Por: Roberto POLO | El Piñero
Tuxtepec, Oaxaca.– Tuxtepec, municipio de Oaxaca que colinda con el estado de Veracruz, se ha convertido en una zona prohibida para extranjeros de Centromerica que buscan pisar suelo de Estados Unidos para progresar. Aquí, han confirmado pobladores a El Piñero Periodismo y Debate, los persiguen, los cazan y los golpean.
Aunque la población ha denunciado con insistencia los casos de abuso policíaco en agravio de migrantes, este se mantiene como una práctica natural que fuerzas federales realizan cuya misión es frenar su tránsito y expulsarlos del territorio mexicano.
En Las Delicias, una pequeña localidad de Tuxtepec que no rebasa los ochocientos habitantes, existe temor y preocupación a causa de los operativos antimigrantes ya que cada vez se tornan más violentos. Y esto, lejos de brindar aires de seguridad, genera miedo e incertidumbre en la población.
Acudimos a Las Delicias luego de que la población pidiera la intervención de El Piñero a fin de que se sepan los excesos y la situación que hoy priva de tránsito seguro a cientos, miles, de extranjeros a su paso por la Cuenca del Papaloapan, ya sea a bordo del tren carguero conocido como “La Bestia” o caminando.
Para Don Carlos, con más de veinte años de residencia en Las Delicias, el trato que reciben los migrantes por autoridades federales es inhumano; “los corretean y hacen mucho desastre con ellos (…) causan desastre en los sembradíos de caña, tumban las cercas de los predios con vehículos todo terreno, hacen mucho desmadre aquí”, refiere.
“Si los van a agarrar, que los agarren humanitariamente, pero no, aquí hay detonaciones de armas de fuego y violación a todos los derechos humanos que tienen”.
También, precisa que en el marco de las persecuciones, muchos migrantes irrumpen en los hogares de la Delicias para evitar sus detenciones. Por ello ha lanzado un enérgico llamado a las autoridades de los tres niveles de gobierno para que su actuación no vulnere sus derechos humanos.
Por su parte, Enrique Barranca Reyes, un ciudadano preocupado por la situación que enfrentan quienes se ven forzados a exiliarse de sus países, condena la manera en que las fuerzas federales se conducen para atraparlos. “No se vale que los anden correteando (…) porque cuando andan por acá los maltratan, ahí va la pobre gente corriendo y brincándose de modo de poder avanzar a buscar el sueño americano (…) no me gusta cómo los maltratan”.
De la misma manera, confirma que los centroamericanos irrumpen en los hogares de “Las Delicias” cada vez que se activan operativos para detenerlos. “Ellos andan buscando la manera de esconderse (…) inclusive andan corriendo y metiéndose en los sitios (…)
Señala que en los operativos, la policía detona sus armas para espantarlos, a sabiendas de que muchos viajan acompañados de niños, a quienes exponen al correr y brincar las cercas con alambres de púas.
Lauteria Cano Carmona ha sido testigo de las vejaciones de las fuerzas federales, quien explica cómo las mujeres migrantes han sido víctimas de abuso sexual y cómo, debido a la situación de alto riesgo que sufren, han tenido que parir y seguir sus rutas, evadiendo todo operativo que se topan en el camino.
“Veo cómo Migración agarra a los migrantes, cómo desbaratan las cercas de los potreros (…) no es justo, ya la gente no está de acuerdo en tolerar esto (…) han agarrado a mujeres, y no nada más las detienen, sino también las esculcan, cometen abuso sexual (…) hubo un caso de una señora que venía con una jovencita, las agarraron, que es eso de estar agarrándolas (…) aquí vemos todo lo que les hacen a las mujeres, se han caído, se han quebrado las piernas, los pies”.
Como ejemplo de la tensión que sufren las mujeres migrantes al ser blanco de operativos en su contra, Lauteria recordó la ocasión en que una mujer dio a luz en un potrero, cerca del panteón de Las Delicias. “Ahí tuvo a su bebé, ¿Cómo le hicieron?, no sé, pero un vecino de la comunidad llevó trapos para que lo enrrollaran y siguieran su trayecto, huyendo de las autoridades”.
Igualmente, confirma que a balazos es la práctica recurrente de las autoridades para frenar y detener a los migrantes. “Han hecho detonaciones en la vía para que los migrantes no corran (…) me tocó escuchar de las voz de un migrante que a él ya lo detuvieron dos veces (…) y que por cada migrante detenido, Migración ofrece a los policías mil pesos (…) y aquí agarran a un montón”.
Un ciudadano que omitió revelar su identidad pero que ha sido testigo de la brutalidad policíaca y del Instituto Nacional de Migración (Inami) sostuvo que los operativos no sólo afectan a la comunidad migrante, sino también a quienes residen en Las Delicias.
Él, revela, ha sido testigo de las agresiones y de las irrupciones en potreros donde se cometen salvajes ataques en contra de quienes ya no se les permite atravesar el país y que son cazados para retornarlos a sus países de origen.
Una voz femenina, además de reconfirmar la preocupación que se vive en Las Delicias, nos asoma a una realidad en la que las autoridades no quieren ocuparse, por el contrario, pareciera una oportunidad para beneficiarse a costa de la desgracia de quienes huyen de la pobreza y violencia que se vive en sus países de orígen.
Lo que sucede en Las Delicias, una comunidad alejada de la urbanización y que enfrenta amplias carencias sociales, no le interesa a ninguna autoridad. No hay documentación pública de atención a migrantes ni mucho menos de justicia, esa que hoy exigen voces inconformes con la situación descrita.
