Staff / CONACYT
CDMX.- Investigadores de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) lograron crear una vacuna contra la amibiasis usando una proteína quimérica de la amiba que, luego de ser procesada, ayuda a activar el sistema inmunológico del huésped. Cuando es aplicada, su blanco de ataque son los macrófagos, las células B y las células T, a fin de que procesen dicha molécula y generen una gran cantidad de anticuerpos.
La vacuna actuará cuando una persona ingiera la amiba, lo que le permitirá atacarla más rápidamente y eliminarla de su organismo.
“Recientemente, con la cuestión de la epidemiología, se hicieron estudios más amplios, cuando se empezaron a hacer las seramebas, se describió que en varios estados había hasta 20 a 30 por ciento de positividad de la población al antígeno Entamoeba histolytica, o sea, que es una enfermedad endémica en el país”, señaló Javier Ventura Juárez, responsable del Laboratorio de Ciencias Morfológicas de la citada universidad y uno de los autores de la vacuna.
En el proyecto colaboró el doctor Roberto Montes de Oca Luna, de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), quien posee experiencia en el diseño de vacunas para Mycobacterium tuberculosis y cánceres asociados al virus del papiloma humano. Las estrategias usadas para diseñar tales vacunas fueron las mismas que se aprovecharon para generar la de Entamoeba histolytica.
“Con las modificaciones que tiene esta proteína, se fuerza a que todas las proteínas, cuando son administradas, tanto proteínas recombinantes o mediante un vector viral, sean mejor procesadas por las células del sistema inmune. Al estar reconociendo de mejor manera cada una de las partes de esa proteína para entrenarse, para cuando haya una exposición, el sistema inmune puede reaccionar más rápido e impedir la colonización de la amiba”, refirió el profesor Daniel Cervantes García, también miembro del proyecto de la UAA y profesor investigador de Cátedras Conacyt.
Actualmente, los investigadores realizan experimentos relativos al desarrollo histopatológico de la amibiasis en humanos, como el estudio en hígados de pacientes con absceso hepático o con colitis amebiana fulminante. A partir de ellos, pudo describirse lo que se presenta en la histopatología de los pacientes.
“Se sabe que ya varios antígenos han sido ensayados para ser empleados como vacunas contra la Entamoeba histolytica, pero el enfoque que se le dio fue un tanto distinto”, resaltó.
El equipo de expertos propuso crear una vacuna con diseño “inteligente”, utilizando herramientas como la ingeniería genética y biología molecular, pues con estas se podrían aprovechar ciertos antígenos que contiene la Entamoeba histolytica, para posteriormente fusionarlas con otras secuencias bacterianas que poseen la capacidad de incrementar las respuestas inmunes.
Lo anterior llevó al diseño de un gen que se colocó dentro de una célula productora, para lo cual se seleccionó una levadura llamada Pichia pastoris, bajo el supuesto de que las glicosilaciones agregadas por esta última mejorarían las respuestas inmunes de esta proteína recombinante.
Con base en estudios previos sobre elaboración de antígenos como vacunas, se seleccionó la proteína Gal/GalNAc, que contiene partes más inmunogénicas que otras y es la que más se ha caracterizado al respecto. Para corroborar tal información, los científicos accedieron a la base de datos del Centro Nacional para la Información Biotecnológica (NCBI, por sus siglas en inglés), analizaron la secuencia de Gal/GalNAc y comprobaron que el aminoácido LC3, mencionado en el estudio, era el más inmunogénico.
“Una vez que obtuvimos el fragmento que consideramos más inmunogénico, hicimos la fusión, lo que es el diseño de ingeniería genética. Todo eso se hizo a partir de buscar en el NCBI los genes que nos interesaban, hacer fusiones, la bioinformática como tal, infectarles sitios de restricción, sitios importantes que nos puedan servir para obtener una proteína producida por un sistema heterólogo”, subrayó.
Sandra Luz Martínez Hernández, estudiante de doctorado en ciencias biológicas y también autora de este avance, detalló que una vez caracterizada la vacuna, el equipo realizó ensayos de inmunización con el antígeno, probando diferentes dosis en animales, para identificar aquella que denotó una mejor respuesta. Tomando los resultados obtenidos, se sintetizó un suero inmune y otro preinmune para compararlos entre sí.
Finalmente, el principal resultado fue el crecimiento de la respuesta inmunitaria. Es decir, si la persona carece de anticuerpos suficientes, se introduce el antígeno y comenzará a responder al mismo notando un aumento en el número de anticuerpos.
Vía: Agencia Informativa CONACYT