Jaime GUERRERO
Oaxaca.- El endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos perfila a Canadá como uno de los países hacia donde podría crecer la migración de las y los oaxaqueños y los que tenían contemplado cruzar de manera ilegal hacia el vecino país del norte, reajustaron sus planes y a través de contratos temporales se han ido hacia Canadá al trabajo en campo y en empresas.
En tanto, el gasto de la población inmigrante en Estados Unidos se ha reducido al menos en un 20 por ciento para destinarlo al ahorro que les permita enfrentar una posible deportación.
Astrit Neri, es madre de un niño de dos años y una niña de cinco, hace una semana su esposo partió hacia Canadá contratado para empaquetados de frutas a través de un programa del gobierno de aquél país.
Hasta antes de la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, el objetivo de la familia era cruzar hacia EU “para tener una mejor calidad de vida”. Sin embargo la persecución del presidente norteamericano en contra de los inmigrantes obligó a un replanteamiento.
“Por ahora él (su esposo) se fue solo hacia Canadá, va a estar tres meses y vendrá uno de descanso. Con el tiempo quizá también nosotros nos vayamos, aquí no encontramos un empleo que nos permita construir un patrimonio”, indicó Astrit.
La migración hacia Canadá ha sido constante desde los años sesenta y se incrementó con la firma del Tratado de Libre Comercio en 1994, acuerdo que proponía estrechar lazos culturales, sociales y empresariales entre Canadá, México y Estados Unidos, así como facilitar el traslado temporal de profesionistas entre estos tres países de Norteamérica con su Visa NAFTA.
La Secretaría de Relaciones Exteriores informó que, en el 2015, mil 540 campesinos oaxaqueños fueron canalizados a través del Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales (PTAT) para su colocación en un trabajo formal en Canadá.
La Secretaría de Relaciones Exteriores indica que casi medio millón de mexicanos han vivido de manera transitoria en Canadá desde 1980 bajo diferentes programas de residencia temporal, 56 por ciento de ellos en la categoría de trabajadores agrícolas, 20 por ciento como trabajadores externos en otros rubros; 13 por ciento como estudiantes, cifra que año con año se engrosa, principalmente en educación básica y media, y 11 por ciento por causas humanitarias o como refugiados.
1 mil 540 oaxaqueños viajaron a Canadá en el 2015 como jornaleros agrícolas a través de programa PTAT
En tanto, Arturo Aguilar, integrante de la comunidad restaurantera en Los Ángeles California, reportó que el gasto de la población inmigrante en Estados Unidos se ha reducido al menos en un 20 por ciento para destinarlo al ahorro que les permita enfrentar una posible deportación.
Indicó que esta situación está impactando principalmente en los ingresos del comercio de la comunidad latina.
“Los consumidores, los paisanos están contrayendo su gasto tratando de ahorrar lo más que se pueda por cualquier situación, se están preparando. Muchos negocios estamos pasando por caída de ingresos. La gente no viene como venía antes también por el temor de ser detenidos en las redadas”, señala.
Y es que los decretos publicados por el Departamento de Seguridad Nacional, establecen que todo el que haya violado las leyes de inmigración es susceptible de ser detenido y, en último término, deportado.
Arturo Aguilar podría encontrarse dentro de éste criterio toda vez que aún cuando reside en Estados Unidos desde hace más de 28 años, no está legalizado.
“Yo salí de Oaxaca buscando una nueva vida. Al llegar a este país empecé desde abajo; vendiendo paletas, frutas en la calle y la panadería, oficio que tengo desde Oaxaca”, explicó.
Hace 17 años instaló una panadería en donde se elabora el pan tradicional de Tlacolula, Miahuatlán, así como otros característicos del Valle de Etla. El éxito de éste le permitió abrir dos panaderías más, un restaurante y carnicería
“Este es un país que nos abrió las puertas, nos dio oportunidades, desafortunadamente en últimas fechas se ha complicado poder seguir manteniendo este sueño”, indicó.
El hombre ahora de 56 años de edad es originario de San Juan Teitipac, Tlacolula. Aunque afirma que desearía regresar a su tierra, no lo contempla como una posibilidad inmediata debido a que sus hijos e hija, así como nietos son ciudadanos norteamericanos.
“Yo me estoy preparando ante una posible deportación, independientemente de que haya una posibilidad, yo seguiré luchando por mantenerme aquí. Se puede abrir una oportunidad de estar en el país”, confesó.