Luis Velázquez/ Escenarios
20 de marzo de 2019
UNO. Estilo de ejercer el poder
¡Bendito chamán del pueblo!
Una diputada local, de MORENA, declara que su familia es honorable para rechazar el nepotismo ahora cuando la semana anterior en la cancha pública expusieran un listado gigantesco de la parentela en la nómina en el tiempo de la república amorosa y la Cartilla Moral.
Otro diputado, también de MORENA, pavonea, igual que José López Portillo, “el orgullo de mi nepotismo!
Una secretaria del gobierno de Veracruz revela que buscó entre los profesionales de Veracruz para nombrar al jefe Jurídico y de Amparos de su dependencia y solo encontró a su hija, y ni hablar, para adelante.
Se trata del nuevo estilo de ejercer el poder y gobernar.
Pero más todavía:
He ahí el resultado específico de la nueva sociedad política y moral y ética y “el hombre nuevo” de México, quizá del país, que busca por decreto la Cuarta Transformación.
Desde Veracruz haciendo juntos historia, “en un solo haz de voluntades” como expresaba el discurso priista de sus mejores tiempos en la primera década del siglo pasado, cuando, y por ejemplo, fundaran al partido abuelito del tricolor, el Partido Nacional Revolucionario.
DOS. Heredar el poder
El politólogo Ramón Benítez interrelaciona el pasado con el presente que así lo percibía el topo de Carlos Marx, el animalito con el que emblematizó el fenómeno político.
Antes, en el siglo anterior, por ejemplo, cuando los priistas en el poder, el nepotismo adquirió derecho de nacionalización, pues ya en el relato bíblico los padres, jefes tribales, heredaban el poder a los hijos, incluso, hasta por 30, 40, 50 años, según el término de vida.
Entonces, en otras dependencias los titulares recomendaban a sus hijos con los amigos y cuates y lo que originó el concepto gramatical del amiguismo y el cuatismo, con vida eterna los tres, así se trate de un gobierno priista, panista, perredista, morenista, petista, verde, etcétera.
Ahora, y como en el caso de la secretaria del gabinete legal de Veracruz, el nepotismo en la misma dependencia, aun cuando otros en la SEFIPLAN y otros más en las secretarías de Salud y de Educación y en el DIF y en la LXV Legislatura.
Por fortuna, la Contralora ha abierto la puerta y reveló que andan tras las pistas del nepotismo para aplicar la ley con firmeza y esperan que algún ciudadano con fervor cívico interponga las denuncias correspondientes para aplicar la ley.
TRES. Utopía fracasada
Regis Debray, el intelectual francés que acompañara a Ernesto “El che” Guevara” en su aventura boliviana, decía que “el socialismo nunca inaugura un nuevo tipo de político y los usos del poder no cambian en el nuevo sistema económico” (Fabrizio Mejía, Proceso 2200, Un primero de enero).
Cierto, Pero al mismo tiempo, la búsqueda del “hombre nuevo” es inacabable, como cada mañana, y por ejemplo, la predica AMLO en su rueda de prensa con su discurso, más que político, evangélico.
Tomás Moro murió soñando con la Comuna. José Vasconcelos murió soñando con “la raza cósmica”. Adolf Hitler mató a su esposa, Eva Braun, y se pegó un tiro cuando advirtiera el fracaso de su raza pura. Emiliano Zapata fue emboscado en la hacienda de Chinameca sin alcanzar su utopía campesina. Lenin y León Trotsky murieron sin lograr la revolución obrera. El mismo “Che” Guevara fue asesinado soñando con muchos Vietnam en América Latina. Jesús, vaya, fue crucificado en el Gólgota tratando de crear la república amorosa del mundo.
Es la búsqueda del hombre nuevo.
Un país, por ejemplo, y entre otras cositas, sin nepotismo, amiguismo ni cuatismo, algunos de los peores males del panismo y el priismo.