto funcionamiento de modo que si uno tiene alguna falla pueda ser respaldado por el otro.
Así como el exceso hace daño al organismo, también la baja ingesta de sal puede aumentar un ataque cardíaco sin previo aviso.
Tener la sensación en el cuerpo de gripe o resfriados puede ser signo de un ataque al corazón, ingerir chocolate diariamente en cantidades moderadas podría reducir los riesgos.
Asimismo la presión en el pecho, aunque por lo general las personas al tener esta sensación lo relacionan con cualquier otra situación, no debe descartarse la posibilidad de un ataque al corazón.
La debilidad es un síntoma que podría estar avisando que algo anda mal en el organismo y que en un futuro se podría generar un ataque cardíaco, esta debilidad se da cuando las arterias están estrechas y el fluido de sangre es mínimo y la circulación disminuye considerablemente.
A propósito de ello es relevante destacar que los sudores fríos y mareos afectan al flujo sanguíneo, así como la fatiga produce cansancio y somnolencia son consecuencias de la reducción de sangre en las arterias.