Por Ing. Rosendo Valdéz.
México.- La política de López Obrador conlleva la intención de que México adquiera, asuma, o recupere la posición relevante de líder de América Latina.
Evidentemente, esto a algunos intereses extranjeros no les conviene, sobre todo los intereses oligárquicos de los Estados Unidos de Norteamérica liderados por las familias más ricas de esa nación. Como los Vanderbilt los Rothschild, los Morgan, y otros, cuyos intereses fundamentales radican en el capital económico, no en el capital humano. Su postura es entendible, podremos no estar de acuerdo pero es algo que existe queramos o no, estemos de acuerdo o no.
Cómo se gesta el enfrentamiento entre el capital y el humanismo. Recordemos que la Guerra de Secesión de los Estados Unidos tuvo como trasfondo aparentemente la industrialización contra la esclavitud. En realidad estaban compitiendo intereses económicos, los más fuertes, que en el futuro inmediato parecía indicar que el argumento más débil era el de la esclavitud. Esto porque estaba avanzando la conciencia social de la humanidad en el sentido de acabar definitivamente con la esclavitud. Eso ponía a los estados del Sur de Estados Unidos en una desventaja política y social. Y a la potencia del norte, la reforzaba, sobre todo porque tenían el desarrollo industrial en su máxima expresión enfocado en la construcción de armas modernas. De tal manera que a pesar de que la guerra duró del 61 al 65 del Siglo XVIII, siendo una guerra fratricida fue determinante que, a la postre, los Estados del Norte saldrían triunfadores. Esto hace que el país, ya unificado, se sienta impulsado a considerarse como el que debe regir al mundo. De hecho, su Destino Manifiesto y la doctrina Monroe de “América para los Americanos” conllevaba la clara intención de volverse la policía del mundo, se trataba sencillamente impedir que otras potencias extranjeras se posesionaran o posicionaran de y en territorios de este continente, que sería sólo para ellos.
¿Por qué Belice quedó en manos de una potencia europea? Así como México independiente descuidó el territorio de Texas, Belice fue un territorio descuidado por España durante el virreinato debido a que según creían los colonizadores no había metales preciosos, además los nativos eran grandes guerreros y la selva tropical era casi inexpugnable. Por lo tanto, sólo piratas y corsarios ingleses se apropiaron de la región. Este último hecho provocó numerosos enfrentamientos sangrientos por la posesión de Belice entre la Corona española y la inglesa y más tarde entre esta última y el México independiente. Después de muchas confrontaciones el entonces presidente Porfirio Díaz en medio de la guerra de castas en Yucatán y previendo que los ingleses intervinieran a favor de aquellos decidió entregar Belice a Inglaterra en 1893. Todo este pasaje histórico tuvo como trasfondo –como siempre- la cuestión de intereses económicos.
Pero, de ahí en fuera, todo fue intento de colonización quedó eliminado. Llegado el momento y a través del desarrollo político de México, prácticamente desde el largo período que Porfirio Díaz presidió los destinos del país, siendo un hombre visionario propició el desarrollo económico e industrial a costa de que la parte más vulnerable del pueblo que sufriera la carga generada por el voraz capitalismo. Las haciendas de época Porfirista son un ejemplo claro y definitivo de cómo el capital prevalece sobre la condición humana. Eso se acabó, o al menos, pretendió acabarse con la revolución mexicana, pero luego, al tranzar los nuevos cabecillas con los anteriores continúa la misma historia: El capital pesa más que el humanismo. Con esa misma ideología al terminar la época revolucionaria nace el partido que unifica las distintas corrientes políticas y que durante casi cien años gobierna el país. Aparentemente continúa el crecimiento iniciado por Porfirio Díaz. Lo cual, como ya hemos visto, se trata de que el capital prevalezca por encima de los de los más necesitados, de los más más vulnerables.
Esto me hace remontarme inexorablemente a los motivos de la revolución francesa como una confrontación entre los poderes fácticos contra los desposeídos. En donde, después de la unión de los Estados Generales, la monarquía, la iglesia, y los burgueses contra el pueblo, se incendia el país de Francia. Al final se tuvo como resultado que la estabilización le diera al Napoleón la oportunidad de hacer de Francia una potencia mundial. Y volviendo al tema, México, como líder de Latinoamérica puede adquirir una fuerza moral tan grande que le puede permitir poner condiciones a los poderosos. Evidentemente, a los dueños mundiales del capital no les conviene tener alguien que le rasque las costillas y van a invertir recursos tanto económicos como materiales e ideológicos para tratar de revertir esta situación. Es de esperarse que la gente que se puede identificar como ultraderecha desde México le va a hacer el caldo gordo a las potencias extranjeras para minar las bases del nuevo Estado que está pretendiendo formar este gobierno federal apenas a veinte años de iniciado el siglo XXI. Nos toca a los mexicanos que podemos llegar a pensar, enfocar nuestra voz y nuestra opinión en fortalecer esta intención de este gobierno para que pueda adquirir piso firme y logre, entonces sí, negociar de tú a tú con los poderosos, con las grandes potencias del mundo a efecto de que la revolución social que supuestamente se inició en 1910 sea culminada en el tiempo en que los adultos mayores podamos llegar a ver en beneficio de los más necesitados. Nuestros nietos se lo agradecerán.
Para terminar, porque el espacio se nos termina, así como la potencia del norte se apoya en “Remember the Alamo” recordemos la frase de lucha de Zapata “Tierra y libertad”. Eso nos lleva a pensar también en una de las frases de Jesús, el llamado el Cristo, Aquel que establecía que “primero los pobres”. Así pues, cada quien piense lo que quiera y actúe como quiera, pero cuando menos muestren el amor a la Patria; y quienes tienen el poder no la vendan al mejor postor.
