Seis migrantes fueron asesinados y 12 más resultaron heridos en un incidente violento ocurrido el 1 de octubre en Chiapas, donde miembros del Ejército Mexicano abrieron fuego contra una camioneta que transportaba a migrantes en la carretera Villa Comaltitlán—Huixtla. En total, 33 migrantes de diversas nacionalidades se encontraban en el vehículo.
Según la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el ataque se desencadenó tras una supuesta evasión de los vehículos ante un patrullaje militar. Al acercarse al vehículo para realizar una inspección, los soldados afirmaron haber escuchado detonaciones, lo que los llevó a disparar.
Los migrantes, entre ellos egipcios, nepalíes y pakistaníes, fueron encontrados en la camioneta, que, según los militares, era del tipo utilizado por células criminales en la zona. Cuatro migrantes murieron en el lugar de los hechos, mientras que dos más fallecieron en el hospital, incluyendo a:
– Selvia Saad Salah Medel, 18 años, Egipto
– Neima Navil Farag Zakher, 42 años, Egipto
– Un ciudadano de Perú (nombre no especificado)
– Tres personas de nacionalidad árabe (sin nombres especificados)
La Sedena informó que los dos militares implicados en el ataque fueron separados de sus funciones y que la Fiscalía General de la República (FGR) ha abierto una investigación sobre el incidente. La Fiscalía Militar también revisará los hechos, y se ha establecido coordinación con las embajadas para asistir a las víctimas y familiares de los migrantes.
Ante la tragedia, el gobierno de Perú confirmó que una de las víctimas era peruana y exigió al gobierno mexicano una investigación exhaustiva. La situación ha generado indignación y preocupación por la seguridad de los migrantes en la región, en medio de un clima de violencia que afecta a quienes buscan refugio y mejores condiciones de vida en México.