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MORENA en Veracruz crece, imparable, pelea estelar 2018

El Piñero

Luis Velázquez

 

PASAMANOS: El 4 de junio fue la primera vez que MORENA contendió en las urnas en Veracruz. Fue por las alcaldías. Y sus victorias se ubican en su feudo tradicional, las zonas rurales. Insólito, descarriló a los otros partidos en algunas cabeceras urbanas fuertes y poderosas. Poderosas, por la población y el alto presupuesto público a ejercer.

En las regiones indígenas sus victorias fueron en Atlahuilco, Chinampa de Goroztiza, Huiloapan, Mixtla (el municipio más pobre y jodido del país), Moloacán, Texhuacan, Xoxocotla y Santiago Sochiapan.

Y en las zonas urbanas: Jalapa, la capital “y la joya de la corona”, Coatzacoalcos, Minatitlán, Jaltipan, Emiliano Zapata, Poza Rica, Río Blanco y Agua Dulce.

Un buen resultado, digamos, con todo y que el año anterior con Cuitláhuac García de candidato a la gubernatura obtuvieran doscientos mil votos más.

Desde luego, si se considera la expectativa levantada les fue mal, pues sus elites consideraban que ganarían unas ochenta. Se quedaron en dieciocho.

Pero dado fue la primera participación en la jornada cívica, el resultado alentó bastante a “El peje” que se sintió contento y satisfecho con el coordinador de MORENA, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, y sus alfiles, entre ellos, los más visibles, Rocío Nahle, futura candidata al Senado, y Cuitláhuac García, otra vez inminente candidato al trono imperial y faraónico.

Mucho, desde luego, han de trabajar y estar con la lámpara votiva de Diógenes para evitar desaguisados.

Y es que luego de los casos de Sebastián Reyes y Eva Cadena, el par de diputados en el carril del descrédito (el primero, además, panista transfigurado), han de tener mucho más cuidado, más allá, incluso, de “La tómbola” que significa su gran descubrimiento democrático para elegir el año entrante a los candidatos a diputados locales y federales y a senadores de la república.

 

BALAUSTRADAS: Si el feudo de MORENA está entre los indígenas ha de referirse que en Veracruz hay unos cien municipios donde predominan las etnias habitados por un millón de habitantes.

Y de los cien, el partido de AMLO sólo quedó con ocho, en tanto en la zona urbana con nueve.

Se ignora si el resultado alentaría la posibilidad de que impactaran más en las ciudades que en los pueblos indígenas y campesinos.

Y por tanto, han de encenderse las farolas porque el balance es desfavorable.

Y más, cuando “El peje” ha recorrido el país privilegiando su trabajo entre los hombres del campo, los mismos indígenas y campesinos que desde el siglo pasado le sirvieron de escuderos en las marchas de Tabasco a la Ciudad de México y que tanto lo proyectaron al corazón del altiplano entre las elites políticas.

Tanto que, por ejemplo, de ahí brincó al liderazgo nacional del PRD y luego a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal y después a la candidatura presidencial en dos ocasiones y luego a formar su partido político, a tono, digamos, con Dante Delgado Rannauro con su Movimiento Ciudadano.

En todo caso, si el 4 de junio ganaron ocho municipios indígenas y nueve urbanos, los ideólogos de MORENA en Veracruz habrían, quizá, de moverse en tales vasos comunicantes para levantar mejores posibilidades de aquí al año entrante cuando hacia mediados se efectúen los cinco comicios pendientes.

Entre ellos, la rebatinga por Los Pinos, donde el tabasqueño es mano en todas las encuestas, con todo y que así ha ocurrido en las anteriores y el triunfo presidencial le fue arrebatado, tiempo de Felipe Calderón y tiempo de Enrique Peña Nieto.

El último revés, ya se sabe, fue en el estado de México con la profe Delfina Gómez, donde se impuso el playboy priista, Alfredo del Mazo junior.

 

ESCALERAS: MORENA tiene de su lado el hartazgo social en contra de todo lo que huela a PRI, pues los 85 años de hegemonía tricolor sólo dejaron una estadística infernal, pues seis de cada diez habitantes, dice CONEVAL, están atrapados y sin salida en la miseria y la pobreza.

Pero de igual manera le favorece el desencanto que en seis meses y veinte días ha generado el bienio azul del palacio de gobierno de Xalapa, un desencanto derivado, entre otras cositas, por el más grave pendiente como es la inseguridad, y su hermana gemela, la impunidad, con una Fiscalía que solo sirve para el resentimiento, el odio y la venganza.

Y lo último, el conflicto de intereses con un Fiscal que al mismo tiempo actúa y opera como abogado particular de la llamada dinastía Kennedy del Golfo de México.

El PRD es un cascarón vacío. Se quedó en alianza con el PAN con unos 116 municipios, pero en el imaginario colectivo todo mundo percibe, sabe, huele, está seguro de que el partido azul le abonó el 90 por ciento de los votos. Solito, el sol azteca, es una decepción partidista.

Ya de por sí, la población electoral sabe que la pelea estelar en las urnas se da entre el PAN, el partido en el poder, y MORENA.

Y tal vaso comunicante, buen karma, ha de capitalizarse para llevar el desencanto social hacia la llamada izquierda radical para ver si así el ciudadano común y sencillo pudiera enaltecer su vida y vivir con dignidad.

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